viernes, 13 de junio de 2014

CRIMINALIZAR LA CONFIANZA

“La confianza se ha salido por una grieta de la escuela y, junto con ella, el afecto, el consuelo cuando pasa un accidente. Cuidado y tocas a una criatura: se cayó, le duele el brazo y llora: ¿no se vale acercarse, calmarlo, abrazarlo como es natural y llevarlo a la enfermería con cariño sin que haya sospecha de un comportamiento inadecuado? Me hago cargo: conozco de cerca la barbaridad del abuso que ha ocurrido en algunas escuelas con niñas y niños. Es preciso evitarlo porque tienen que ser el espacio público más seguro en el país, sí, pero al mismo tiempo, ante estos hechos, hay una pregunta ineludible: si se expulsa al afecto, a la cordialidad que conforta cuando hay dolor, desazón o miedo en las escuelas, ¿no se descalabra al proceso educativo en aras de la asepsia?” Manuel Gil Antón La escuela helada. http://www.educacionfutura.org/la-escuela-helada/#sthash.RLi3Alvb.dpuf La cita anterior no es exagerada ni tampoco constituye un incidente aislado. El golpeteo continuo de la derecha empresarial contra los maestros ha provocado un ambiente de insana e injusta desconfianza. Para ellos todos somos unos flojos, unos irresponsables, unos abusadores; cuando su campaña mediática se trata de un plan bien engrasado para minar la educación pública, para quedarse con otra tajada de lo que para ellos es sólo un negocio: y para lograr sus objetivos todo se vale, menos cuestionar los efectos sociales de una política económica empobrecedora, y el papel de los amafiados medios de comunicación que promueven “valores” basados en la doble moral y en el abuso de las desigualdades sociales. El tema del acoso escolar también está metido en este contexto, si los maestros tuvieran la confianza de la sociedad para corregir, encauzar y castigar en su justa medida los comportamientos extremos de los niños y jóvenes; para intentar construir espacios de convivencia donde se respete la pluralidad y se alienten las divergencias creativas de manera tolerante y pacífica estaríamos en otro nivel de discusión. Pero la mal llamada reforma educativa se cuidó de precarizar el trabajo docente y nunca quiso meterse en estos temas que le están estallando en la cara en un lapso de tiempo muy corto. Otra experiencia narrada por Manuel Gil Antón «¿Por qué está ahí, dejado a su suerte? ¿No hay quién le eche la mano? Saber que te miran, y no pocos se ríen, lo aplasta. La directora busca el modo de avisar a sus padres. Lo consigue: “urge que venga, señora: Pedro se hizo encima”. Al otro lado del teléfono la madre dice que en su mochila está el uniforme de deportes, que por favor lo cambien. “No podemos hacerlo, señora. De verdad lo siento, pero hemos tenido ya problemas”. Tardará aunque le den permiso en el trabajo de inmediato. Piensa en su hijo. Se apura. Esta historia no es invento: una profesora la relató a quien esto escribe. “Dígalo por favor en el periódico”. ¿Por qué no lo asearon y cambiaron en la escuela? “Es que ya pasó que, por hacerlo, unos papás acusaron al maestro de haber abusado de otro niño; que cómo saber si no se propasó al limpiarlo y ponerle la otra ropa. Viera el lío que se armó. Tuvo que venir el supervisor y hubo junta: mejor no hacemos nada y pedimos a los familiares que vengan o los esperamos a la salida. No se vale, profe, que un niño sufra lo de Pedro, y tengamos que verlo humillado tanto rato. No somos delincuentes. Aunque como ya son instrucciones, ni hablar.» Entra el profesor al salón de clase de la preparatoria donde labora, nota que una de las alumnas está literalmente tumbada en su pupitre con la cara oculta entre los brazos, la llama por su nombre varias veces y no hay reacción perceptible, pregunta a sus compañeros y le dicen que tiene sin moverse un buen rato, alarmado se acerca llamándola por su nombre y le sacude el hombro, la muchacha reacciona asustada y días después reporta al profesor porque la tocó. Ni modo, a soportar el señalamiento de los padres y el manejo de las autoridades de la escuela que a veces no atinan qué hacer, aun sabiendo que la reacción se debe a que la joven está embarazada, con una fuerte depresión por no haberles dicho nada a los padres por temor a su reacción. Callar para no echarla de cabeza y traicionar su confianza. Podemos seguir contando historias, los padres de familia que saben, pero no reconocen, que sus ausencias o manejos dentro de la casa no son los adecuados tienden a justificar cualquier mal comportamiento de los hijos distribuyendo las culpas; las autoridades sólo se preocupan porque las historias no lleguen a los medios de comunicación, como el caso reseñado en https://www.facebook.com/justiciaparacarlitos/info, reparten las responsabilidades pero no la autoridad para resolver los problemas. ¿Quién, en su sano juicio, va a querer entrarle al problema del acoso escolar con criminalizaciones como esta? «En la iniciativa de una Ley General de Convivencia, Prevención y Atención del Acoso Escolar presentada por senadoras del PAN y del PRD se proponen sanciones graves a los profesores y directivos que toleran o ignoran la realización de violencia escolar. “Son infracciones a la presente Ley, por parte del personal docente: ….III. Tolerar o ignorar la realización de actividades de Violencia Escolar dentro o fuera del Centro Educativo”. Y agrega: “Para efectos del artículo anterior, serán aplicables cualquiera de las siguientes sanciones: I. Multa hasta por el equivalente a cinco mil días de salario mínimo general vigente; II. Suspensión definitiva del puesto académico; o, III. Inhabilitación del encargo hasta por cinco años. El colmo de esta propuesta es que define como violencia escolar cualquier tipo y grado de agresión. “Para los efectos de esta ley se entenderán como tipos de violencia entre estudiantes, los siguientes: Violencia Psicoemocional (como “…amenazas, indiferencia, chantaje, humillaciones, comparaciones destructivas…”), Violencia física directa (“…que causa un daño corporal…”), Violencia física indirecta (“…que ocasiona daño o menoscabo en las pertenencias … ocultamiento o retención de objetos u otras pertenencias…); Violencia sexual (“…como miradas o palabras lascivas…”), Violencia a través de las Tecnologías de la Información y Comunicación; Violencia verbal (“…insultos, poner sobrenombres descalificativos, humillar, desvalorizar en público…”) De esta manera la vida cotidiana en las escuelas se convierte en un impreciso terreno criminal. Que lance la primera piedra quien en el transcurso de su vida escolar no haya cometido en cierto grado alguna de estas agresiones.» Eduardo Weiss http://www.educacionfutura.org/no-a-la-criminalizacion-de-las-escuelas/#sthash.nXApz81b.dpuf La inmensa mayoría de los profesores han trabajado durante años por ganarse la confianza de la sociedad a la que sirven, muchas veces son el único apoyo que tienen los niños y jóvenes que carecen de adecuado apoyo y orientación familiar, literalmente han encausado y salvado vidas que se daban por perdidas. Pero la desconfianza interesada y momentánea destruye todo lo logrado. Como sociedad nos estamos dando un balazo en el pie en el momento que más necesitamos caminar.