viernes, 30 de julio de 2010

ES UN ESCÁNDALO

Tan pronto se conocieron se desataron las críticas, los resultados del examen nacional de conocimientos y habilidades docentes 2010-2011 reflejan sólo una parte del derrumbe del sistema educativo mexicano. Las cifras parecen dejar poco a la duda, según el reporte oficial y atendiendo a los resultados globales, apenas 39 mil 143 sustentantes de un total de 145 mil 983 alcanzaron un desempeño calificado como “aceptable”, en lenguaje común y corriente y para el consumo en los medios masivos de comunicación ese desempeño se tradujo en “aprobado” y constituye el 26.8 por ciento, lo que en automático se convirtió en la nota principal de periódicos y revistas que no dudaron en titular: “73 por ciento de profesores reprobados”.
Sin embargo hay varios factores más que hay que considerar. Primero, que sólo presentaron dicha prueba los que quisieron concursar a una plaza diferente a la que ya tienen o que la tendrán por primera vez, no el total de la planta magisterial que es mucho más numerosa. Segundo, que el desempeño de un docente es imposible medirlo con sólo una prueba escrita dado que su actividad básica es frente a un grupo de alumnos, no sentado en un escritorio y atendiendo preguntas de opción múltiple. Tercero, que dicho examen apenas reconoce tres tipos de resultados: aceptable, elegible (condicionado a nivelación académica) y no aceptable; en este último caso se encuentra apenas el 1.52 por ciento del total. Meter a los elegibles en una inexistente categoría de “reprobados” parece un exceso por evidente falta de precisión.
Quizás un poco más preciso pudiera ser el número o porcentaje de aciertos en dicho examen, aunque también existieron de dos tipos, para docentes en servicio y para los de nuevo ingreso, aunque resulta obvio que un promedio es sólo eso, y que existen resultados individuales distribuidos hacia arriba y hacia abajo del mismo. Pero además, en el caso queretano se le olvidó a nuestra secretaría de educación (por lo menos hasta el miércoles 28 de julio) advertir que nuestro estado ocupa, otra vez, el primer lugar en la tabla que consigna el “porcentaje promedio de aciertos según tipo de concurso por entidad” con un 60.18 mientras que el promedio nacional fue de 54.31. Si sólo atendemos a este indicador, a cualquiera se le puede ocurrir decir que “en promedio” sólo los “concursantes” o “aspirantes” de Querétaro pasaron el examen, porque ningún otro estado tiene un promedio arriba de 60 (el que más se acerca es Colima con el 58.26 y el más bajo es Tabasco con el 47.1).
Hay otras combinaciones que aparecen en las tablas de resultados del informe que comentamos y que si no se saben interpretar pueden dar lugar a percepciones equivocadas, baste lo señalado como ejemplo de que no es fácil llegar a conclusiones si no se toman en cuenta una serie de variables que, por sintetizar la información, se omiten quizás de forma poco responsable.
Pero no todo es tan malo como parece. Apenas va a alcanzar el espacio para contrastar esos datos con los obtenidos en otras formas de evaluación, por ejemplo el “Estudio Internacional sobre enseñanza y aprendizaje de la OCDE” (Organización para la Cooperación y el Desempeño Económico) aplicado a docentes y directores de escuelas secundarias generales, técnicas y privadas de 24 países, mejor conocido como TALIS, nos da a conocer, entre otras muchas cosas, que: “México tuvo el porcentaje más alto de maestros trabajando en escuelas en donde el director reportó los disturbios en clase como un factor de entorpecimiento para la educación, con un 72%. Un porcentaje mayor de maestros reportó llegadas tarde y absentismos (cerca del 80% respectivamente) como un comportamiento importante de los estudiantes que entorpece la calidad de su educación. Maestros mexicanos reportan que el 70% del tiempo de clase se ocupa en la enseñanza y aprendizaje mientras que el 17% del mismo se pierde a causa de las tareas administrativas (media nacional 9%), y el 13% se ocupa poniendo orden en el salón”. Sobre esos factores –trabajo administrativo, principalmente el llenado de formatos que exigen los sistemas de calidad; las ausencias y los retardos de los alumnos; los problemas cada vez más frecuentes de disciplina dentro y fuera del salón de clases—, los docentes tienen poco control. A pesar de lo anterior: “México tiene el porcentaje más alto de maestros entre los países de TALIS, quienes están totalmente de acuerdo en que pueden progresar con los estudiantes más difíciles, y del mismo modo, desarrollar su capacidad para comunicarse con ellos. México también reporta el porcentaje más alto de maestros, después de Noruega, quienes reconocen hacer una importante diferencia educativa con sus estudiantes”, aquí es donde aparece la docencia como una vocación y no sólo como un trabajo que asegure la sobrevivencia económica, aunque también hay inconformidades: “Cuando a los maestros mexicanos se les hizo la pregunta “¿En general estoy satisfecho con mi trabajo?”, respondieron de manera más negativa en comparación con los maestros de los países participantes. A diferencia de algunos de estos países, los maestros en México no relacionan su satisfacción laboral a un tipo específico de confianza en la enseñanza, sino a otros factores tales como: el entorno del salón de clases, las relaciones maestro-alumno y el ser eficiente como maestro. En contraste, por sus percepciones de auto eficacia (haciendo una diferencia en el aprendizaje de los estudiantes), los maestros mexicanos reportaron ser ligeramente más positivos que los maestros en la media”.
Dicen que los maestros mexicanos están mal preparados y que además no se quieren actualizar ni capacitar, TALIS nos dice que: “El porcentaje de maestros mexicanos que reportan haber tomado un curso de desarrollo profesional durante los 18 meses anteriores al estudio es relativamente alto en México (92%, con un promedio del 89% entre los países). México también tiene más de dos veces el promedio de días para el desarrollo profesional entre los maestros de TALIS (34 frente a 15 del promedio del TALIS). Sin embargo, los patrones de participación son muy desiguales en el país. México muestra una marcada diferencia en la participación de maestros en el curso de desarrollo profesional en función de su anterior nivel de calificación, en maestros con elevadas calificaciones iníciales mostrando mayores niveles de participación: En México, aquellos con por lo menos una Maestría o mayor grado académico recibieron casi dos veces la cantidad de días de desarrollo que aquéllos sin licenciatura. Los maestros de los pueblos, en promedio tomaron 8 días menos que aquéllos que viven en una pequeña comunidad o en una gran ciudad”.
Los maestros parecen estar haciendo su chamba, pero un mal sistema de incentivos, la capacitación orientada a temas que a los docentes no les sirven tanto como otros, la imposición en lugar de la sensibilización, los directivos que desconocen su trabajo y que están allí por cuestiones políticas, la falta de equipamiento en las aulas, los grupos excesivamente numerosos y las continuas campañas de desprestigio atentan directamente contra la educación, y hacia eso pocas miradas voltean.