viernes, 15 de abril de 2011

EL POETA Y LA VIOLENCIA

La paradoja es la siguiente: si los hombres fuesen completamente irracionales, egoístas y salvajes, de ningún modo podrían pactar; si fuesen lo suficientemente racionales y civilizados como para pactar, este pacto sería innecesario: la sola razón los guiaría a vivir en armonía. El Poeta y el Orden Político, comentarios de Mariano Pérez Carrasco a la edición de Convivio cuyo autor es el poeta italiano Dante Alighieri.

Los filósofos, los políticos, cualquier persona puede reflexionar sobre la necesidad de que los humanos necesitemos de hacer un contrato social para vivir en paz unos con otros, de otra forma nos gana lo que de animales tenemos y nos lanzamos todos contra todos. Pero la paradoja advertida por Dante en 1304, hace apenas 707 años, se repite en las obras de otros autores importantes y ya considerados clásicos; pero es importante traerla a cuento en nuestro México de principios del siglo XXI, porque desde diferentes posiciones ideológicas existe la percepción de que han habido pactos, que por romperse unilateralmente, propician la violencia generalizada.

El frágil equilibrio logrado después de la Revolución Mexicana y plasmado en la Constitución de 1917, un verdadero pacto social que apuntaba al futuro en lugar de conformarse con un insatisfactorio presente, desde el día siguiente de su firma fue atacado, malinterpretado, negado y finalmente desmantelado. Lo mismo ha sucedido con otros anteriores e igualmente importantes, como las llamadas Leyes de Reforma, que con el pretexto de “modernizarlos” porque no se ajustan a una realidad que se presenta como avasallante y totalmente incontrolable, pierden su esencia y pretenden ser reemplazados con otros, impuestos, y que por lo mismo pierden su principal mérito: ser aceptados y respetados por todos.

Así nos han caído las múltiples reformas constitucionales, aceleradas del salinato para acá, que con el pretexto de “salvar al país” nos dejaron a merced de los intereses de unos cuantos que se sienten todopoderosos, que pretenden controlarlo todo, hasta al crimen organizado, sin importar los costos porque sienten que su animalidad está cubierta por sus cuantiosas fortunas.

El también poeta y víctima de la guerra contra el narcotráfico, Javier Sicilia, parece proponer revitalizar la racionalidad humana e intentar pactos para detener, en lo inmediato, la violencia que se ensaña con los más vulnerables, pero que ya afecta a todos. No hay cómo evitarla, no hay dónde esconderse. Desde otras trincheras, para seguir con el lenguaje militar, aunque seguramente no sea el más adecuado, otros escritores, otros artistas, otros académicos, han propuesto como terreno común al arte, a la educación, a la poesía.

La interpretación y propuesta de Dante Alighieri no carecen de belleza, esa es su fuerza principal, porque cree que más allá de nuestra animalidad puede existir la humanidad, y que esta última puede salvarnos de nosotros mismos. «La poesía está más vinculada a la política de lo que puede creerse. A tal punto esto es así que según Dante el poeta es el fundador del orden político. En la antigüedad, los hombres vivían como bestias, aislados entre sí, sin poder comunicarse, pues carecían de lenguaje común. Estos hombres primitivos eran brutales, su vida estaba signada por la violencia. Así vivió la humanidad hasta que un “hombre sabio”, “con el instrumento de su voz”, es decir, con sus canciones, logró convencer a los demás de llevar una vida civilizada, entregada a la ciencia y al arte. Esta es la interpretación alegórica que Dante hace del mito de Orfeo, aquel poeta que “amansaba con la cítara a las fieras, y hacía que los árboles y las piedras se moviesen hasta él”. Del mismo modo, dice Dante, el poeta hace que los hombres que no llevan una vida acorde a lo mejor que hay en el ser humano, el intelecto, se acerquen a la razón.»

Pero la belleza no es suficiente, no cualquiera puede apreciarla en un primer intento. «Dante cree que en los orígenes de la civilización ha estado el poeta porque la poesía convence a través de la belleza. Pero lo que realmente vale de la poesía no es su belleza, esa suerte de maquillaje, sino lo que Dante llama “su bondad”, es decir, lo que la poesía significa, el mensaje, el sentido. Gracias a la música de sus palabras, el poeta logró que esos hombres primitivos saliesen del estado bestial y comenzasen a llevar una vida política: pero eso no lo logró la música de las palabras, sino el sentido oculto entre esos ritmos y esas rimas.» Sólo falta descubrir cuál es ese “sentido oculto”, el poeta florentino cree saberlo: «La efectividad de la poesía reside en que en ella la racionalidad se expresa a través de la belleza. Belleza y verdad se identifican, según Dante, en el poema. Y aquellos que son incapaces de comprender la verdad pueden, por lo menos, acceder a ella a través de la belleza sensible del poema.»

Queda mucho por decir y más por hacer, démonos estos días en que la actividad laboral baja para reflexionar en lo que proponen esos locos que todavía creen en lo humano de un animal que se empeña en comportarse como tal.