sábado, 25 de julio de 2015

VUELTA A LA DERECHA EN REVOLUCIÓN

El sistema educativo nacional siempre ha sido utilizado para intentar legitimar una forma de gobernar, para imponer unos intereses por encima de otros, para construir una “historia oficial” que le dé algo de congruencia a lo que pasa con lo que ya pasó. Durante décadas se trató de presentar a un partido político como el representante único de una Revolución (así, con mayúsculas) que costó miles de vidas y que se hizo en nombre de la democracia y la justicia social. El corporativismo sindical fue sólo uno de los efectos de esa manera de educar y de gobernar. Las grandes conquistas educativas tuvieron ese efecto en la mira, los libros de texto gratuito servirían para poner al alcance de miles de niños esa mirada oficialista sobre nuestra historia, sin regatearles la influencia cientificista que se oponía al pensamiento mágico-religioso que permanentemente pone trabas al desarrollo del conocimiento racionalista. Por eso la oposición interesada a esos libros de sectores ultraderechistas encubiertos en argumentos religiosos. Cuando al partido de la Revolución hecha institución le interesaron los maestros de educación básica como correa de transmisión de sus intereses, hizo todo lo que podía, hasta caer en la ilegalidad y falta de ética, para fortalecerlos y otorgarles dádivas muy por encima de las condiciones salariales normales, el pretexto tenía, y sigue teniendo, sustento: las condiciones de trabajo de miles de maestros no eran las propicias para educar. Largas distancias a recorrer sin tener una infraestructura de caminos o servicios de transporte, escuelas en condiciones paupérrimas, comunidades sumergidas en la pobreza generacional, cacicazgos arraigados y violentos, prácticas sociales que fomentan la discriminación sexual, racial, económica y todas las demás. Echarles la culpa a los dirigentes de la CNTE sin mirar al otro lado es bien fácil. Si el SNTE y la CNTE son lo que son se debe a que cuidaron, en su momento, los privilegios de una clase política, empresarial y religiosa que los utilizó sin recato alguno. Pero hubo un quiebre que algunos ubican temporalmente durante el ascenso de los tecnócratas al gobierno federal, en el sexenio de Miguel de la Madrid y con Carlos Salinas de Gortari como representante del mismo, el de las grandes y corruptas privatizaciones que produjeron a los multimillonarios que ahora se empeñan en imponer su visión de país. Así, un sistema educativo al servicio de un discurso revolucionario, tiene que ser sustituido por otro que reniegue de los cambios sociales que tengan como eje el servicio y beneficio de las mayorías. Las dádivas y privilegios anteriores ahora se utilizan contra los anteriores guardianes de la justicia social, ya no son imprescindibles, es más, se constituyen en el principal estorbo para legitimar las corrupciones y ambiciones de esos “poderes fácticos” que se fortalecen frente a un Estado que reniega de sus responsabilidades. Y entonces todo cambia. «Los sistemas meritocráticos como Carrera Magisterial y el reciente Servicio Profesional Docente, pese a que centran su atención en los profesores y profesoras como eje nodal para alcanzar la “calidad” educativa, no contemplan una auténtica profesionalización magisterial, porque tienen relación con mecanismos de productividad laboral-empresarial y ninguna formación didáctica, ética, pedagógica y epistemológica del magisterio […] Una vez que la visión economicista de organizaciones ajenas a la educación prevalece por encima de los proyectos pedagógicos, las instituciones responsables de la formación y actualización del magisterio han mutado de la formación pedagógica a la capacitación técnica e instrumental para la aplicación de las reformas curriculares, administrativas y laborales en el sector educativo. Ya no se están formando educadores, sino técnicos, carentes de sensibilidad frente a los problemas sociales y las necesidades humanas, sin compromiso político en la construcción de nuevas y mejores realidades […] Esta es la realidad que queremos cambiar, y se sustenta en una posición ética y política ante la degradación de la figura y el papel histórico de las maestras y maestros mexicanos, quienes han sido de importancia toral en el desarrollo nacional, y que hoy en día se ven amenazados por la lógica mercantilista de los empresarios y su proyecto de ocupación transnacional. “Educación Alternativa como propuesta contrahegemónica ante la reforma educativa del Estado” 11 de marzo del 2015, cntesección 9. Caemos entonces en una “evaluación docente” que no busca identificar las necesidades de actualización y capacitación del magisterio, sino en encontrar quiénes no están aplicando los preceptos de una política educativa (y deshacerse de ellos o domesticarlos lo más pronto posible) diseñada desde los organismos empresariales, por eso el papel protagónico de “Mexicanos Primero”, del Instituto Mexicano por la Competitividad y otros muchos con nombre rimbombantes y que con el pretexto de cuidar los derechos a la educación de los niños y jóvenes buscan construir otra “historia oficial”, que normalice las desigualdades sociales, el despojo del salario remunerativo, de una salud digna, de una jubilación decente y acorde con los servicios prestados, de una educación liberadora y acorde a una Nación incluyente y tolerante; además de volver legítima y hasta deseable la excesiva concentración de la riqueza y la destrucción de lo que sea a cambio de un progreso ilusorio. Otra cosa queda clara, el gobierno federal y sus partidos aliados en un cupular y excluyente “pacto por México”, han optado por la represión ante las fallas continuas de gobernantes y empresarios ineficaces, incultos e inflados por los medios masivos de comunicación, propiedad de ellos mismos. Comienza la escalada de violencia ante el fracaso de sus otras “reformas” y el hartazgo e impaciencia de una ciudadanía que, a veces, no acierta a armar el rompecabezas completo.