viernes, 20 de enero de 2012

CITADINOS ENFERMOS


“Una ciudad puede entenderse como un tipo de experiencia vital: la experiencia del tiempo y el espacio, de uno mismo y de los demás, de las posibilidades y los peligros de la vida.” Marcelo Pisarro comentando el libro del sociólogo Marshall Berman “Todo lo sólido se desvanece en el aire”

Seguramente los urbanistas, esos estudiosos de la organización de las ciudades, de las urbes cada vez más extendidas y complicadas, estarían de acuerdo con la cita anterior, es más, hasta podrían decir cosas más interesantes y contundentes, pero comencemos con esa idea aparentemente simple: una ciudad es una experiencia vital.

Por eso, la organización de una ciudad, de un poblado, no puede dejarse sólo en manos de los políticos y de sus empleados más cercanos, porque ellos piensan en otra cosa cuando “planean” una obra, cuando invierten el sentido de una calle, cuando tumban árboles que distinguen una avenida para crear un distribuidor vial de dudosa reputación, cuando crean “paradores” para el transporte público con recorridos que semejan la concha de un caracol, cuando llenan la ciudad de topes, ellos están pensando casi en la inmortalidad, en que los adefesios que construyan con dinero público asegurará el recuerdo de varias generaciones. Allí está el tanque del agua en plena avenida Zaragoza, justo antes de bajar a los arcos, que repite monótonamente las siglas de un presidente municipal que nadie recuerda quién fue, es más, ni tiempo ni ánimo hay de descifrarlas.

No solo las escuelas educan, también las ciudades. ¿Qué dice una ciudad con un anillo vial cuyo simple diseño, mal hecho, provoca accidentes? ¿Qué nos enseña un “distribuidor vial” que obliga a atravesar varios carriles en un espacio muy corto para cambiar de ruta apenas 90 grados? La trampa mortal le dicen algunos taxistas al distribuidor bicentenario cuando hay que cambiar de dirección de norte a sur, o viceversa, para ir hacia el oriente o poniente. ¿Qué dice el hecho de que para llegar, en automóvil, por la ruta más corta a mi trabajo, tenga que pasar 42 topes? Porque hacerlo utilizando el transporte pública implica utilizar 3 rutas diferentes, con camiones sobresaturados, en mal estado, manejados con la irresponsabilidad de quien cree conducir un carrito de feria, y en el triple de tiempo.

Se nos repite que la saturación de calles y avenidas se debe a que decenas de familias llegan diario al paraíso queretano, que miles de autos cambian de lugar de tránsito para llenar nuestras tradicionales calles y escasos estacionamientos, pero no nos dicen que hay otras ciudades que reciben un mayor flujo de migrantes que no tienen los problemas de movilidad que aquí padecemos.

“Un cambio en las pautas cotidianas de la ciudad supone pues una transformación en las categorías de espacio y de tiempo que actúan como condicionantes, que vuelven inteligibles sus sucesos más mundanos” Con toda la experiencia que existe en otras grandes urbes del mundo y aquí con una ciclovía, hecha a regañadientes, se revela el desperdicio de millones de pesos en algo que no deja satisfecho a nadie. Esa obsesión de cada tantos años por adornar un charco largote que ni en temporada de lluvias cuenta con agua limpia, se nos olvida que en su trayecto, antes de llegar a la capital, se vierten aguas negras provenientes de industrias y drenajes de otros municipios.

Lo peor sucede cuando las autoridades encargadas del tránsito forman parte de los atascos viales porque ni siquiera se bajan de sus vehículos para intentar dar cierto orden. Pero eso es parte de un problema mayor, la construcción de grandes edificios a los que hay que estarles inventando utilidad para que parezcan rentables, la falta de respeto por los espacios que sirven para recargar los mantos acuíferos, para atraer las lluvias y no quedarnos viendo como las nubes nos pasan por encima para descargar en otros lugares. La voraz especulación inmobiliaria que no respeta las reglas mínimas para una convivencia sana y pacífica.

Nuestras ciudades están enfermas y con ellas quienes las habitamos, perdemos parte importante de nuestra vida porque cada día son menos disfrutables.