sábado, 29 de octubre de 2011

FRUSTRACIÓN


“Se trataba de André H., quien explicó que lo pirómano le surgió por frustración, por falta de dinero y desolación. También había algo de envidia social, agregó, contra aquellos que tienen cosas que él, un pintor y barnizador desempleado, no puede pagar”. Yaotzin Botello, corresponsal en Berlín del diario Reforma.

La nota apareció apenas este 25 de octubre en la página 16 de ese diario. El fragmento citado pertenece a dicha noticia que da cuenta de una investigación de la policía alemana para encontrar al responsable del incendio intencional de más de cien autos de lujo, todos de marcas alemanas como BMW, Audi y Mercedes Benz, encontrando que André H., le había prendido fuego a 67, pero que otros 35 también habían sufrido daños. Nada más que la policía teutona tiene registrados 341 autos destruidos, quemados intencionalmente, sólo en su ciudad capital; hasta llegaron a creer que era una campaña de ciertos grupos de extrema izquierda, pero parece que no hay tal, que podría ser el resultado de la frustración de individuos resentidos porque a otros les sobra lo que ellos honestamente y con su trabajo no pueden obtener. Este caso, extremo si se quiere, podría dejar de ser la excepción si no ocurren cambios rápidos en un sistema económico que ya mostró su injusticia y que en algunos países, a pesar de sus nefastas consecuencias, se pretende profundizar; como en el nuestro con la propuesta de reforma laboral que empuja una presidencia ciega y consentidora de los intereses de una pequeña cúpula de multimillonarios. Hasta el Vaticano está preocupado y reaccionando, tarde, como siempre, con un documento que pretende establecer una posición crítica ante la próxima reunión de los países disque más poderosos del mundo ―el llamado G-20―: Tras el ocaso de las viejas ideologías, han surgido nuevas "ideologías neoliberalistas, neoutilitaristas y tecnocráticas que, al tiempo que marginan el bien común en favor de dimensiones económicas, financieras y técnicas absolutas, ponen en riesgo el futuro de las instituciones democráticas mismas", así dice la nota titulada "Para una reforma del sistema financiero internacional en la perspectiva de una autoridad pública de competencia universal" del Pontificio Consejo Justicia y Paz.

La crisis es tan profunda, que los millones de jóvenes educados y desempleados ya se dieron cuenta que tienen el presente y el futuro embargado por las grandes corporaciones típicas y beneficiarias de esas “ideologías neoliberalistas”, se están indignando y tomando las plazas públicas, hasta ahora pacíficamente, pero cualquier error, por parte de cualquier autoridad, puede prender una mecha que se ve muy corta.

La Cumbre de Negocios realizada en territorio queretano mostró las dos tendencias que estiran el conflicto social, por una parte hacer como si no pasara nada, festejar las cuantiosas inversiones que se mueven a otras partes del mundo donde los salarios y la seguridad laboral importan cada vez menos y los gobiernos hacen de la vista gorda a la hora de cobrar impuestos o asegurar las prestaciones sociales, por la otra, el llamado y la experiencia brasileña, personificada por Lula da Silva, que le dio oxígeno a la reunión mostrando que sí hay otras formas de hacer las cosas, que la gente debe ser el centro de las políticas públicas y no el pretexto para hacer más ricos a los millonarios, que todos habitamos el mismo mundo y que los excesos de unos son las carencias de muchos.

Mientras, hay que seguirse indignando, no caer en el juego de las pequeñas corrupciones que justifican las grandes, protestar contra las injusticias cotidianas, saber que la vida puede ser mejor si recuperamos nuestra capacidad de reflexionar y de solidarizarnos con los otros. Como dice el rockero español Miguel Ríos cuando anuncia su retiro, no a la piedad, sí a la solidaridad.