viernes, 11 de mayo de 2012

ADIÓS AL MÉXICO MÁS FEO

Los cuatro candidatos presidenciales tienen pasado, no nacieron el día que sus partidos los registraron ante la autoridad electoral, por eso se vale apelar a su historia para cuestionar su congruencia. Nuestra escasa cultura política y la manipulación mediática han producido un rechazo a los cuestionamientos directos, a los que tienen que ver con los resultados alcanzados o a las fallas. Ese “lloriqueo ciudadano” reprochando que en el primer intento de debate haya habido “ataques” y no puras propuestas es parte de ese intento por borrar un pasado mediocre, culpable o en algo exitoso; entonces ¿cómo conocemos los intereses que en realidad defienden? ¿Cómo sabemos que sus intenciones son reales y no simple mercadotecnia? El que todavía cobra como presidente de la república acaba de declarar que no hay más proyecto que el que él representa y aplica a rajatabla, en coincidencia, el candidato tricolor presenta una falsa disyuntiva: “El próximo primero de julio, los mexicanos van a decidir lo que va a pasar en los próximos seis años (hasta aquí va bien porque parte de una verdad para después vender una mentira, el paréntesis en mío JCR). Creo que de las opciones que se tienen hay una que representa más de lo mismo, es una opción que no representa cambio; y otra, que genera incertidumbre, podría significar un salto al vacío, al no saber con claridad qué esperamos” Enrique Peña Nieto citado textualmente por la reportera Claudia Guerrero del diario Reforma del 09 de mayo de este año, página 4. Otra vez el miedo, fundado en claras mentiras disfrazadas de suposiciones, como argumento para provocar un voto de castigo al rival más serio. No es necedad, es el saber que las elecciones mexicanas y sus resultados se desarrollan en medio de una pugna global, que influirán y son influenciadas por lo que pasa en otros países que enfrentan, cada uno a su modo, las graves consecuencias de un modelo neoliberal que los tienen en una espiral descendente de desarrollo. Traducido, cada día están peor. Por ejemplo, antes de las elecciones presidenciales francesas, una derrota de Sarkozy y la victoria del izquierdista Hollande provocaba, en algunos, la misma reacción que a nuestro candidato tricolor: los gurús del liberalismo británico […] creen que Hollande es “muy peligroso para Francia y para Europa porque quiere mantener a toda costa el Estado social más caro del continente”, y es que “el Estado aún paga sueldos a los artistas (ya sean nacionales o extranjeros) mientras estos no trabajan, los funcionarios hacen 35 horas semanales y mantienen el sueldo intacto, y en plena campaña electoral, con los dos candidatos compitiendo en promesas proteccionistas, París lleva dos semanas paralizada y sin coches porque ha habido vacaciones escolares de primavera. Francia asiste como si fuera una isla desmembrada del continente a la decadencia europea y al nuevo reparto de la influencia mundial decidido por la globalización ―Miguel Mora Un país rico con miedo al futuro, El País 06 de mayo del 2012. En correspondencia, las elecciones mexicanas se realizan en un subcontinente que ha mostrado voluntad y aspiraciones que están fuera de la imposición neoliberal, el Brasil izquierdista que tanta admiración causa de Lula da Silva primero, de Rousseff ahora; la Argentina rebelde que renacionaliza su producción petrolera después de una pésima experiencia con las corporaciones privadas; la Bolivia de Evo Morales y su nacionalización eléctrica; en fin, esas ansias por recuperar un futuro que el neoliberalismo se roba a la mala. Ese es nuestro contexto más cercano, y es el que algunos se empeñan en ocultar, porque no admiten que haya otras formas de hacer las cosas. Por eso el candidato de las izquierdas mexicanas plantea la defensa del estado de bienestar, un mejor reparto de la riqueza que generamos todos con nuestro trabajo y que se está quedando en las cuentas bancarias y lujos descomunales de unos cuantos multimillonarios que solo responden a sus intereses; por volver a hacer realidad derechos como el del acceso universal a un sistema de salud de calidad; a un sistema educativo que nos saque de mediocridades y reduzca las desigualdades; a un trabajo seguro y decente; al desarrollo científico, tecnológico y cultural; a una vivienda digna, sin recurrir a expropiaciones, propiciando la competencia para bajar precios inflados y desaparecer servicios que apenas existen en el papel pero se cobran en efectivo. Las “propuestas” de los candidatos apenas son pedacitos de un rompecabezas, de algo mayor que se llama proyecto de país, por eso es tarea de los medios y de los ciudadanos discriminar entre la demagogia que admite propuestas que son mutuamente excluyentes y las que sí son parte armónica de algo más grande, más completo, más esperanzador, aunque a algunos les dé miedo porque pierden sus privilegios. Ojalá que pasado el primero de julio podamos decir: adiós al México más feo, así como puede estar pasando con nuestros vecinos allende el océano: “La lección más importante de estas elecciones es que la democracia no puede ser suspendida: la crisis se tiene que gestionar desde la democracia. Y la democracia significa que la gente manda sobre la crisis, no la crisis sobre la gente. El viernes titulé mi columna “Que hable la gente”. Pues la gente ya ha hablado. Adiós a la Europa más fea. José Ignacio Torreblanca en El País, 07 de mayo 2012.”