sábado, 14 de diciembre de 2013

PIFIAS TEXTUALES

Ya están las reformas que le urgían al neoliberalismo criollo mexicano, aunque quizás el adjetivo sea paradójico si nos referimos como criollo a quien cumple con lo especificado en el diccionario: “Dicho de una persona: Nacida en un país hispanoamericano, para resaltar que posee las cualidades estimadas como características de aquel país”. En este ambiente global el lugar de nacimiento no implica que alguien posea esas “cualidades estimadas”, más bien sería un accidente geográfico. Sin precisar la fecha exacta, pero fue a fines de la década de los ochenta del siglo pasado, el Ingeniero Heberto Castillo Martínez, quien por necesidad y virtuosa necedad se convirtió en experto en cuestiones petroleras, entre otras cosas; señalaba de la aparición de la primera generación de norteamericanos nacidos en México. Lo que quería decir era que nuestros tecnócratas, a pesar de ser mexicanos, pensaban como gringos por el hecho de haberse educado en las universidades y tecnológicos de nuestro avasallante vecino del norte. Heberto Castillo hacía notar la fuerte influencia ideológica que marcaba a esa generación, que conocía y cantaba mejor el himno y la historia oficial norteamericana, que estaba imbuida en sus particulares intereses y en su forma excluyente de ver al mundo. Era la época del thatcherismo y de los reaganomics, de los dogmas económicos creados en esa corriente, de coartada académica, llamada “la escuela de Chicago”, esa que está detrás de la privatización de todo y del “adelgazamiento” del Estado con el pretexto de que la economía se gobierna sola, con la “mano invisible” del mercado. Con el problema de que esa “mano” tiende a concentrar la riqueza social generada por el trabajo de todos en poquísimas personas y corporaciones, agravando las desigualdades sociales e incrementando la pobreza; pero eso no importa, es apenas un efecto temporal en lo que se logran nuevos equilibrios, eso dicen ellos, los ganones. ¿Cuántos de nuestros diputados y senadores son expertos en asuntos petroleros? No se nos ocurre ningún nombre, así que intentar discutir con ellos sobre el tema sería más que ocioso, el problema es que ellos son los que deciden los cambios que nos incluyen a todos, aunque no convenzan ni estemos de acuerdo. Como sea, si no hay resultados inmediatos en lo que prometieron, que bajarán los precios del gas, de las gasolinas; que los ingresos petroleros serán mucho mayores y eso redundará en un mejor poder adquisitivo, en obras públicas necesarias; que habrá una baja drástica en los niveles de pobreza, entonces tendremos un problema muy serio. Pero queríamos tratar otro tema que nos resulta más agradable, encontrar propuestas para salir de nuestro letargo educativo, hallar las formas más adecuadas para aprovechar la inteligencia y los talentos de nuestros niños y jóvenes para tener mejores ciudadanos y seres humanos. Hay aciertos y es necesario señalarlos, uno de ellos fue pedir a la Academia Mexicana de la Lengua que revisara los libros de texto gratuitos para detectar y corregir los errores ortográficos que causaron un escándalo reciente. Hay otra ventaja, los integrantes de dicha academia no se están limitando, como era la condición impuesta por las autoridades de la SEP, a la ortografía, también le están entrando a la revisión integral de la congruencia y pertinencia de los planes de estudio y otras menudencias por el estilo. Bueno, pues uno de los integrantes de tal organismo el señor Felipe Garrido, lanza la pregunta y propone una respuesta con la que estamos completamente de acuerdo: “¿Nos preocupa la educación? Tiene que preocuparnos tener espléndidos maestros, y, para mí eso incluye que los maestros sean lectores. El maestro debería ser un sabio, un lector y un productor de textos, y todo eso tiene que transmitírselo a los alumnos” ‒Urgen a formar maestros lectores, nota de Sonia del Valle en el periódico Reforma del 10 de diciembre del 2013‒. “Un maestro tiene la obligación de ser lector, no puede hacerse a un lado. Debe ser un lector de 50 o 70 libros por año, algunos relacionados con su profesión, pero otros que no tengan nada que ver con ella, sino sobre lo que está pasando en el país y el mundo; y tiene que incluir una dosis de literatura e historia […] El sistema educativo, los maestros y las escuelas han encontrado fácil delegar la lectura en los padres de familia, en los abuelos lectores, en las salas de lectura o los libro clubes, pero la necesidad de lectura de los alumnos tendría que estar satisfecha en la escuela”. Por supuesto que eso no se logra con maestros de doble plaza o con sobrecarga de horas frente a grupo, tampoco “compitiendo” por ellas a costa de despojar a otros que tienen poquitas. La lectura requiere tiempo propio, la escritura también, no pueden relegarse a los “tiempos muertos” cada vez más escasos por el contraproducente incremento en el trabajo administrativo. La reportera Sonia del Valle aporta otros elementos para contrastar lo deseable con lo que tenemos actualmente, y nos recuerda que el último informe sobre hábitos de lectura realizado por el INEE, el único, es de 2007 y revelaba que: “4 de cada 10 profesores tienen menos de 20 libros en su casa, y 6 de cada 10 afirman haber leído, cuando mucho, un par de libros por año”. Desgraciadamente no registra el número de ensayos, artículos, cuentos o textos en general producidos por los docentes, que debe ser mucho menor. Y así queremos que nuestros niños y jóvenes sepan leer, comprendan y además se expresen por escrito. Por eso Okinawa queda en Chihuahua.

sábado, 7 de diciembre de 2013

PISA Y CORRE

Se acaba el tiempo y la tolerancia, las famosas “reformas estructurales” se están quedando en pura política de aparador, nada más para la foto del momento y llenar los titulares algunas semanas, días en el peor de los casos. Eso puede deberse a dos cosas, la primera a que no se está atacando el problema principal, ese que atora cualquier cambio por bienintencionado que sea; en el caso mexicano no es uno solo, es una mezcla explosiva compuesta de corrupción e impunidad institucionales, que hacen que cualquier intento acabe en un repartidero de “moches”, como se dice ahora, para que nada se aplique, o que se haga como que sí pero siempre no. Y es que no tiene sentido cambiar las leyes si en la realidad cualquiera se las puede saltar con módica mordida de por medio, como que es demasiado gasto reformar algo que no se respeta porque las instancias encargadas de vigilar su cumplimiento son interesadamente omisas. La segunda, porque los cambios están tan mal hechos que apuntan en sentido contrario al manifestado públicamente. No nos metamos en muchas broncas, centremos la atención, otra vez, en el problema educativo. Para no cansar nos vamos a saltar la parte de que la “otra” secretaría de educación pública, constituida por el duopolio televisivo, que mal educa con su programación estúpida y sus ejemplos telenoveleros de doble moral, se está quedando fuera de la discusión. Vamos con algo más actual y qué mejor que los recién anunciados resultados de la prueba que aplica la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, cuyo nombre es la mejor muestra de una doble contradicción. Comencemos por lo que la publicidad oficial se resiste a mencionar: “En México, la diferencia en el índice de calidad de los recursos educativos entre escuelas es la más alta de toda la OCDE y la tercera más alta de todos los participantes en PISA (detrás de Perú y Costa Rica), reflejando altos niveles de desigualdad en la distribución de recursos educativos en el país. En 32 de los 34 países de la OCDE, más del 90% de los jóvenes de 15 años están escolarizados; en México este índice de cobertura corresponde a menos del 70%. Si bien la cobertura escolar en México ha aumentado, pasando de 58% en 2003 a 70% en 2012, ésta sigue siendo la tercera cobertura más baja de todos los países que participaron en PISA 2012 (Sólo Albania y Vietnam tienen coberturas más bajas que México)” ‒http://www.oecd.org/pisa/keyfindings/PISA-2012-results-mexico-ESP.pdf‒. Con esto podemos asegurar, por si hiciera falta más evidencia, que la “preocupación” que nuestros gobernantes tienen en el tema educativo es pura saliva mal gastada, que no se refleja en lo real y que se utiliza para ganar simpatías y votos; pero no para elevar la comprensión lectora, o para que nuestros niños y estudiantes aprendan algo que los lleve a aprovechar las oportunidades, cada vez más escasas, que se les presenten en la vida. Obvio que tales desigualdades tienden a perpetuarse con un sistema educativo cuyas bases ideológicas están en los grupos de presión como Mexicanos Primero, que, para variar, utiliza los malos resultados para decir que se deben a que no se les hace caso cuando es totalmente lo contrario. Veamos los datos duros de la prueba: “el panorama en matemáticas de los jóvenes mexicanos de quince años y escolarizados es el siguiente: 55% de los alumnos mexicanos no alcanzan el nivel de competencias básico (nivel 2) en matemáticas (promedio OCDE: 23%). Menos de l1% de los alumnos mexicanos de 15 años logra alcanzar los niveles de competencia más altos (niveles 5 y 6) en matemáticas (promedio OCDE: 13%) El alumno promedio en México obtiene 413 puntos en matemáticas. El puntaje promedio en la OCDE es de 494, una diferencia con México que equivale a casi dos años de escolaridad”. En lectura el panorama también es desalentador: “41% de los alumnos mexicanos no alcanza n el nivel de competencias básico (nivel 2) (promedio OCDE: 18%). Menos del 0.5% los alumnos mexicanos de 15 años logra alcanzar los niveles de competencia más altos (niveles 5 y 6) (promedio OCDE: 8%). El alumno promedio en México obtiene 424 puntos. El puntaje promedio en la OCDE es de 496, una diferencia con México que equivale poco menos de dos años de escolaridad”. Leer las cifras sin detenerse a reflexionar sobre su significado no tiene caso, sería injusto decir que nuestros niños y jóvenes no pueden aprender y que los profesores no hacen lo que tienen que hacer. El problema rebasa al simple voluntarismo individual, porque en Ciencias también estamos muy mal: “47% de los alumnos mexicanos no alcanzan el nivel de competencias básico (nivel 2) en ciencias (promedio OCDE: 18%). Menos del 0.5% de los alumnos mexicanos de 15 años alcanza los niveles de competencia más altos (niveles 5 y 6) en ciencias (promedio OCDE: 8%). El alumno promedio en México obtiene 415 puntos en ciencia. El puntaje promedio en la OCDE es de 501…” El informe es abundante en conclusiones e interpretaciones, con algunas estamos de acuerdo, con otras no porque muestran un grave desconocimiento del sistema educativo mexicano, que se está cargando hacia el competir dejando como indeseable el cooperar. Que padece de un sistema de estímulos y escalafonario que podemos calificar, sin exagerar, de perverso, pero que a nadie parece importar por estar metido en el juego de ganar puntos aunque los alumnos no aprendan; más bien sí aprenden, a pasar las materias con mañas y no con aprendizajes que redunden en un buen desempeño académico y de vida. “En México, el nivel de ansiedad hacia las matemáticas es alta. Más de 75% de los alumnos mexicanos declara estar de acuerdo o muy de acuerdo con la afirmación “frecuentemente me preocupa que tendré dificultades en clases de matemáticas” y casi la mitad de los alumnos sienten ansiedad al intentar resolver problemas de matemáticas. En efecto, el índice de ansiedad hacia las matemáticas es, en México, el más alto de entre todos los países de la OCDE […] Los alumnos que asisten a escuelas con malas relaciones entre profesores y alumnos y con mal clima disciplinario tienden a mostrar menores niveles de compromiso con la escuela. Los alumnos en estos establecimientos tienen más probabilidades de llegar tarde, faltar sin autorización y tener actitudes negativas hacia la escuela […] En México la diferencia en el índice de calidad de los recursos educativos entre escuelas socio-económicamente aventajadas y en desventaja social es la más alta de toda la OCDE y la tercera más alta de todos los participantes en PISA (detrás de Perú y Costa Rica), reflejando altos niveles de desigualdad en la distribución de recursos educacionales en México.” Las cosas no van a mejorar con golpes de autoridad como se pretende, hay que consultar a los maestros, aprovechar su valiosa experiencia, convencer, colaborar sin amenazar, sin atascarse de formatos que reflejan algo que sólo existe en el papel. Basta por el momento, démonos tiempo para pensar.

viernes, 29 de noviembre de 2013

LA ESPERANZA EDUCATIVA

En todo hay modas, más ahora que los medios de comunicación masiva popularizan lo que sea sin jerarquización ni análisis alguno. El tema viene a cuento porque a la pobre de Paloma Noyola, la mañosamente llamada “Steve Jobs mexicana” por la revista Wired, la usaron para hacer un escándalo que poco o nada la benefició. Esa niña de un barrio de pepenadores de Matamoros que logró tener excelentes puntajes en la prueba ENLACE, fue tomada como ejemplo de un modelo “pedagógico”, así entre comillas, que se presupone exitoso y novedoso. En nuestra no tan lejana niñez, todos los adultos sabían que si ponían a nuestro alcance algún juguete o aparato de cualquier tipo, lo primero que se nos ocurría era experimentar y después destriparlo para encontrar cómo funcionaba. Esa curiosidad “destructiva” se consideraba de lo más normal, incluso era y es una tontería dejar a un niño solo con un animalito que no puede defenderse o aguantar las urgencias investigativas de cualquier cachorro humano. Me consta. En una ocasión tuve que dejar mi mascota, un pato de 15 días de nacido, a cargo de mis hermanos menores, su curiosidad, de mis hermanos no del pato, apenas aguantó para que en un descuido de los adultos cercanos lo “echaran a volar” desde la azotea de la casa familiar, ni qué decir que el pobre palmípedo no soportó el trancazo del aterrizaje. Bueno, pues esa curiosidad aplicada al manejo de una computadora sencilla es objeto de homenajes, como si fuera un gran descubrimiento. Y es que cuenta el profesor de primaria del grupo donde estaba Paloma, que ante la carencia casi absoluta de recursos materiales y didácticos de la escuela donde laboraba, se le ocurrió investigar en internet y encontró el método del nuevo gurú de la educación, el doctor e investigador Sugata Mitra, quien basa toda su investigación en una declaración que él mismo resume así: “Hay lugares en la Tierra, en cualquier país, donde, por diferentes razones, no se pueden construir buenas escuelas y los buenos maestros no pueden o no quieren ir…” Y en lugar de preguntarse el porqué de tal situación y cómo hacer para revertirla, la da por un hecho ineludible y comienza, en 1999 su experimento llamado “Hoyo en la pared” (Hole in the wall), básicamente se trató de incrustar una computadora en una pared, me imagino que por aquello de que se la fueran a robar, en un barrio pobre de Nueva Delhi y observar lo que hacían los niños. Para variar, lo que hicieron los infantes, fue ponerse a manipularla y “aprender” lo que estaba a su alcance. Pero ese gran descubrimiento no lo es tanto, la curiosidad infantil no fue provocada por el doctor Mitra, sino por la presencia de un objeto que les llamó la atención. Volvamos al caso del maestro de nuestra Paloma mexicana, quien en tres ocasiones presentó el examen de ingreso a la carrera magisterial y en ninguna logró entrar, si le aplicaran la nueva precarización laboral disfrazada de reforma, lo corren. También lo hubieran hecho si su supervisor de primarias le cae no respetando el modelo pedagógico que establecen los planes oficiales. Pero vamos a otros casos más extremos, ya no nos fijemos en el “aprendizaje” que lograron mis precoces hermanos sobre la maduración física, la resistencia corporal y la aerodinámica de mi pato. Vamos con un niño que se desarrolla en condiciones de nula o mala guía por parte de los irresponsables y convenencieros adultos que lo rodean, es el “Ponchis” que aprende a ejecutar a quien le mandan y obligan, que también aprende a destazar los cuerpos de las víctimas propias y ajenas. Quizás algún temerario se atrevería a afirmar que lo que tuvo al alcance no fueron juguetes inofensivos para los demás, o alguna desprevenida mascota para experimentar, pero sí tuvo acceso a armas, a drogas, a dinero fácil con todo lo que el mismo consigue, y aprendió a usarlas. El doctor Mitra tiene varias afirmaciones célebres, cortitas, porque en un mundo globalizado hay que aprender a expresarse en menos de 140 caracteres y, de preferencia, en inglés, así que abusando del conocimiento de los lectores encontramos, por ejemplo: “Education is a self-organizing system, where learning is an emergent phenomenon.” Mejor regresemos al español porque se acaba el espacio, comparemos lo anterior con una visión radicalmente diferente: “De hecho, buena parte de nuestros conocimientos más elementales los adquirimos de esa forma, a base de frotarnos grata o dolorosamente con las realidades del mundo que nos rodea. Pero si no tuviésemos otro modo de aprendizaje, aunque quizá lográramos sobrevivir físicamente todavía nos iba a faltar lo que de específicamente humanizador tiene el proceso educativo. Porque lo propio del hombre no es tanto el mero aprender como el aprender de otros hombres, ser enseñado por ellos. Nuestro maestro no es el mundo, las cosas, los sucesos naturales, ni siquiera ese conjunto de técnicas y rituales que llamamos «cultura» sino la vinculación intersubjetiva con otras conciencias […] Por decirlo de una vez: el hecho de enseñar a nuestros semejantes y aprender de nuestros semejantes es más importante para el establecimiento de nuestra humanidad que cualquiera de los conocimientos concretos que así se perpetúan y transmiten. De las cosas podemos aprender efectos o modos de funcionamiento, tal como el chimpancé despierto ‒tras diversos tanteos‒ atina a empalmar dos cañas para alcanzar el racimo de plátanos que pende del techo; pero del comercio intersubjetivo con los semejantes aprendemos significados. […] Y por «significado» no hay que entender una cualidad misteriosa de las cosas en sí mismas, sino la forma mental que les damos los humanos para relacionarnos unos con otros por medio de ellas” Fernando Savater, El valor de educar. Si de preferencias se trata, nos inclinamos por la visión del filósofo español, más completa, más intencionada, más exigente y esperanzadora.

viernes, 22 de noviembre de 2013

BUENAS Y MALAS

No nos gustan las malas noticias, nos gustan las buenas aunque sean inventadas, aunque sean burdas exageraciones de una realidad a la que le huimos metiendo la cabeza en el hoyo, este sí profundo, de los medios de comunicación y su programación insulsa pero no inocente. Lo saben los políticos y los publicistas, lo saben los monopolios y los intereses inconfesables, porque si se confiesan hasta se repelen ellos mismos. Cuando encontramos una nota periodística que da cuenta de corrupciones nos escandalizamos y la exorcizamos dando vuelta a la página, cambiando de canal, apagando el aparato a través de la cual nos llega. Pero no vamos más allá. Podemos saber lo que costó cada voto a favor de la reforma fiscal, pero preferimos no hacerlo; podemos saber de la presencia de la delincuencia organizada que se disfraza de organización productiva para ser recibida en el Senado; podemos saber de las cuotas que cobran los legisladores para beneficiar con recursos financieros, provenientes de nuestros impuestos, a ciertos municipios del país cuyos presidentes se portan bien porque reparten lo que no es suyo; pero no queremos saberlo. Conocemos del “hallazgo” de nuevas fosas clandestinas, creyéndonos la versión oficial de que las autoridades ignoran dónde se encuentran, o que el partido “revolucionario” ya no celebra la Revolución ni con minúsculas, pero parece no importarnos. La desilusión nubla las esperanzas pero no las desaparece: “La máquina de los fracasos ha ido configurado una imagen detestable de la que todos somos, de una manera u otra, responsables. No es solamente una ingeniería de la zancadilla, es una distribuidora de corrupción. Si algo ha repartido con eficacia el nuevo régimen es precisamente el arco de beneficiarios políticos. Ya no puede decirse que la corrupción —como el poder— sean monopolio de un partido. Ahora todos los partidos han utilizado las posiciones de responsabilidad pública para beneficiarse económicamente. No es extraña la mala imagen de la democracia en México. Nuestro desprecio se funda en la experiencia. No tenemos elementos para creer en la superioridad moral de la democracia como un régimen en que el poder público se ejerce en público, rindiendo cuentas sobre el sentido y el efecto de sus decisiones. La democracia no ha reducido la corrupción pero bien que la ha hecho más visible y más irritante.” (Jesús Silva-Herzog Márquez, diario Reforma, La conspiración, 18 de noviembre 2013). Hay otras cosas que se han vuelto más visibles, pero cerramos los ojos. La mal llamada reforma educativa sigue dando cosas de qué hablar, lo que incluye ya lo sabemos, pero entre lo que ignora y quieren que nosotros también lo hagamos, están temas que necesitamos saber, aunque nos duelan. El éxito o fracaso escolar no depende de los días u horas de clase por ciclo escolar, tampoco de si los maestros andan en marchas y plantones “abandonando” las aulas; hay más responsabilidad desde el diseño de los planes de estudio que debieran considerar un proyecto de país, una visión de futuro apegada a los intereses y posibilidades nacionales; o a la preferencia por un modelo pedagógico que está “de moda” o que es impulsado por organizaciones cuyo objetivo es contar con mano de obra calificada para hacer algunas cosas y no pensar en otras; o considerar que la educación es un tema de seguridad nacional para que las escuelas sirvan como guarderías y evitar así, que los niños y jóvenes anden en las calles con la tentación de convertirse en narcomenudistas, en consumidores o en sicarios. No solo existe un capital económico que se concentra inequitativamente, también el capital cultural padece de tal desviación: “La estrecha asociación entre origen social del alumno y su éxito o fracaso escolar es una manifestación empírica del proceso de reproducción de la desigualdad social [...] Mediante la socialización familiar, el niño hereda cierto capital cultural acorde con su pertenencia de clase.” En palabras llanas, el nivel cultural y escolar de los padres define, significativamente, el desempeño escolar de los hijos. Y esto no es un descubrimiento nuevo, por lo menos desde el 2002 Rubén Cervini (Revista Mexicana de Investigación Educativa septiembre-diciembre 2002) lo resume así: El capital cultural socialmente más valorado (dominante) es más probable que aparezca entre los núcleos de mayor nivel socioeconómico (background familiar); al mismo tiempo, la escuela tiende a valorar precisamente ese capital. Entonces, el niño de origen social alto tiene mayor probabilidad de éxito porque posee cierto capital cultural, heredado de sus padres y valorado por la escuela, que le ayuda a dominar el currículo escolar, a diferencia del procedente de familia con menor estatus social. El capital cultural juega, entonces, un papel de factor intermediario entre el “origen social” del alumno (background familiar) y su aprendizaje. ¿Más claro? Según los resultados del Censo 2010 en nuestro país y en palabras del titular del INEGI: “En 1990 el promedio de escolaridad era de nivel primero de secundaria, 6.5 años; para el 2010 tenemos un promedio de escolaridad de 8.6, promedio cercano ya a tercero de secundaria, y también se han reducido las brechas entre hombres y mujeres. Hay diferencias, sin embargo, como en otros indicadores, cuando analizamos las entidades federativas. Allí vemos que, por ejemplo, el Distrito Federal, Nuevo León y Coahuila tenemos grados promedios de escolaridad ya de educación media superior. Sin embargo, tenemos estados como Chiapas y Oaxaca donde el promedio de escolaridad es de primero de secundaria. Sin embargo las brechas más importantes en esta materia se ven cuando analizamos los municipios. Aquí tenemos a los municipios y delegaciones, por ejemplo el caso de la Delegación Benito Juárez o San Pedro Garza García, Nuevo León, o la Delegación Miguel Hidalgo, que tienen promedios de escolaridad similar a los países desarrollados. En cambio y en contraste, del otro lado tenemos municipios en Guerrero, en Oaxaca o en Veracruz que tienen promedio de escolaridad que no llega a los tres años de primaria, repito, son promedios de escolaridad. Se ven los graves contrastes que todavía tenemos en nuestro país”. Lo que significa que nuestro sistema educativo perpetúa las desigualdades sociales, por eso las inconformidades y protestas. Son malas noticias, pero disfrazarlas con el lenguaje tecnocrático de la “calidad” o las “áreas de oportunidad” de poco o nada sirve.

viernes, 15 de noviembre de 2013

HAY SOLUCIÓN

“Los que vivimos fuera de Tamaulipas o Michoacán nos consolamos con la idea de que en nuestra ciudad las cosas no han llegado ni llegarán a ese punto. Los que están en Morelia se compadecen de los de Apatzingán, y los de Apatzingán de los de alguna comunidad de Aquila que es literalmente propiedad del narco. El problema es que el día menos pensado en nuestra ciudad comienza a suceder lo que se padece en Morelia, y en Morelia aparecen los primeros signos de lo que antes sólo se veía en Apatzingán. De esa manera escala el problema hasta que nos cambia la vida…” Carlos Zepeda Patterson, diario El Universal del 13 de noviembre del 2013. Por eso no conviene regodearse presumiendo la paz y seguridad que se tiene, mientras en toda nuestra geografía y en el tejido social que nos queda no se ataque donde más le duele a la corrupción y a la impunidad, corremos el riesgo de presumir lo que en algún momento seguramente daremos por perdido. ¿Cuándo habíamos visto que Querétaro saltara a las páginas internacionales de los medios por un avión “full” de lo que sea? Y no se vale decir que todo corresponde a las autoridades federales, esa es la salida fácil. Tampoco se vale calificar de “extravío” al robo de un menor que ya se llevaban, por tren, a Veracruz, según los partes oficiales. O minimizar los casos de los desaparecidos de la sierra en su tránsito a nuestra frontera norte, o del comerciante cuya familia no cesa en exigir una investigación seria. La corrupción no se detiene con retenes carreteros, tampoco “sellando” las fronteras de un estado por cuyas autopistas, cielos y vías férreas pasan, diario, millones de toneladas de productos y miles de vehículos con todo tipo de personas. La corrupción se salta todos los controles y agujera los más disímiles “blindajes”. Lo saben en Italia, en Colombia y en todos los países que han visto cómo sus instituciones son tomadas y hasta sustituidas por instancias paralelas desde donde se ejerce el poder sobre las actividades económicas, que contaminan la convivencia cotidiana y la cambian por el terror inmovilizante; que cobran, vía extorsiones, los impuestos que un estado que merezca tal nombre debe concentrar para resolver las desigualdades sociales. Sólo hay un camino para que la corrupción se convierta en endémica, la complicidad temporal o permanente, que como la serpiente que se muerde la cola, termina por acabar hasta con ella misma. A pesar de los intentos por acallar la gravedad de la situación los testimonios se filtran, los videos de ejecuciones, tiroteos en espacios públicos, secuestros, levantones, aparecen en canales de noticias de otros países y se diseminan por las redes sociales, sólo los funcionarios gubernamentales creen que no sabemos nada. “… puedo decir que el gobierno sabe de todo esto, que ellos saben estas cosas. Saben que hay mucha gente que ha sido entrenada, adiestrada y preparada por el gobierno y que ahora trabaja para el narco. El gobierno sabe lo que está pasando. La razón por la que no acaban con esto es que el sistema les conviene. Hay varias cosas que se ajustan a sus intereses. Una de ellas es que cierto porcentaje de inestabilidad les conviene porque les permite seguir robando […] El gobierno de Estados Unidos procura que su imagen esté limpia. En las garitas de la frontera hay elementos que, te lo aseguro, cobran cincuenta mil dólares por dejar pasar una Suburban cargada hasta el techo con todo lo que puedas imaginarte. Y ha habido investigaciones que han afectado a México, hay noticias internacionales que dicen que los narcos no se han infiltrado en sus instituciones. Pues sí lo han hecho, pero en Estados Unidos al menos se hace el esfuerzo de acabar con la corrupción. En México ni lo intentan. Cuando lo hacen en México es para darle ventajas a los narcos. El gobierno asigna una fuerza especial, bien adiestrada, para combatir esas mismas organizaciones del narcotráfico con que acabarán trabajando […] Esta es la lógica que debes entender” ̶ Sicario. Autobiografía de un asesino a sueldo. Editado por Molly Molloy y Charles Bowden. Grijalbo-Proceso. Septiembre 2013‒. Mientras, los ciudadanos se organizan y hacen lo que pueden, existen experiencias exitosas que se pueden aplicar aquí, hay protocolos internacionales, falta voluntad; la resignación ya no es una opción.

viernes, 8 de noviembre de 2013

LA IMPACIENCIA

Pues sí, algo está pasando. Se está acabando la paciencia, se arrinconan el miedo y la indiferencia, retroceden los falsos consensos y se desordenan las conciencias. Y es que la violencia genera violencia y las masas no tienen los mismos frenos que los individuos. Por fin se percibe como agresiva, injustificada, injusta, la violencia que se ejerce desde las instituciones. Porque violencia es imponer una reforma administrativa que desconoce los derechos laborales de miles de profesores de enseñanza básica, es pretender que modelos educativos, completamente ajenos a nuestro contexto cultural, sean llevados a las aulas sin consultar a los directamente encargados de tratar cotidianamente con los niños y jóvenes, con malos directivos y desconcertados padres de familia. Es responsabilizar de la mala educación a los docentes ignorando que los medios de comunicación, esos que promueven hipócritas moralidades y justifican la riqueza, la corrupción y la impunidad de los poderosos, también educan, y mal. Violencia es despreciar a quien denuncia un delito, una extorsión, el robo del escaso patrimonio que ha podido conseguir; es burlarse y minimizar la desaparición de nuestros prójimos, es conocer la cínica exhibición de riquezas mal habidas de nuestros políticos, empresarios, líderes sindicales, ministros religiosos y saber que no pasa nada; también es violencia la carencia de medicamentos en el devastado sistema de salud que padecemos, la venta de terrenos y la edificación de viviendas en sitios conocidamente vulnerables, el despilfarro de los partidos políticos; también la tolerancia a las pérdidas de recursos destinados a nuestra jubilación y retiro, a la desmedida ganancia de los bancos que juegan con los dineros ajenos. Violencia es la fabricación de presuntos culpables mientras los verdaderos se pasean por las calles cometiendo todos los delitos imaginables; es la soberbia de los jueces, procuradores y demás servidores públicos que prefieren cometer injusticias que reconocer un error. En fin, el pretender que no pasa nada cuando sufrimos de todo, ya no da los mismos resultados que antes. Romper con los esquemas mentales que provocan nuestra indiferencia, nuestra dejadez, nuestro miedo, no es fácil. Desde el arte nos llegan algunas explicaciones a porqué somos como somos, porqué dejamos que nos hagan lo que sea sin apenas oponer algo de resistencia, porqué dejamos que aplasten impunemente nuestra dignidad: “En México no hubo una dictadura con un inicio y un final, para que después de ese final se pudiera recuperar la memoria. En nuestro país hay una continuidad del régimen, no existió ese momento de ruptura como en Argentina y Chile. En México, sin ese quiebre, no existió tampoco la valoración posterior” ‒es la voz de Gabino Rodríguez, de la compañía de teatro Lagartijas tiradas al sol, diario La Jornada del 8 de octubre de este año‒. En lo muy reciente, apenas en el lapso de una semana, sabemos de la quema de dos alcaldías por muchedumbres enfurecidas por el actuar de las autoridades, conocemos de presidentes municipales que no despachan en sus oficinas, de una de ellas que insta a sus ciudadanos a no salir de sus casas porque los enfrentamientos armados ponen en riesgo sus vidas, de la toma de espacios legislativos por ciudadanos que apenas aciertan a organizarse para demandar justicia, de los intentos por contener al crimen organizado formando grupos de autodefensa, del clamor de obispos denunciando la actuación cómplice de policías y fuerzas armadas que debieran estar garantizando la convivencia pacífica y la aplicación justa de la ley, la denuncia firme y pública por la “siembra” de paquetes de droga en el equipaje de ciudadanos que viajan usando las terminales aéreas, los ejemplos abundan, afortunadamente. Nuestro proceso reformista no atiende a esas emergencias, las ignora porque le estorban, pero hay que tomar en cuenta lo que dijo hace tiempo un personaje clásico local: la reversa también es un cambio, y la reversa es lo único que considera nuestro sistema político. No hay un nuevo PRI, ni un nuevo PAN, ni un nuevo PRD, eso es genéticamente imposible; sí hay un sistema partidista que quiere retroceder el tiempo porque no se adapta a un contexto nuevo, diferente. Y que se aprovecha de la coyuntura neoliberal. Desde la teoría y la academia hay intentos importantes por explicar lo que está pasando, por develar lo que se quiere mantener en las tinieblas de la ignorancia, toca el turno al filósofo, físico y epistemólogo Mario Bunge ‒revista Ñ del 5 de noviembre del 2013‒, con sus 94 años de experiencia, de estudio, de impaciencia: “Yo, a diferencia de los liberales, no creo que se pueda privilegiar un valor a expensas de otros. Yo no creo en la libertad sin igualdad ni fraternidad. La revolución francesa la pegó, los tres van juntos. Si subraya la libertad, lleva al desinterés por el bien social, si subraya la igualdad, disminuye la responsabilidad, la iniciativa y el liderazgo individual, y si subraya la fraternidad, está predicando que los zorros confraternicen con las gallinas, y eso no es posible. Las tres cosas juntas, sí. Lo mismo pasa con la educación, no basta con clamar por mejores escuelas, los chicos tienen que ir sanos e integrar familias en las que por lo menos un miembro trabaje. Trabajo, educación y salud van juntos. Los valores siempre se dan en paquetes, no funcionan individualmente.”

sábado, 2 de noviembre de 2013

ALGO TIENE QUE PASAR

Hay ocasiones en que parece que algo está por suceder, quizás lo esperamos porque el actual estado de cosas se percibe como insostenible. Apenas la semana pasada escribimos sobre los temas cruciales para la ciudadanía pero que son ignorados por todos los órdenes de gobierno, como si no existieran por el simple hecho de no mencionarlos. Ahora el asunto está peor, todo eso que se quiere pasar por alto se está juntando hasta formar un mazacote difícil de abarcar y descifrar. Para decirlo claro, la violencia, el crimen organizado, la corrupción e impunidad están inevitablemente mezclados, y nadie con poder legal aunque cuestionadamente legítimo le quiere entrar a la solución, será porque todos tienen alguna cola que les pisen. Pero es precisamente esa indiferencia la que da la sensación de que algo está por suceder. Unos cuantos ejemplos. El calificar, desde el discurso oficial, de “actos vandálicos” los atentados contra trece subestaciones eléctricas y el incendio de varias estaciones expendedoras de gasolina en Michoacán, quiere evitar llamar terrorismo a lo que sí lo es. Pretender que no pasa nada ya no sirve, o que la gravedad de lo sucedido es mínima, tampoco. La campaña agresiva en los medios masivos para presentar una imagen idílica de Acapulco e Ixtapa, llegando a la irresponsabilidad de recomendar el tránsito por la autopista siglo XXI que atraviesa varios de los municipios michoacanos que se pelea el crimen organizado, o atreverse a garantizar 365 días de sol cuando acabamos de pasar más de 60 días de nublados, huracanes y lluvias torrenciales en esa región del pacífico mexicano. El tener que forzar una reforma al Código Penal Federal, para permitir el indulto presidencial en los casos en que el poder judicial no muestra ánimos, ni voluntad, para reconocer los abusos del aparato de justicia del país. Dejando en la impunidad los actos deficientes de ministerios públicos, procuradurías y jueces. Para ello se le adiciona: “Artículo 97 Bis. De manera excepcional, por sí o a petición del pleno de alguna de las Cámaras del Congreso de la Unión, el titular del Poder Ejecutivo federal podrá conceder el indulto, por cualquier delito del orden federal o común en el Distrito Federal, y previo dictamen del órgano ejecutor de la sanción en el que se demuestre que la persona sentenciada no representa un peligro para la tranquilidad y seguridad públicas, expresando sus razones y fundamentos, cuando existan indicios consistentes de violaciones graves a los derechos humanos de la persona sentenciada.” Si a alguien se le ocurre pensar que esto rompe con el hipotético equilibrio de poderes es porque se pasa de barroco. Pero a esos extremos hay que llegar para deshacer los graves errores que los jueces son incapaces de ver y reconocer. Una revisión detallada del caso se puede encontrar en la declaración pública de Amnistía Internacional México del 29 de octubre de este año, que en uno de sus párrafos dice: “Amnistía Internacional (AI) recuerda a las autoridades mexicanas su obligación de garantizar la liberación del maestro tzotzil Alberto Patishtán, para poner fin a 13 años de encarcelamiento injusto en violación de sus derechos humanos fundamentales. El maestro Patishtán ha afrontado esta prolongada detención ante la incapacidad del sistema de procuración de justicia de realizar investigaciones prontas y efectivas, valorar las pruebas presentadas al caso y respetar los derechos humanos, una situación que afecta cotidianamente a las personas indígenas o de escasos recursos económicos y sociales en México que sufren discriminación y la negación del derecho a un juicio justo.” El espacio es limitado y apenas da para un tema más. La creciente cifra de suicidios en Querétaro ya prendió las luces de alerta en la ciudadanía, no en las autoridades. Recibimos con gusto la información e invitación del Colectivo Universitario Humanitas para sumarnos a una campaña motivada por: “Queremos detener los 10 suicidios que en promedio están presentándose mensualmente, si a ello agregamos que las cifras se disparan en diciembre la situación es abrumadora y debemos responder inmediatamente” y cuya primera actividad será: “el análisis, diseño, difusión y aplicación de una estrategia multidisciplinaria para detener los suicidios en la población queretana, que afectan principalmente a los jóvenes.” Son siete etapas que quieren aterrizar en algo concreto: “Juntos lograremos la gestión de un Centro de Apoyo Emocional Multidisciplinario y/o fortalecer los ya existentes, con lo cual se posibilitará una aproximación e intervención psicológica desde una perspectiva integral, contemplando los diferentes niveles: su dimensión mental y conceptual, afectiva-emocional, comportamental, relacional, identitaria, cultural, enfocándonos en la prevención de las crisis, así como en el estudio previo de los factores de riesgo.” La propuesta allí está para enriquecerla y hacerla viable, cualquier persona interesada puede contactar a los organizadores a través del correo: bluesmediante@hotmail.com Podríamos seguir por páginas enteras mencionando los temas que nos preocupan, que cada quien enliste los suyos, esos que parece que no existen porque a nuestros gobernantes y representantes populares no les importan, y ocupémonos en tratar de resolverlos, algo tiene que pasar.

viernes, 25 de octubre de 2013

TRISTEZAS

Para los gobiernos los problemas que en verdad importan a los ciudadanos “no son tema”, no aparecen en sus preocupaciones, en sus planes, en su agenda. Vivimos sumergidos en las llamadas “reformas estructurales”, que en el contexto actual sólo es el nombre que se le pone a la progresiva pérdida de derechos sociales y laborales de los trabajadores manuales o intelectuales. Las reformas son regresiones a estados casi de barbarie, no es exageración, lo venimos señalando desde hace meses, quizás años. Allí están los casos de los países de la zona euro, los mileuristas españoles que le pusieron nombre a la caída de su salario promedio, antes cercano a los 2 mil euros mensuales, ahora debajo de los mil; sus crisis recurrentes, la baja drástica en sus pensiones y jubilaciones ya ganadas, ya trabajadas; las condiciones precarias en los pocos que logran acceder a alguna plaza laboral, las penurias de sus sistemas de salud, de educación. La protección cínica e indiscriminada a las cúpulas empresariales, a los grandes corporativos bancarios, energéticos, mineros, que no conocen más patria que la de sus propias carteras. Mientras vivimos esas regresiones permanecen las corrupciones en todos los niveles gubernamentales y directivos, públicos y privados, con su carga de impunidad y desvergüenza. Antes mataban jóvenes, ahora matan niños, a plena luz del día, en la calle, por un celular y los tenis que le arrebatan al cadáver. O los acribillan por aparentes problemas entre narcomenudistas, o los secuestran para sacarle dinero a sus familias y nunca más aparecen vivos, a veces ni muertos porque a nuestros aparatos de procuración y administración de justicia no les interesan, porque no hay ganancia, todavía, con los muertos. Y nos asombramos de que el movimiento magisterial lleve 8 meses en la brega, que se expanda a otros estados, que adquiera múltiples formas para manifestarse y resistir a la pérdida de los más elementales derechos laborales, a que no se les tome en cuenta en un cambio necesario en lo que toca al enfoque pedagógico y de contenidos curriculares, a que se les ofenda y desprecie en los medios de comunicación masiva. Para nuestras cúpulas políticas y empresariales es peor que pecado capital que los profesores se piensen a sí mismos, en lugar de permitir ser pensados por ellas. Si para el foxismo su filósofa de cabecera fue la chimoltrufia, porque como decía una cosa quería decir otra; para el calderonismo lo fue chespirito, y para el actual despeñadero su inspiración es Eugenio Derbez, y entonces hay que llevar a los muchachos de los bachilleratos a ver su película, según denuncia de Agustín Escobar en Tribuna de Querétaro, donde los temas que nos preocupan, que alimentan nuestros temores —la corrupción, el narcotráfico, las desapariciones, las extorsiones, los secuestros, las ejecuciones, las riquezas fácilmente explicables que no son delitos graves, la invención cotidiana de presuntos culpables, la impunidad—ni siquiera son parte de la escenografía. Si algo descubrieron las catástrofes naturales recientes es la cadena de corrupciones que elevaron la cantidad de víctimas mortales, de pueblos enteros devastados, de destrucción de selvas, bosques y humedales, la irresponsable construcción de casuchas y hasta complejos turístico-residenciales en cauces de ríos y desfogues de lagunas. Lo dice con precisión Sergio Gómez Montero en su ensayo Tecnología y consumo: el futuro enfermo: “Cuerpo, comunidad y naturaleza gravemente enfermos producen por necesidad tristeza. Todo dolor –acompañante común de la enfermedad– genera tristeza, tanto en quien lo padece como en aquellos que lo contemplan o lo acompañan; un dolor enfermizo y enfermo que se multiplica cuando los servicios de salud que, se supone, lo deben de paliar atendiendo a la enfermedad, son insuficientes o ineficaces. Estar cerca o sufrir la enfermedad en México (aunque, claro, no sólo aquí) es hoy reflejo fiel de esos efectos: la saturación de los servicios de salud (más los públicos que los privados) lastima ante su contundencia y refleja, sobre todo, el grave daño de malestar enfermizo que aqueja a la sociedad y la torna hoy una sociedad triste.” Pero para evitar la tristeza hay distractores, allí entran, otra vez, los medios de comunicación y sus monopólicos dueños. Tristeza no es perder todo el patrimonio o hasta a algún familiar por culpa de la corrupción y el crimen organizado, tampoco perder derechos sociales por la progresiva privatización de todo, hasta de la felicidad; tristeza es que la “selección nacional” de futbol no vaya al mundial.

sábado, 19 de octubre de 2013

CÓMO VA LA VIDA Joaquín Córdova Rivas
“Estuve en la Isla Negra, en la casa que fue, que es, de Pablo Neruda. Estaba prohibida la entrada. Una empalizada de madera rodeaba la casa. Allí, la gente había grabado sus mensajes al poeta. No habían dejado ni un pedacito de madera sin cubrir. Todos le hablaban como si estuviera vivo. Con lápices o puntas de clavos, cada cual había encontrado su forma de decirle: gracias.” Eduardo Galeano El libro de los abrazos. La fecha es lo de menos, la memoria es terca y solita fija sus plazos. Hace menos de un mes recordamos la muerte del poeta chileno, célebre por su obra y por su congruencia. También por haber sido una de las víctimas de la estúpida dictadura que enlutó a su país e impuso un modelo económico devastador por inhumano, ese que ahora llamamos neoliberalismo. Seguramente hay miles de temas para escribir, unos más actuales que otros, pero hay que defenderse de lo inmediato, tomar distancia temporal y no dejarse llevar por lo urgente, lo que se quema de un día para otro y desaparece sin dejar huella. Lo que nos alerta y nos duele es la intención, en esa mal llamada reforma fiscal, de recortarle más el presupuesto a la cultura en un país que se nos resquebraja bajo los pies. A pesar de todo hay signos alentadores, el Festival Internacional Cervantino sale de las salas de concierto, de los auditorios cerrados y limitados para trasladar algunos de los eventos a las plazas de los pueblos vecinos a su sede principal, allá donde se requiere que los ciudadanos recuperen sus lugares públicos clausurados por la corrupción y la violencia cada vez más organizadas e institucionalizadas. Porque la permanencia puede volverlas “normales”, hasta que la paciencia estalla. Es necesario sobrepasar el miedo, evocar el placer de la música, de la danza, el asombro ante culturas desconocidas pero ricas en significados. El otro signo es la recuperación del espacio del Zócalo de la ciudad de México para la realización de su tradicional feria del libro. Hubo que romper un cerco de vigilantes policías y de centros de acopio de ayuda para los damnificados de los fenómenos naturales y de las corrupciones públicas y privadas, manejados por las más disímbolas fuerzas armadas en su talante humanitario. La cultura, plasmada en libros, es tan indispensable como los alimentos o los artículos de aseo, aunque a algunos les parezcan prescindibles y hasta peligrosos. Hay que alimentar el alma porque se nos está muriendo. No tenemos el talento de Neruda, no podemos escribir los versos más tristes, pero sí compartir los sentimientos de millones de mexicanos que sienten inútiles sus esfuerzos cotidianos ante la barbarie tolerada y hasta inicialmente promovida por los beneficiados de siempre, esos 186 mil mexicanos que reporta el banco Credit Suisse que poseen “al menos” un millón de dólares, frente a casi 80 millones que viven en una situación precaria. No es sano soportar el “no pasa nada”, porque sí pasa. Allí están los enemigos, en el poema de Neruda y en otros lugares más cercanos: “Ellos aquí trajeron los fusiles repletos / de pólvora, ellos mandaron el acerbo / exterminio, / ellos aquí encontraron un pueblo que cantaba, / un pueblo por deber y por amor reunido, / y la delgada niña cayó con su bandera, / y el joven sonriente rodó a su lado herido, / y el estupor del pueblo vio caer a los muertos / con furia y con dolor. / Entonces, en el sitio donde cayeron los asesinados, / bajaron las banderas a empaparse de sangre / para alzarse de nuevo frente a los asesinos. / Por esos muertos, nuestros muertos, / pido castigo. / Para los que de sangre salpicaron la patria, / pido castigo. / Para el verdugo que mandó esta muerte, / pido castigo. / Para el traidor que ascendió / sobre el crimen, / pido castigo. / Para el que dio la orden de agonía, / pido castigo. / Para los que defendieron este crimen, / pido castigo. / No quiero que me den la mano empapada con nuestra sangre. / Pido castigo. / No los quiero de embajadores, / tampoco en su casa tranquilos, / los quiero ver aquí juzgados / en esta plaza, en este sitio. / Quiero castigo.” Los enemigos - Poemas de Pablo Neruda http://www.poemas-del-alma.com/pablo-neruda-los-enemigos.

sábado, 12 de octubre de 2013

LEGALIDAD RETORCIDA

Si nos mantenemos atentos es fácil que una idea nos atrape, más cuando parece caer en el momento justo, dando respuesta a las preguntas que nos hacemos; o cuando cuestionan la información predominante y rompen con creencias arraigadas pero inútiles por inaplicables. Eso está pasando ahora, pero para ello es necesario darle espacio a esa idea, dejar que respire, que haga su labor subversiva. Tenemos más de un mes oyendo a los fetichistas de la normatividad, esos que creen que es suficiente con prohibir cualquier cosa para evitar que suceda, pedir represión y castigo; como si la desbordante realidad pudiera sujetarse con una ley o reglamento. Vamos con la idea, leámosla con calma dejando que cumpla con su cometido, ofrecer una mirada diferente y quizás explicar lo que no hemos podido, en esta ocasión corresponde al italiano Giorgio Agamben, alumno del filósofo Martin Heidegger y traductor de Walter Benjamin: “Los poderes y las instituciones no están hoy deslegitimados porque hayan caído en la ilegalidad. Es verdad más bien lo contrario, la ilegalidad está tan difundida y generalizada porque los poderes han perdido toda conciencia de su legitimidad. Por ello, es vano creer que se puede afrontar la crisis de nuestra sociedad mediante las acciones –ciertamente necesarias– del poder judicial. Una crisis que embiste la legitimidad no puede resolverse sólo en el plano del derecho.” Ahora apliquémosla a un caso conocido. Parece obvio que una reforma educativa no puede hacerse sin la participación de quienes tendrán que ponerla en práctica: los maestros frente a grupo, por eso, las frenéticas diatribas de un secretario de educación que ignora esto no tendrán efecto alguno sobre el incremento de la calidad de la educación, más bien al contrario, estorbarán por el rechazo que deja ver su ignorancia sobre el tema. Tampoco servirá invocar una legalidad repudiada. Cualquier cambio en el marco legal debe tener como prerrequisito la voluntad de los involucrados para acatarlo, el simple uso de la fuerza no será suficiente. ¿Cómo se obliga a miles de maestros, manifestándose en al menos 22 estados del país, a cumplir con una legalidad que los agrede directamente? Ninguna fuerza policial será suficiente. Con más calma, no hay policía o ejército que alcance para obligar a miles de maestros, distribuidos a lo largo y ancho del país, para acatar una norma que no reconocen. Esa es su fuerza, de los maestros o de cualquier grupo social organizado alrededor de intereses propios y bien definidos; y esa es la grave falla de una reforma laboral disfrazada de educativa. Y todavía lo anterior supone un proceso legislativo o judicial también apegado a sus propias normas, lo que tampoco se está cumpliendo puesto que ambos poderes están siendo avasallados por una pequeña cúpula, el llamado Pacto por México, que pretende una representatividad que está muy lejos de tener. Completemos la idea de Agamben expuesta en una conferencia titulada “Mysterium iniquitatis”, en latín, dado que el italiano encuentra su inspiración en la teología – reseña publicada en la Revista Ñ el 7 de octubre de este año–: “La hipertrofia del derecho, que pretende legislar acerca de todo, traiciona más bien, a través de un exceso de legalidad formal, la pérdida de toda legitimidad substancial.” Allí está nuestro problema y el porqué de la reformitis del gobierno federal y algunos estatales, creer que reglamentarlo todo modela la realidad, sin tomar en cuenta a los afectados, como si no existieran ni tuvieran la capacidad de oponerse. Para acabarla de amolar no se quiere cambiar lo que está podrido, se ignora la corrupción en escala que revienta lo que sea, por muy buenas intenciones que se tengan. Un ejemplo: “Desde 2009, 43 alcaldes han sido asesinados y otros 30 secuestrados, según ha denunciado esta semana la Federación Nacional de Municipios de México (Fenamm). México tiene 2.457 alcaldes y la organización calcula 983 han sido amenazados por carteles del narcotráfico: un 40%.” (Publicado en el diario español El País el 9 de octubre de este año). Así no se puede gobernar ningún país, tampoco promover su desarrollo, menos exigir el apego a una legalidad rebasada. A pesar de que todos conocemos, diario, de casos de corrupción extrema, pública o privada, no se hace nada. Lo más reciente son los juniors de algunos de nuestros políticos y empresarios, dicen tener ambas vocaciones, que presumen su insultante fortuna legalmente inexplicable; o los policías federales acreditados, que ya pasaron los controles de confianza y que forman parte de bandas de secuestradores o extorsionadores, y de la frustración de que no pasa nada. Esa idea produjo su efecto, cambiar la mirada y la percepción sobre los eventos que nos preocupan y afectan a todos; darles una explicación diferente, salir de la trampa de la simplificación que sólo sirve para polarizar e incrementar la intolerancia. Mientras, las cúpulas empresariales, esas que integran los poderes fácticos, se niegan a contribuir en el desarrollo de un país que se nos deshace entre las manos, prefieren sus privilegios y desvían la atención satanizando a los que menos la deben.

viernes, 4 de octubre de 2013

INEPTITUDES PERVERSAS

“Un inepto es quien ocupa un cargo para el cual no está preparado. No importa su inteligencia, voluntad o lealtad al jefe. Nada sustituye al conocimiento y la experiencia.” ¡Yo no fui! - Columna semanal de Sergio Aguayo - 02 de octubre 2013. www.sergioaguayo.com Por necesidades editoriales este texto se escribe el 2 de Octubre por la tarde, las noticias se cargan por el lado de las confrontaciones provocadas por grupos, bien identificados, durante la marcha que recuerda la matanza de estudiantes y ciudadanos en 1968. Los medios cubren, con todo el morbo posible, la muy nutrida manifestación sin mencionar el motivo de la misma. Al parecer se cumple el objetivo de desviar la atención de las crecientes inconformidades sociales producidas por una democracia de baja calidad, por un sistema político que escala los niveles de corrupción y que no se atreven a tocar porque todos ellos se benefician, en algún grado, de ello. Una de esas muchas corrupciones tiene que ver, y por eso la tentación de comenzar con la cita de Sergio Aguayo, con la colocación de los cuates, de los parientes en cualquier grado, de los compadres y demás personajes supuestamente leales, por incompetentes, en cargos importantes de gobierno. Aguayo se refiere en particular al caso del titular nacional de protección civil, un licenciado en turismo sin más antecedente que haber sido brigadista en el sismo de 1985. Pero se puede aplicar a casi cualquier nivel de un gobierno corroído por incompetentes bien pagados y que no cumplen con sus responsabilidades, provocando la gran devastación nacional. A las muestras locales de ineficiencia ya mencionadas en textos publicados en números anteriores de este semanario, podemos incluir muchas más, pero no abusemos y veamos tres. Una, la todavía fallida puesta en marcha de RedQ, que a los problemas de la falta de unidades, de choferes, al rediseño de las rutas para que queden igual a como estaban; ahora se suma el sabotaje de algunos choferes que se empeñan en provocar problemas, que circulan vacíos y sin detenerse; o que se paran cada 10 metros a subir pasaje, tardándose el tiempo que se les antoja, asegurándose de provocar todo el caos vial que quieren. Dos, la entrega a alumnos de secundaria de certificados de estudios con errores, sabiendo que si no los presentan inmediatamente, con todos los datos correctos, serán dados de baja de las preparatorias y bachilleratos en que se inscribieron y asisten a clases desde Agosto, como en la secundaria Rosario Castellanos de La Cañada, en el municipio de El Marqués. Tres, los intentos de una empresa por amedrentar a los vecinos de varias colonias de la delegación Cayetano Rubio ―Hércules―, y la tibia actuación de las autoridades municipales y estatales que no se atreven a confesar que existe la intención o interés por comprar barato los terrenos y viviendas ya existentes, para construir zonas comerciales y desarrollos verticales de vivienda. Iniciando el quinto año de gobierno estatal, los amigos, parientes y recomendados están haciendo que comience la debacle; de los más de cien programas gubernamentales que supuestamente están funcionando solo resalta Soluciones, destinado a funcionar como maquinaria electoral en el tiempo que resta del sexenio. Un salinismo trasnochado y mal hecho. Alternemos párrafos y regresemos al 2 de Octubre del 68. “Según estas revelaciones, no fue sino hasta las 7:45 de la noche del 2 de octubre cuando el general Marcelino García Barragán ―secretario de la defensa nacional de 1964 a 1970― supo que los francotiradores apostados en varios edificios que rodeaban la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco no eran estudiantes, sino oficiales del Estado Mayor Presidencial. Lo supo de manera inesperada y por el conducto más oficial posible: el general Luis Gutiérrez Oropeza mismo, en ese momento Jefe del Estado Mayor Presidencial”. Investigación titulada: Rehacer la historia, de Carlos Montemayor en el libro: La guerrilla recurrente. Pero dilucidar lo que en realidad pasó en esa plaza que representa las tres culturas que conforman nuestra mexicanidad: los vestigios prehispánicos, la iglesia colonial y la arquitectura contemporánea de lo que fue la sede de la Secretaría de Relaciones Exteriores, han tenido que pasar más de 30 años. Montemayor refiere una plática del general Marcelino García Barragán con el también general, ya retirado, Lázaro Cárdenas: “Reunidos en mi Despacho, escuché todos los informes y pregunté al Capitán Barrios ―se refiere a Fernando Gutiérrez Barrios quien sería tiempo después secretario de gobernación―: ¿podremos encontrar en el edificio Chihuahua algunos departamentos vacíos, donde meter una compañía? Barrios me contestó, déjeme ver, tomó el teléfono y habló con el General Oropeza, me pasó el audífono y le dije a Oropeza que me consiguiera para antes de las dos de la tarde los departamentos que pudiera para meter una Compañía; en media hora tenía conseguidos tres Departamentos vacíos a mi disposición, uno en el 3er piso y dos en el cuarto piso”. Se refieren al edificio Chihuahua que serviría como tribuna para los oradores del Consejo Nacional de Huelga. Pero para criminalizar la protesta social y justificar lo injustificable, hay que tirarle el anzuelo a los medios y a la opinión pública, después de la matanza de Tlatelolco ocurrieron una serie de “atentados terroristas” para encubrir la paranoia y el autoritarismo del presidente y de su partido oficial, otra vez el testimonio del secretario de la defensa “el 19 de septiembre de 1969: La prensa de México amaneció dando la noticia de que había habido 4 explosiones en Excelsior, en Gobernación, en El Sol y en El Heraldo. Confirmando la información convoqué a una junta del Estado Mayor, Directores de las Armas y Servicios, para pedirles su cooperación, ordenando a todo el personal a sus órdenes que pidieran a sus familiares y amigos les informaran si algo sabían o llegaban a saber sobre las citadas explosiones. Al día siguiente se me presentó un oficial con la siguiente información y me dijo: Mi General, en las Barrancas del Complejo del Estado Mayor Presidencial están unos Americanos enseñando defensa personal y práctica de explosivos a personal del Estado Mayor Presidencial, no sé si le pudiera servir esta información para lo que usted desea conocer con relación a las explosiones.” El mismo general García Barragán comentaría después que en una conversación con el presidente Díaz Ordaz, este le confirmaría que su jefe de estado mayor presidencial había traído “unos gringos” en aviones militares mexicanos y que eran los autores de las explosiones presentadas como atentados terroristas. Increíble, pero si no fuera por la movilización social, ferrocarrilero en el 58, de médicos en el 66, estudiantil y popular en el 68 y los que siguen hasta la fecha, estaríamos peor. Pero no hay que desechar la capacidad perversa del sistema político para provocar retrocesos en nombre de la democracia, la seguridad y el desarrollo nacional.

viernes, 27 de septiembre de 2013

MÁS ALLÁ DE LO INMEDIATO

Los números son fríos, no entienden de razones ni atienden diferencias en contextos culturales, ese es el problema con las pruebas estandarizadas. Cuando queremos medir lo mismo haciendo todo igual, las diferencias, cualesquiera que sean, como que desaparecen, no son dignas de tomarse en cuenta. Ese es el problema de la prueba ENLACE y la causa de su desaparición. En un texto anterior titulado “El coletazo de ENLACE” y publicado en el número 753 correspondiente al 8 de agosto de este año, en este semanario, señalamos que los resultados de esa evaluación, en educación media superior, daban cuenta de un grave retroceso, y que, además, esa tendencia negativa o de “menor velocidad” en la mejora, para adoptar el lenguaje encubridor de nuestros funcionarios, era consecuencia de los malos resultados en el nivel inferior, es decir el básico, en primaria y secundaria. Pues tal suposición resultó correcta. En las prepas y bachilleratos, públicos y privados, en matemáticas, sólo “crecimos” menos que el estado de Guerrero, el resto de las entidades federativas creció en un porcentaje superior su población estudiantil ubicada en la suma de las categorías de bueno y excelente. En comunicación el resultado fue peor, la tendencia manifiesta fue a la baja, pero eso ya lo dijimos. Regresemos a las primarias queretanas, los resultados concentrados y promediados de tercero, cuarto, quinto y sexto grados ubicados en las categorías de bueno y excelente muestran que estamos en el penúltimo lugar, únicamente San Luis Potosí se queda detrás de nosotros. Consolémonos pensando que los porcentajes de Oaxaca y Michoacán no son representativos porque impidieron, en un número significativo de escuelas, la aplicación de la prueba. Se ratifica otro dato, las escuelas de estados con una base magisterial combativa, esos que algunos medios de comunicación no bajan de flojos, ignorantes, revoltosos, panzones y feos; los mismos que han obstruido vialidades primarias y rodeado edificios emblemáticos para nuestra incultura, como el Congreso y Televisa, tienen mejores resultados que los dóciles y suertudos queretanos. Los alumnos guerrerenses muestran un avance histórico, del 2006 al 2013, del 44.6 por ciento en bueno y excelente de tercero a sexto grados. Más del doble de lo que avanzamos en estas tierras, apenas el 21.6. Mejor ni mencionar otros estados con movilizaciones magisteriales importantes, sus resultados hablan por sí solos y se pueden consultar en www.enlace.sep.gob.mx Los promedios son engañosos, se requiere un análisis más detallado, comenzando por funcionarios y directivos hasta aterrizar en escuela por escuela, materia por materia, maestro por maestro; para eso deben ser los últimos viernes de cada mes, para que los consejos técnicos se echen un clavado y reflexionen sobre su realidad y posibilidades, para compartir experiencias, para ponerse de acuerdo, para experimentar e incorporar dinámicas escolares que puedan ser exitosas. Perderle el miedo a vernos en el espejo de nuestros estudiantes, conocer sus debilidades y necesidades, reconocer sus fortalezas y alcances. Hay que romper inercias, nada de reunirse sin saber qué se va a analizar, sin datos duros, sin puntos concretos a discutir, salirse de las inútiles “lluvia de ideas” que sólo sirven para encubrir las ocurrencias sin más sustento que el capricho de las autoridades que no atinan a nada. ¿Qué es eso del ciclo escolar de la actitud? Pura política de aparador, para sacarse la foto, sin más sustancia que el flashazo inmediato, el acaparamiento de las primeras planas de todos los medios impresos del día siguiente, y nada más. El miedo paraliza, por eso la reforma laboral que se aplicará en exclusiva al magisterio es contraproducente, además de que se violan derechos ganados con mucho esfuerzo se quedan, los profesores, a merced de funcionarios que sólo buscan sus muy personales intereses y quienes los cuestionen arriesgan la vocación y el trabajo. Por eso se ha incrementado el uso y abuso de estudiantes y profesores para rellenar actos oficiales y hasta partidistas, nadie se atreve a negarse, pero los rencores se acumulan y se cobran. Hay que disminuir los efectos perversos de un sistema de estímulos que premia la simple meritocracia pero ignora el trabajo efectivo en el aula. Que pone a competir a los maestros en lugar de propiciar el trabajo colaborativo. Construir comunidades de aprendizaje donde todos los estudiantes sean importantes y todos puedan contribuir al desarrollo de cada uno. Dejar de contribuir a la fragmentación del conocimiento con el pretexto de una inútil especialización, reforzar la laicidad, trabajar la autoestima y la tolerancia; demostrar que pueden existir espacios de convivencia, estudio y diversión pacíficos, que no necesitan y eviten el consumo de sustancias adictivas. Hay que cultivar el asombro y la curiosidad, regresarle el lugar que tienen los sentimientos y emociones en el proceso educativo. Demostrar que la ciencia y el arte se nutren mutuamente. Porque la desaparición de ENLACE tendrá un efecto perverso inmediato, los funcionarios y autoridades sabrán que no se medirá la debacle educativa a la que con tanto empeño contribuyen y les importarán menos los resultados en el aprendizaje de nuestros niños y jóvenes; sus miras están en el 2015, las nuestras sobrepasan varias generaciones.

viernes, 20 de septiembre de 2013

VIVIR NO ES CONSUMIR

Salgamos de los desastres naturales, de las lluvias torrenciales y sus efectos catastróficos. Si algo hemos aprendido es que las fuerzas de la naturaleza no se pueden dominar, si acaso, si somos inteligentes y previsores, prever y aguantar con los recursos que tengamos a la mano. El problema es que siendo humanos, el demonio se nos aparece con la cara de la corrupción y eleva los costos y los daños. Mejor hablemos de otra cosa, también de moda pero que queda en segundo plano por el asombro de lo inmediato. Parece que no hay vuelta atrás, que nuestro modelo económico ya no responde eficientemente a nuestras necesidades actuales y, mucho menos, asegura un futuro cierto. No se trata de reciclar el pesimismo de Thomas Malthus en su Ensayo sobre el principio de población, publicado en 1798, donde vaticina que: "Considerando aceptados mis postulados, afirmo que la capacidad de crecimiento de la población es infinitamente mayor que la capacidad de la tierra para producir alimentos para el hombre. La Población, si no encuentra obstáculos, aumenta en progresión geométrica. Los alimentos tan sólo aumentan en progresión aritmética. Basta con poseer las más elementales nociones de números para poder apreciar la inmensa diferencia a favor de la primera de estas dos fuerzas. No veo manera por la que el hombre pueda eludir el peso de esta ley, que abarca y penetra toda la naturaleza animada. Ninguna pretendida igualdad, ninguna reglamentación agraria, por radical que sea, podrá eliminar, durante un siglo siquiera, la presión de esta ley, que aparece, pues, como decididamente opuesta a la posible existencia de una sociedad cuyos miembros puedan todos tener una vida de reposo, felicidad y relativa holganza y no sientan ansiedad ante la dificultad de proveerse de los medios de subsistencia que necesitan ellos y sus familias." Pero sí se trata de saber que un planeta como el que habitamos tiene límites que ni siquiera nuestra ciencia y tecnología pueden perpetuar. Los signos están a la vista, cada día, en nombre del progreso, de la sobrevivencia y del consumo desmedido, devastamos amplias zonas del planeta; nos acabamos bosques, ríos, áreas cultivables, el agua dulce, los mares, glaciares y hasta acabamos con otras especies, mientras, nos seguimos reproduciendo ocupando cualquier espacio disponible sin el menor respeto por el entorno. Hay visiones catastróficas en cualquiera de nuestras mitologías, no podemos fingir ignorancia respecto a los límites que tiene la explotación desmedida, pero, a diferencia de los seguidores de Malthus o de otros personajes siniestros que hasta aparecen en la literatura comercial ─best sellers les dicen─, como el genio loco pero multimillonario que sirve de pretexto para la novela Inferno de Dan Brown, que pretenden resolver el problema por la vía de permitir o provocar epidemias mortales, o quedarse mirando cuando las hambrunas acaban con millones de seres humanos; existen propuestas que apelan a la razón, a la inteligencia de una especie que reconoce sus errores y es capaz de detener su extinción. Serge Latouche no es ningún improvisado, según el periodista Gabriel Asenjo (Revista Ñ, 11 de febrero del 2011) su currículo señala que es “especialista en relaciones económicas Norte / Sur, premio europeo Amalfi de sociología y ciencias sociales.” Este francés, que debe ser odiado por las grandes corporaciones, lidera desde los años setentas del siglo pasado, al movimiento decrecentista, que defiende algo que parece lógico y hasta deseable: “la sobriedad en la vida y la preservación de los recursos naturales antes de su agotamiento.” Pero, su propuesta va en contra de poderosos intereses políticos y económicos y, además, contra las expectativas individualistas de un consumo sin freno que lo iguala con la felicidad neoliberal a la que todos aspiramos. En la interpretación de Gabriel Asenjo: Desde su punto de vista “vivimos fagotizados (quizás quiso decir fagocitados, absorbidos) por la economía de la acumulación que conlleva a la frustración y a querer lo que no tenemos y ni necesitamos”, lo cual, afirma, conduce a estados de infelicidad. “Hemos detectado un aumento de suicidios en Francia en niños”, agregó, para aludir más adelante a la concesión por parte de los bancos de créditos al consumo a personas sin sueldo y patrimonio como sucedió en Estados Unidos en el inicio de la crisis económica mundial. Para el profesor Latouche, “la gente feliz no suele consumir”. En un mundo donde las utopías han cedido el paso al más estúpido y ciego pragmatismo, voces como las de Latouche resultan refrescantes y esperanzadoras. Actualmente estamos, bueno, algunos y con los pocos medios a su alcance, peleando contra las minas a cielo abierto y su venenosa forma de extraer los pocos metales preciosos que quedan; contra el cambio climático que amenaza al ártico, que lo disuelve con todos los problemas que eso nos trae; contra la explotación petrolera irracional e intensiva que envenena la poco agua potable de que disponemos. La cadena de devastaciones es larga y apabullante, y lo único que se nos receta es resignación y la absurda esperanza de que el planeta sea inagotable y aguante cualquier tontería que le hagamos. Pero el futuro nos está alcanzando, aunque cerremos los ojos, la razón y la inteligencia. Finalmente, recordar a un estupendo ser humano, a Eduardo Mendoza Zaragoza, quien partió a otra dimensión de su existencia, quien puso su vida y conocimiento al servicio de los demás y eso se agradece.

sábado, 14 de septiembre de 2013

CAMBIAR PARA QUEDAR IGUAL O PEOR

Hay urgencia, las prisas parecen inevitables, nos deja el tren de la posmodernidad porque nuestras estructuras materiales y mentales son viejas, atienden a tiempos idos donde ideas como nacionalismo y soberanía tuvieron vigencia, pero se fueron desgastando con el uso y hasta el abuso, y ahora yacen apolilladas en el baúl de la historia patria. Lo primero que habría que cuestionar es si lo anterior es cierto, si la reformitis del gobierno actual y sus partidos políticos está motivada por una necesidad histórica cuyo camino está perfectamente señalado, que sabemos con certeza hacia dónde ir, que solo basta ponernos de acuerdo y dar los primeros pasos. Entonces, vamos por pasos. El primero, saber que una reforma es, para los efectos de lo que estamos tratando: “Aquello que se propone, proyecta o ejecuta como innovación o mejora en algo” (DRAE). Si los cambios que se proponen son la simple copia de los hechos en otras geografías, además con resultados contraproducentes o cuestionables, no se cumple ninguna de las condicionantes. La primera reforma, la laboral, se nos vendió como la solución inmediata al desempleo, pero produjo lo contrario, la precarización de los ya existentes y el despido de miles de trabajadores con antigüedad y derechos reconocidos, ahora desconocidos por una legislación “reformada”. Le siguió la mal llamada reforma educativa, que se quedó en un retroceso de 50 años en los derechos y condiciones de trabajo de los docentes, que es una mala copia del modelo estadunidense impulsado por el pasmado de George Bush Jr., y relanzada por los dueños de los grandes corporativos tecnológicos, quienes necesitan de mano de obra calificada, barata, dócil y que sea fácil deshacerse de ella; que además está siendo rechazada por una sociedad cada vez más crítica por desencantada. La supuesta reforma hacendaria estaría llamada a corregir la grave desigualdad económica en un país que tiene a los millonarios más grandes del mundo, dueños de monopolios que se esparcen por varios países, destruyendo y absorbiendo empresas más pequeñas o con menos privilegios; mientras más de la mitad de la población mexicana está en pobreza y otro porcentaje significativo va para allá. Pero esta también se quedó corta, de una posible reforma está cayendo en miscelánea fiscal. Viene la energética, la privatización presentada como la única solución posible al despilfarro, a la supuesta carencia de conocimiento técnico, a la falta de tecnología para explorar y extraer de aguas profundas cuando no hemos terminado de aprovechar lo que existe debajo de nuestra plataforma continental; las ansias por “compartir” la renta petrolera y por extraer excedentes que nuestro desarrollo interno no necesita. Eso sí, sin tocar las corrupciones del sindicato petrolero, sin exigirle cuentas del despilfarro porque buena parte terminaba en las arcas electorales de numerosos candidatos oficiales. Entonces ¿de qué se trata? De cambiarlo todo para que todo siga igual, diría el italiano Lampedusa. De las ansias ?estas sí?, de un sistema político y económico que no quiere perder sus poderes y privilegios, de un partido político, el PRI, que no sabe cambiar, que sigue con las mismas mañas y usando las mismas trampas; que, a pesar de las apariencias, no ha resuelto el trauma de saberse rechazado por la población en el proceso electoral de 1988 hasta perder, sin duda alguna en el 2000; que sabe que este sexenio puede durar dos años si se le cae el maquillaje y se le malogran las reformas, o ganar el tiempo suficiente, antes de que las verdaderas razones queden al desnudo, para afianzarse en el 2015 y hacer un salto mortal al 2018. El resto de las fuerzas políticas, el PRD de los chuchos y el PAN de los maderistas, calderonistas y del Yunque, también se juegan la sobrevivencia, por eso se treparon al pacto por México y desde allí, sin respeto alguno por los poderes constitucionales ?que tampoco lo exigen?, empujan cambios para ellos no cambiar. Espeluznantes las declaraciones presidenciales que, en el mismo acto donde anuncia la reforma “educativa” promete que, ahora sí, se revisará el modelo de enseñanza y los planes de estudio, ¿Qué no se supone que una reforma debería comenzar por eso? Hay una irracional fascinación por cambiar lo que da buenos resultados, como si el mero hecho de ignorar el pasado y renegar del presente lograra que cualquier cosa fuera mejor. Ya lo vimos, reformar tiene una intencionalidad que no siempre se cumple, menos si las reformas están envenenadas porque son simples copias, mal hechas, de lo que otros ya han aplicado con resultados disparejos. Parece que no aprendemos en cabeza ajena y necesitamos equivocarnos para, muchos años después, corregir, sin que importen los costos sociales. El neoliberalismo es el nuevo dios que pide sacrificios humanos sin parar, sin satisfacerse nunca: “En la actualidad se impone un ideal consumista, propuesto desde la economía occidental, que afecta a todo el planeta. En apariencia vivimos en una sociedad más justa e igualitaria, pero en la práctica ocurre todo lo contrario: una vuelta más en la espiral lampedusiana. Lamentablemente vamos a peor; esta certeza aciaga de un resultado final negativo también es revelada en El gatopardo con una sentencia clara y precisa que no necesita comentario: “E dopo sarà diverso, ma peggiore”, es decir, “y después será diferente, pero peor”. Xabier F. Coronado El gatopardismo de la existencia. La jornada semanal 01 sept 2013.

jueves, 5 de septiembre de 2013

MAGAZINE Y EL CONTEXTO MEXICANO

Hacer periodismo en Querétaro no es fácil, me consta. Por lo que cumplir 15 años aguantando los vaivenes económicos y políticos tiene su mérito. No solo hay que hacerla de equilibrista con los anunciantes y patrocinadores, también hay que cuidar la excesiva sensibilidad de una clase política que personaliza el análisis de los asuntos públicos, que no sabe utilizar la crítica para mejorar y que prefiere, en muchos casos, vivir como los erizos de mar, agrupados pero sin tocarse, listos para hacer daño si alguien se les acerca. Por eso hay que celebrar los 15 años de Magazine con la dirección de Andrés Estévez, el formato de semanario ha permitido traspasar las simples coyunturas y mirar los acontecimientos importantes con mayor profundidad, escapando de las tentaciones de las opiniones fáciles o a bote pronto. Al lector le da la oportunidad de darse cuenta que detrás de cualquier noticia pueden coexistir múltiples interpretaciones, que le toca ejercer su criterio y libertad para jerarquizarlas y elegir la que su inteligencia le dicte. No es alguien pasivo, se requiere de su conocimiento, esfuerzo y curiosidad. Esta celebración coincide con acontecimientos políticos turbulentos, tanto, que el presidente de la república tuvo que leer su mensaje con motivo del primer informe de gobierno desde su residencia temporal, en una carpa instalada en un jardín preparada como set televisivo. No en Palacio Nacional, tampoco en el congreso, no frente a los diputados y senadores, apenas ante unos supuestos e ideales ciudadanos instalados, si acaso, en la lejanía de sus televisores y sin posibilidad de réplica. Es cierto que había que romper con el pasmo legislativo, con la ausencia de cambios, con la anomia gubernamental. Por eso la ventaja con que comenzó un sexenio que pareció preferir el dinamismo creando una primera estructura para llegar a acuerdos. El llamado Pacto por México puso en la mira algunas reformas estructurales que valía la pena trabajar, pero la urgencia por legitimarse ha llevado a sus integrantes ─la presidencia y las cúpulas de los 3 principales partidos políticos─, a suplantar y pasar por encima de las instituciones legales y procedimientos democráticos para presumir su eficacia. Es una vergüenza ver, en vivo y en directo, cómo nuestros supuestos representantes populares dejan pasar cambios constitucionales a modo de los poderosos de este país y del extranjero, sin siquiera haberlas leído, analizado, discutido y asegurando que se salvaguardara el interés de las mayorías empobrecidas de este país. Por ejemplo, escribir este texto llevó el doble de tiempo que les tomó a los senadores discutir la ley general del servicio profesional docente. Más de un millón de profesores de educación básica y media superior, vieron afectados sus derechos laborales en apenas 25 minutos de “trabajo legislativo” en el Senado; para no referirnos al papel lamentable de más de 400 diputados federales que aprobaron lo mismo con un supuesto dictamen que ni conocían. Nos vendieron la reforma laboral general con la promesa de miles de empleos instantáneos, porque la pérdida de derechos de los trabajadores facilitaría, haría más barata y rápida, la creación de empleos; en la cruda realidad produjo lo contrario, se abarataron los despidos. Estamos ya en plena recesión económica en muchos sectores productivos, pero nuestros políticos pactistas nos quieren hacer creer que es, apenas, un bache mundial, huyendo de toda responsabilidad por obstinarse con un modelo neoliberal depredador e insostenible. ¿Qué tiene que ver lo laboral, lo educativo, lo energético, los fiscal y hacendario con el neoliberalismo? “El neoliberalismo no es un simple modelo de desarrollo sino una ideología, que tiene como objetivo modificar los patrones de pensamiento, la manera de percibir los problemas y el afán por polarizar el mundo social entre los que están a favor del progreso y los que se le oponen. El neoliberalismo es, por lo tanto, conjunto de ideas que promueve intereses específicos y sataniza todo lo que no comulgue con ella. Es así como su poder no sólo se manifiesta en la manipulación de las políticas públicas o los principios educativos sino que aspira a influir en el tejido cultural de las sociedades contemporáneas, como una plataforma desde la cual puedan ser invadidos todos los campos del conocimiento humano y poder así tener un mayor control social y poder imponerse sin necesidad del uso de la fuerza bruta” (Rafael de la Garza Talavera. http://lavoznet.blogspot.mx/2013/08/la-reforma-laboral-de-la-educacion-y-el.html). Curioso que las reformas no toquen temas como el combate real a la corrupción, que se tolere la impunidad como si no existiera y beneficiara a algunos a costa de todos los demás, que la transparencia en el uso de los recursos públicos quede mocha y a discrecionalidad del ejecutivo, nada real que acote el aplastante poder manipulador del duopolio informativo, tampoco existen avances para ampliar nuestra deforme democracia, hasta la posibilidad de candidaturas independientes o ciudadanas es una simulación en muchos estados, como en el nuestro. Este es parte del contexto mexicano actual, que convierte en excepción la existencia y permanencia de medios informativos como el que tienes en tus manos, quizás no sea el ideal, pero se hace lo que se puede, y hasta más.

viernes, 30 de agosto de 2013

LA BATALLA POR LA EDUCACIÓN

El pésimo manejo político de la mal llamada reforma educativa, ha elevado los niveles de confrontación a niveles inimaginables. La prisa legislativa corresponde a un manejo estrictamente cupular de los integrantes del llamado Pacto por México, urgidos de posicionarse y legitimarse después de otro proceso electoral cuestionado. Ponerse de acuerdo y definir prioridades no es malo, siempre y cuando se parta de un diagnóstico que incluya las más diversas voces y jerarquice los intereses colectivos; desgraciadamente no fue el caso, los posibles acuerdos sociales fueron sustituidos por groseras imposiciones unilaterales y excluyentes, los resultados están a la vista aunque manipulados y sesgados por esos poderes fácticos empresariales que no han sido tocados. Hagamos algo de historia, porque la educación no es una materia aséptica, libre de intenciones y de intereses, en el caso de nuestro país, lo aclara Rafael de la Garza Talavera en: La reforma laboral de la educación y el neoliberalismo en México, “…su carácter público estuvo y está orientado a definir la educación pública como una inversión social y no solamente individual. De otro modo, si la persona invierte recursos para pagarse una carrera en una institución privada de educación superior, al terminar sus estudios saldrá a la calle con el deseo de recuperar su inversión. El compromiso social del egresado del sistema público, se convierte, en el egresado de una institución privada, en un compromiso personal para hacer rentable su inversión. Y es así como existe hoy una visión empresarial del conocimiento, que privilegia el beneficio personal por encima del social. Ya no se concibe a la educación como un bien social, público, sino como un bien privado, personal y es imposible negar que la tendencia neoliberal en la educación se ha ido fortaleciendo en detrimento de la visión social [...] La dinámica neoliberal aspira a la mercantilización de todas las cosas. Así, el agua, la tierra y en general todos los bienes que por siglos han sido considerados públicos son sometidos a la adjudicación de un valor monetario y su capacidad para producir ganancias. La educación, uno de los bienes sociales más importantes para el desarrollo de las sociedades contemporáneas, no ha escapado de este proceso. En efecto, la mercantilización de la educación ha tenido como objetivo primordial transformarla en un buen negocio, aplicando los principios empresariales y organizándola para producir beneficios privados.” El presentar la propuesta del gobierno federal ─por acreditársela a uno de los actores directos─, como la única posible, es una mentira de una magnitud mayor a las protestas de los profesores que han tenido que trasladarse, y poner de cabeza, al distrito federal. Lo que está en juego no son solo medidas administrativas contra los “malos maestros”, sino un vuelco absoluto en la orientación del sistema educativo nacional. Además, es ignorante y falso afirmar, como se ha estado haciendo, que no existan propuestas diferentes a las dictaminadas o aprobadas, con exceso de prisas, por un congreso que se ha prestado al manejo cupular, debilitando su supuesta representación nacional. Sí hay propuestas, algunas están contenidas en un documento llamado “Análisis y perspectivas de la reforma educativa”, con los análisis y resolutivos de 9 reuniones regionales, un foro y textos de especialistas en la materia ─publicado por la CNTE en julio de este año y difundido por todos los medios a su alcance, que fueron muy escasos por el cerco informativo del que ha sido víctima─, son 218 cuartillas cuyo contenido ni siquiera fue leído por nuestros acuciosos legisladores. Algunos de los puntos importantes y buscando no repetir, se establece que la reforma aprobada o en camino de serlo: “No tiene un contenido pedagógico: no hay nada en ella que esclarezca hacia donde se quiere caminar en el terreno pedagógico, no hay una sola idea que aclare cómo terminar con la desigualdad y el rezago educativo en el que se encuentran 37 millones de personas”; entre las muchas propuestas examinadas, individuales y colectivas, están las del Proyecto de Educación Alternativa encabezado por personajes como Pablo González Casanova, el obispo Raúl Vera López y otros, que proponen que: “La educación propicie la formación integral de los estudiantes. Promueva la equidad de género. Respete la multiculturalidad y diversidad social. Recupere nuestras raíces históricas y de identidad. Incluya las cosmovisiones de los pueblos originarios y descolonice del pensamiento eurocéntrico. Rescate la relación armónica entre el hombre y la naturaleza en el contexto de la crisis ecológica. Desarrolle desde lo endógeno las comunidades, barrios y entidades ante la globalización mercantilista. Se base en el humanismo para hacer frente a la degradación social, ética y espiritual, producto de las relaciones capitalistas. Retome la ciencia y la tecnología como herramientas al servicio de las mayorías, mejorando sus condiciones de vida y acrecentando el conocimiento universal. Anteponga la solidaridad al individualismo competitivo del modelo neoliberal. Forme en el pensamiento holístico, la inteligencia global, creativa, emocional, crítica, filosófica y lúdica. Promueva la imaginación, la curiosidad y la utopía para romper cualquier límite o paradigma de nuestro tiempo, en la búsqueda constante de nuevas ideas. Sea liberadora, emancipadora y transformadora. Forje la conciencia social, de clase y la pertenencia planetaria a una sola humanidad, sin distinciones de raza, género o condición social. Construya nuevas relaciones de trabajo colectivas desde la escuela, como una forma de generar socialmente la riqueza, sin explotación, ni de dominación alguna.” El especialista Hugo Aboites, cuya ponencia puede leerse en el documento ya citado, deja en claro que el actual proceso reformista: “es una clara confrontación internacional de clases sociales en torno a un proceso social sumamente importante, como es la educación, con proyectos también radicalmente diferentes y encontrados. Uno, el que promueve la subordinación de los niños y jóvenes a un modelo de sociedad autoritaria, empresarial, donde las personas son consideradas como parte del capital (aunque sean humanos) y como seres cuya función principal sea generar riqueza para otros en la forma más competitiva posible. El otro proyecto busca la formación integral, emancipatoria y solidaria de los niños y jóvenes para convertirlos en actores comprometidos y sabios, capaces de trabajar por su familia y por la transformación de la sociedad en un espacio donde todos tengan los mismos derechos a la vida y al bienestar [...] Por eso decimos que se trata de una reforma profundamente privatizadora, porque el Estado cede a organismos internacionales y al sector privado la determinación de la agenda que debe seguirse, e incluye esa visión y prioridades (“la calidad” y “evaluación”) incluso en la Constitución. La ausencia de un diagnóstico previo es un atropello a la racionalidad y detenida consideración que debería tener una reforma constitucional en un tema tan delicado como el de la educación.”

sábado, 24 de agosto de 2013

LA ESCUELA Y LA ACTITUD

“Este ciclo escolar se va a llamar el Ciclo Escolar de la actitud, cuando se tiene actitud todo se puede, todo se vale (…) México necesita gente con determinación, que ponga por encima de cualquier circunstancia el bien de la nación, nada puede estar por encima del bien de la nación”. Boletín de prensa: Encabeza el Gobernador del Estado la Ceremonia de Inicio de Cursos del Ciclo Escolar 2013-2014 del Sistema Estatal de Educación Básica, www.queretaro.gob.mx La opacidad de las páginas electrónicas oficiales hacen casi imposible conseguir información de cualquier cosa, en este caso, y al parecer desde hace años, la oficina de comunicación social de gobierno del estado no publica las versiones estenográficas de los discursos del gobernador; en la cita anterior, de un evento relevante puesto que se trata de un inicio de ciclo escolar, en el boletín de prensa aparecen puntos suspensivos entre paréntesis, lo que significa que se omitió una parte del discurso, así no conocemos lo que sigue al “todo se vale”, frase que se queda colgada sin un contexto que la apoye y justifique. Lo peor es que se queda la duda de qué significa eso del “ciclo escolar de la actitud”, cuál es el problema que obliga a proponer eso, no hay sustento en datos. Lo que no aparece por ningún lado, ni siquiera en la intervención del secretario del ramo, es la mención de los resultados estatales en la última prueba ENLACE, no hay autocrítica o una meta clara. Parece que basta con seguir igual, que todo está bien y no hay necesidad de cambiar nada, si acaso hacer algo ─ ¿mejorar, cambiar, sostener? ─ con la actitud. Pero, ¿con la actitud de quién? Será la de los funcionarios de todos los niveles, la de los líderes sindicales, la de los profesores, la de los estudiantes, la de padres de familia; ni idea. Lo malo es que si la actitud no tiene más base que la voluntad personal y no se apoya con mecanismos institucionales que la aprovechen, quedará en algo meramente temporal, que con la primera frustración se perderá o se revertirá. Parece frivolidad entretenerse en este tema cuando la efervescencia magisterial está en resistir esa falsa reforma educativa que culpa de todo a los maestros, pero que se cuida de mantener inalterados los privilegios y las impunidades de la cúpula sindical, de los funcionarios y supuestos representantes populares que llenan de recomendados un sistema educativo que requiere de conocedores, de expertos en pedagogía y didáctica que revisen a fondo los programas de estudio y propongan una manera diferente de actuar en el aula, en el contacto directo con los niños y jóvenes, en definir objetivos a partir de un proyecto de nación que vea más allá del tramo sexenal respectivo. Pero no es frívolo, porque refleja el estado que guarda la educación en los estados, sujetos a lo que se decida fuera de sus ámbitos de competencia, porque todo se negocia en las cúpulas partidistas reunidas en un pacto por México que está resultando excluyente y sordo a razones divergentes. Los múltiples errores ortográficos de los libros de texto gratuito apenas son una muestra de un contexto cultural plagado de simulaciones e ignorancia. Hasta los boletines oficiales revisados para escribir este texto tienen graves problemas de redacción. El discurso del secretario de educación estatal en el mismo evento es abundante en cifras, refiere el total de alumnos, de escuelas, de maestros y lo puede desglosar por niveles, pero no hay un atisbo de metas, de saber el camino a recorrer, ni siquiera hace eco del “ciclo escolar de la actitud” que refiere el gobernador, como si no se hablaran y apenas coincidieran en un evento donde forzosamente tienen que estar, pero cada quien con su rollo. Qué bueno que se tiene cubierta la demanda educativa básica al cien por ciento, era lo menos que se podía esperar. Parece que la falta de visión de las autoridades no es compartida por los directores de las escuelas, allí sí parecen saber qué es lo que sigue. Un ejemplo, en la primaria Vicente Guerrero ubicada a un costado del mercado del barrio de la Cruz, aparecen varias mantas “informativas”, una de ellas les recuerda a los padres de familia que, si bien la educación es gratuita, los servicios que proporciona la escuela no lo son, con lo que sin más argumento se pasa a los mismos el pago de esa cuota que, sin ser obligatoria por recibir educación, sí lo es para solventar los gastos de reparaciones, de consumo de agua, electricidad y cualquier otro que se le ocurra a la dirección; si eso no es un truco para evitar la obligatoriedad y gratuidad de la educación, entonces ¿qué es? Nada más falta que cobren por usar los sanitarios, tomar agua de los bebederos ─donde existen─, regar las pocas áreas verdes que quedan y darle mantenimiento a las aulas, laboratorios y demás equipamiento necesario. Otra vez se tacha a los maestros que protestan de flojos, irresponsables y hasta de vándalos, cuando sí elaboraron propuestas que fueron completamente ignoradas para una reforma educativa en serio, hasta convocaron y participaron en un congreso nacional con mesas de discusión, análisis y acuerdos. Esas propuestas son interesantes y viables porque surgen de la práctica cotidiana, de los problemas en las aulas, de las comunidades donde existen miles de escuelas en que se trabaja en condiciones muy lejanas a las ideales, y que logran milagros. Quizás sea hora de comenzar a cambiar de estrategia, para salir del cerco de los medios de comunicación y de las organizaciones empresariales que van por lo que queda del presupuesto educativo. Hay que seguir resistiendo y proponiendo.