lunes, 17 de mayo de 2010

BUENA SEMANA

Muy Buena Semana:
Ya hasta suena a chunga decir lo anterior, pero créame que es un deseo que esperamos que se haga realidad a pesar de los pesares, aunque sea una fórmula para saludar el tener una semana buena, en lo general, es una necesidad creciente.
Ya pasó lo festivo del mes de mayo, el primero, el cinco, el 10 y el 15, con asuntos importantes que se pierden en el torbellino publicitario que nos quieren hacer gastar lo que no tenemos. Están los procesos electorales, algunos menos pacíficos y sangrientos que otros, pero todos, mostrando el hartazgo con todos los partidos y cebándose con los que pierden posiciones de manera acelerada, que no han sabido gobernar diferente, que no han sabido deshacerse de los oportunistas, de los que llegan a servirse de los dineros públicos hasta para amueblar su casa. Tampoco hay que perder de vista que hay que seguir bordando en la educación y sus efectos.
Vamos a los temas y su reflexión, hoy, es el día internacional contra la homofobia, es el día para pensar en esas cualidades humanas que nos permiten hacer cosas sublimes, por nosotros y por los demás, y también cosas francamente aborrecibles. La homofobia tiene que ver con las inseguridades propias, el ver a alguien que es, se ve o piensa diferente y percibirlo como una agresión personal, al grado de suscitar nuestra intolerancia y nuestro odio para pasar a la agresión directa, ya sea verbal o física.
Entre más acomplejados estamos, más agresivos nos volvemos, no hay de otra. En nuestro estado, el día internacional contra la homofobia tiene una demanda específica, el asesinato hace 5 años, de un activista por la diversidad sexual Octavio Acuña Rubio, que se “resolvió” entre comillas, argumentando un crimen pasional, lo mismo que se hace en todos los crímenes que tienen que ver con este tema. Nunca se reconocen como crímenes de odio porque nuestras policías y procuradurías, a pesar de lo discriminadores que somos todos, no contemplan entre sus hipótesis el que alguien se sienta tan agredido por la existencia de otro, que sea capaz de matarlo aunque no se vea afectado, en realidad, en nada.
Y es que discriminar es una forma de defendernos de los otros, de los que por simplemente estar allí, cuestionan nuestros gustos, nuestra forma de ser, lo que creemos y frecuentemente mal pensamos. Discriminamos a los otros porque son chaparros o altos, gueros o prietos, gordos o flacos, feos o bonitos, o fresas, o emos, o darketos, o viejos, o indígenas, o mujeres, o madres solteras, o diabéticos, o portadores de VIH, o por ser homosexual, o por tener alguna discapacidad física o mental. Como si uno eligiera el cuerpo con el que nace, como si uno viviera o tuviera alguna preferencia nada más para molestar a los demás. En fin, ojalá que los eventos que se hicieron en diferentes partes del mundo, que la atención de los medios de comunicación, sirvan para evitar los odios, las agresiones, las discriminaciones, que todos seamos solidarios con todos, la vida ya es lo suficientemente difícil como para cargarle más broncas.
El otro tema que tiene múltiples cabezas, la inseguridad, la impunidad, la corrupción, la desigualdad, la pobreza. Si usted es de los que está asombrado porque la macroeconomía mexicana se esté comportando más o menos bien, a pesar de que en los bolsillos las cosas no sean tan halagüeñas, la razón ya fue descubierta por nuestros economistas y hasta se comentó en los medios, el crimen organizado le inyecta 40 mil millones de dólares al año a nuestra economía, por eso no se investiga el lavado de dinero, tampoco los enriquecimientos inexplicables legalmente, ni la proliferación de negocios sin importar que tan redituables sean. Ese dinero, producto de actividades ilícitas entra a desarrollos residenciales y habitacionales, a los bancos y casas de cambio, a centros turísticos, a lugares de esparcimientos como los antros, restaurantes, hoteles y todo lo que se le ocurra ahorita.
Pero la noticia no es nueva, hace algunos meses, nada más como ejemplo, en el espacio hermano del semanario Magazine de Querétaro, dábamos cuenta de investigaciones europeas que alertaban sobre el poder de la delincuencia organizada nada más por la capacidad de chantajear a cualquier autoridad legalmente constituida, amenazando con retirar sus capitales de un país o de una región en específico, es tal su caudal y sus ganancias, que son capaces de hacer quebrar países enteros y arrastrar a otros igualmente débiles.
También hablamos, ya de forma reiterada, que la manera en que se estaba atacando a la delincuencia, sin cortar el flujo de recursos, sólo produciría más violencia y más víctimas inocentes. Allí están los titulares diarios, hay más ejecuciones, más levantones, más desaparecidos y ejecutados, más caídos disque en fuego cruzado o por equivocaciones y confusiones. Que las acciones efectivas contra la delincuencia se darían cuando las élites sintieran que se les afectaba directamente, que ese desborde en la actividad de los grupos violentos se volteara contra ellos, está pasando y no se quieren dar cuenta, para ellos se justifican las cosas mientras tengan ganancias económicas, como si el dinero y la riqueza lo fueran todo, ya están viendo que no y están asustados.