viernes, 17 de agosto de 2012

EDUCACIÓN PROHIBIDA

Este lunes, como cada ciclo escolar de la educación básica en nuestro país, estaremos dando cuenta de los millones de alumnos que reinician sus actividades dentro de los cientos de miles de centros escolares; sabremos, con cierta aproximación, cuántos profesores estarán a cargo de la instrucción de esos niños y casi adolescentes, nos asombraremos, si es que todavía tenemos esa capacidad, del inmenso potencial encerrado en las aulas y de cómo lo arruinamos, lo reprimimos, lo desaprovechamos. Imaginemos una reflexión colectiva, muy sintetizada, donde concurren 704 coproductores, material producto de 90 entrevistas, la visión desde 45 experiencias educativas diferentes, la experiencia educativa de 8 países de habla hispana, todo en una película documental que busca alternativas a un modelo educativo que logra lo contrario de lo que dice querer alcanzar. De manera muy oportuna, el pasado 13 de este mes de agosto se estrenó y puso a disposición de cualquier interesado, de forma gratuita, la película documental que sirve de base a este texto: La educación prohibida. Se parte de algo que es mucho más que una suposición, nuestro sistema educativo ha fracasado estrepitosamente, nuestros estudiantes no comprenden los contenidos que atascan los planes de estudios; los profesores se han convertido en instructores, no en educadores, si acaso, apenas alcanzan a “administrar” un currículo escolar diseñado por personas que no tienen como actividad principal el estar frente a un grupo de niños o jóvenes y formar parte de su desarrollo. Nuestras escuelas, como dicen en el documental, se han convertido en espacios de tedio y aburrimiento, en guarderías, en “estacionamientos” dónde dejar a los niños para que no anden sueltos por las calles, para que los padres, y esto lo agrego yo, queden “libres” para irse a producir riqueza para otros a cambio de un salario, que conjuntándolo, tampoco alcanza para satisfacer todas las necesidades familiares. Son espacios, las escuelas, donde sólo importan los conocimientos formales, estandarizados; hemos perdido de vista, y esto es una desgracia, que cada estudiante, cada sujeto, es único, singular e irrepetible, al igual que sus potencialidades. Entonces ¿de dónde la necedad de mutilarlos y convertirlos a todos en lo mismo? En la Educación Prohibida se hace un breve repaso del origen histórico de la escuela, de la educación con sus componentes de ser pública, para todos prácticamente sin excepción y por tanto obligatoria, además gratuita para que no haya justificación alguna para escaparse de ella. Si nuestras escuelas fueran espacios de creatividad, de libertad, de construcción de conocimientos y no de simple repetición de lo ya sabido, otra cosa estaríamos comentando y hasta celebrando. Ahora está de moda culpar a los maestros de las graves carencias que tienen sus alumnos, nada más injusto y manipulador, esos profesores son, también, hijos de un sistema y apenas aciertan a reproducirlo. En algo sí tienen responsabilidad, en no cuestionarse lo suficiente lo que hacen en el salón de clase, en no favorecer esos espacios de donde la curiosidad se desarrolle, donde el asombro ante el descubrimiento de la realidad que nos rodea sea el motor para que cada quien, hasta ellos, de acuerdo a sus potencialidades, construya su conocimiento. En nuestras escuelas la preocupación por cubrir los programas y sus contenidos ha desplazado los sentimientos y las emociones, como si eso fuera posible sin provocar un daño grave en cualquier ser humano. La imaginación es un estorbo, el error ya no es visto como un intento por aprender, sino como algo indeseable que hay que desterrar por la vía de repetir “conocimientos” tan aceptados que hasta aparecen en los libros de texto. Un dato escalofriante, a los 5 años el 98 por ciento de los niños muestran curiosidad por aprender, creatividad y pensamiento divergente; 15 años después apenas el 10 por ciento mantiene esas características indispensables para seguir aprendiendo, si eso no muestra el fracaso escolar entonces nada será suficientemente contundente. El reto es empezar de nuevo. Utilizar y provocar la imaginación, preguntarnos ¿qué es una buena educación? El documental es crítico, muy reflexivo, pero no se queda en lo malo, ofrece opciones, salidas probadas y por imaginar. Ojalá que esta breve reseña, donde no ponemos el final para no arruinar el suspenso, le despierte la curiosidad suficiente para entrar en: www.educacionprohibida.com y bajar la película completa, es gratuita y se agradecerá su presentación pública en las aulas, en los espacios educativos, en los hogares, en donde se quiera y se pueda.