sábado, 19 de octubre de 2013

CÓMO VA LA VIDA Joaquín Córdova Rivas
“Estuve en la Isla Negra, en la casa que fue, que es, de Pablo Neruda. Estaba prohibida la entrada. Una empalizada de madera rodeaba la casa. Allí, la gente había grabado sus mensajes al poeta. No habían dejado ni un pedacito de madera sin cubrir. Todos le hablaban como si estuviera vivo. Con lápices o puntas de clavos, cada cual había encontrado su forma de decirle: gracias.” Eduardo Galeano El libro de los abrazos. La fecha es lo de menos, la memoria es terca y solita fija sus plazos. Hace menos de un mes recordamos la muerte del poeta chileno, célebre por su obra y por su congruencia. También por haber sido una de las víctimas de la estúpida dictadura que enlutó a su país e impuso un modelo económico devastador por inhumano, ese que ahora llamamos neoliberalismo. Seguramente hay miles de temas para escribir, unos más actuales que otros, pero hay que defenderse de lo inmediato, tomar distancia temporal y no dejarse llevar por lo urgente, lo que se quema de un día para otro y desaparece sin dejar huella. Lo que nos alerta y nos duele es la intención, en esa mal llamada reforma fiscal, de recortarle más el presupuesto a la cultura en un país que se nos resquebraja bajo los pies. A pesar de todo hay signos alentadores, el Festival Internacional Cervantino sale de las salas de concierto, de los auditorios cerrados y limitados para trasladar algunos de los eventos a las plazas de los pueblos vecinos a su sede principal, allá donde se requiere que los ciudadanos recuperen sus lugares públicos clausurados por la corrupción y la violencia cada vez más organizadas e institucionalizadas. Porque la permanencia puede volverlas “normales”, hasta que la paciencia estalla. Es necesario sobrepasar el miedo, evocar el placer de la música, de la danza, el asombro ante culturas desconocidas pero ricas en significados. El otro signo es la recuperación del espacio del Zócalo de la ciudad de México para la realización de su tradicional feria del libro. Hubo que romper un cerco de vigilantes policías y de centros de acopio de ayuda para los damnificados de los fenómenos naturales y de las corrupciones públicas y privadas, manejados por las más disímbolas fuerzas armadas en su talante humanitario. La cultura, plasmada en libros, es tan indispensable como los alimentos o los artículos de aseo, aunque a algunos les parezcan prescindibles y hasta peligrosos. Hay que alimentar el alma porque se nos está muriendo. No tenemos el talento de Neruda, no podemos escribir los versos más tristes, pero sí compartir los sentimientos de millones de mexicanos que sienten inútiles sus esfuerzos cotidianos ante la barbarie tolerada y hasta inicialmente promovida por los beneficiados de siempre, esos 186 mil mexicanos que reporta el banco Credit Suisse que poseen “al menos” un millón de dólares, frente a casi 80 millones que viven en una situación precaria. No es sano soportar el “no pasa nada”, porque sí pasa. Allí están los enemigos, en el poema de Neruda y en otros lugares más cercanos: “Ellos aquí trajeron los fusiles repletos / de pólvora, ellos mandaron el acerbo / exterminio, / ellos aquí encontraron un pueblo que cantaba, / un pueblo por deber y por amor reunido, / y la delgada niña cayó con su bandera, / y el joven sonriente rodó a su lado herido, / y el estupor del pueblo vio caer a los muertos / con furia y con dolor. / Entonces, en el sitio donde cayeron los asesinados, / bajaron las banderas a empaparse de sangre / para alzarse de nuevo frente a los asesinos. / Por esos muertos, nuestros muertos, / pido castigo. / Para los que de sangre salpicaron la patria, / pido castigo. / Para el verdugo que mandó esta muerte, / pido castigo. / Para el traidor que ascendió / sobre el crimen, / pido castigo. / Para el que dio la orden de agonía, / pido castigo. / Para los que defendieron este crimen, / pido castigo. / No quiero que me den la mano empapada con nuestra sangre. / Pido castigo. / No los quiero de embajadores, / tampoco en su casa tranquilos, / los quiero ver aquí juzgados / en esta plaza, en este sitio. / Quiero castigo.” Los enemigos - Poemas de Pablo Neruda http://www.poemas-del-alma.com/pablo-neruda-los-enemigos.