viernes, 27 de mayo de 2011

Los Plurinominales y el Príncipe de Asturias

RADAR F.M. 107.5 Viernes 27 de Mayo del 2011

Los Diputados de Representación Proporcional o Plurinominales y el Premio Príncipe de Asturias.

Desde hace buen rato y con el pretexto del ahorro en sus altísimos sueldos y sus insultantes prerrogativas, además de que muchos ni siquiera trabajan, desde algunos ambientes sociales se presiona para desaparecer todo lo que huela a candidatos por la vía de la representación proporcional. La cosa parecía planchadita hasta que apareció, en lo local, la opinión del Gobernador, y entonces se hizo bolas el engrudo. De entrada se antoja una pregunta: ¿qué hubiera pasado si no declara, si no se define y deja correr las cosas sabiendo que estar en contra de los plurinominales se ha vuelto popular?
Motivos para su existencia: Primero: La votación por mayoría no garantiza la representación proporcional porque distorsiona los resultados a favor de mayorías frecuentemente efímeras, quien gana un distrito o una demarcación territorial, hasta con una diferencia mínima de votos se lleva todo, haciendo parecer que las demás fuerzas políticas no existen, lo que no es cierto. Tan no lo es que en fechas anteriores al reconocimiento más preciso de las distintas fuerzas políticas, estas hacían fila en las secretarías de gobierno de los estados para obtener las prerrogativas que la ley electoral les negaba, la respuesta de la autoridad era meramente pragmática: “allí están y las tenemos que reconocer aunque la ley no las considere”, obvio que el trato era discrecional y se prestaba para componendas y corrupciones. Por lo menos se transparenta su influencia real y se les otorgan derechos de acuerdo a su presencia electoral.
Segundo y también importante aunque se haya mencionado poco, hay personajes muy valiosos cuyas propuestas y trabajo merecen estar presentes directamente en los órganos colegiados de gobierno, pero que por alguna razón no son populares, vamos, hay que admitir que los ideólogos, los científicos, los artistas, los inventores no son buenos candidatos, quizás algunos ni simpáticos sean y, por lo mismo, los partidos no los registrarían como candidatos a posiciones de mayoría. Pensemos en un Heberto Castillo, que con todo y que recorrió varias ocasiones el país, que fundó un partido político de corte nacionalista y antidogmático, que incluso fue candidato presidencial tuvo que llegar a la cámara de diputados y al senado por la representación proporcional, allí fundó las comisiones de Ciencia y Tecnología en esos órganos de representación nacional, o al Dr. René Drucker, uno de los científicos mexicanos más reconocidos en su campo internacionalmente, que afortunadamente ha formado parte de la Cámara de Diputados y que tiene muy claro que, y cito sus palabras: “los tiempos científicos y políticos son diferentes. La ciencia necesita de tiempo para generar beneficios. El estudio para descifrar el genoma humano tomó 150 años. No hay político que viva 150 años, afortunadamente. En la filosofía de los políticos domina la idea de que no van a recibir las medallas por los nuevos conocimientos. Sí, es una visión miope, porque no se dan cuenta que la ciencia genera bienestar, ayuda a entender de mejor manera el entorno y eso hace que el país sea más democrático”.
El problema es que ese monopolio de la actividad electoral que se aseguraron los partidos políticos, pervirtió este mecanismo y a los plurinominales los convirtieron en “diputados de partido”, con lo que sus cúpulas, poco brillantes y frecuentemente anti intelectuales se adueñaron, a la mala, de este camino. Contrario a lo que sucede con nuestra clase política, la comunidad científica mexicana tiene buena reputación, una muestra es el reconocimiento que a través del Premio Príncipe de Asturias recibe el neurobiólogo Arturo Álvarez-Buylla, inicialmente formado en la UNAM y que ahora es galardonado en la categoría de Investigación Científica y Técnica, hablar de sus investigaciones y descubrimientos seguramente es apasionante, pero no es esta la mejor oportunidad para hacerlo, basta decir que hace falta que voces como las de él tengan espacios en los medios y en los lugares donde se debieran tomar las decisiones a largo plazo. Nada más como anécdota, cuando los medios de comunicación mexicanos se enteraron de esta distinción a un compatriota, se dieron cuenta de que no tenían una sola imagen del mismo, tuvieron que recurrir a internet y bajar fotos de conferencias en universidades o cualquier otro lugar, esa es la importancia que le damos a la ciencia y a la tecnología.

OTRO DÍA, OTRA SEMANA, OTRO MES

“…los maestros enfrentan su reto educativo con un enorme déficit del que hasta ahora nadie se hace cargo: ¿Cómo podrían despertar en los niños y jóvenes el interés por la cultura, el arte o la educación física cuando ellos mismos, en su mayoría, se mantienen lejos de esas dimensiones? ¿Cómo nivelar las asimetrías culturales de nuestros maestros? ¿Cómo pertrecharlos mejor para que logren la superación de niños y jóvenes en un país que apenas rebasa los ocho años de escolaridad como promedio?” Hugo Casanova, del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (IISUE) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

“¿A poco no me va a dejar salir?” Casi cara a cara con el profesor de bachillerato que estaba ubicado en la entrada del salón, el estudiante de 18 años, más alto, retaba al maestro que le pedía permanecer dentro del salón de clases para que hiciera el intento por aprender algo, después, a manera de intimidación, vendría parte de la biografía del retador. Padre precoz a los 17 años por embarazar a la novia, firmante frecuente en las instancias de readaptación social por haber matado, en tumulto, a otro joven a golpes. Desencantado de la sociedad y de la vida, ansioso por vivir las etapas que se había saltado por la paternidad irresponsable, sólo acierta a culpar a los demás y hacerse ver como víctima, quizás tenga algo o mucho de razón, mientras, se convierte en victimario de “los que no lo comprenden”.

“Para los docentes, los valores en los jóvenes están a la deriva: 72.1 por ciento cree que se debilita el sentido de justicia en este sector de la población, 72.4 considera que disminuye la responsabilidad, 71.7 opina lo mismo sobre la honestidad y 73.1 apunta que el respeto hacia los demás va en franco deterioro.” Karina Avilés, La Jornada 15 de Mayo 2011. El diagnóstico es certero, las cosas se notan más estando metidos varias horas al día con grupos numerosos de niños o jóvenes que cargan con sus problemas de todo tipo. Para un maestro frente a grupo el gusto por la enseñanza es cada vez más difícil de mantener, los grupos son más difíciles de controlar en el aspecto disciplinario; el conocimiento de cada alumno, de sus capacidades y necesidades se vuelve casi imposible, no hay tiempo ni energía para tanto y para tantos; se multiplica la cantidad de decisiones críticas que hay que tomar en fracciones de segundo, el estrés se vuelve agotador. De un momento a otro las condiciones cambian, igual que la población escolar. Como la alumna con uno de los mejores promedios de su generación, con buen comportamiento fuera y dentro de la escuela, que se harta de que nadie note su esfuerzo, ni sus padres en su casa, ni sus compañeros en la escuela, que decide, repentinamente, convertirse en la pesadilla de todos los demás, esconder mochilas o subirlas a las ramas de los árboles más cercanos, disparar gas pimienta en plena clase y cuanta travesura repudiaba antes, ahora se convierte en el único medio para reclamar a los demás su indiferencia.

“La encuesta Disposición de los docentes al desarrollo profesional, con una muestra de 3 mil 274 entrevistas a maestros de preescolar, primaria y secundaria de escuelas públicas y privadas del país, establece que mayor número de profesores lee textos de pedagogía y educación (29.2 por ciento) y también libros de superación personal (20.1 por ciento), mientras el género narrativo, como las novelas y los relatos cortos, no son de su interés (3.7 por ciento). El 54.8 por ciento nunca acude a la ópera, a la sinfónica o a la presentación de alguna danza clásica; 17.1 no va al cine ni al teatro; 62.1 lo hace a veces y 20.8 va con frecuencia. Sólo 15.6 por ciento acude con regularidad a museos, exposiciones y galerías, 18.9 por ciento nunca visita estos espacios y 65.5 lo hace en ocasiones”. No es por falta de gusto, no es por despreciar las expresiones artísticas y la cultura general, es que hasta el disfrute se vuelve poco accesible, no hay una política cultural congruente con las necesidades de nuestra numerosa población, se gasta para que las élites aparezcan en las páginas de sociales en eventos que desprecian y, a veces, ni se esfuerzan por entender, además, hay que recuperar las energías para enfrentar otro día, otra semana, otro mes, otro ciclo escolar.