viernes, 2 de diciembre de 2016

NUESTROS DEMOCRÁTICOS PIGMEOS

Joaquín Córdova Rivas Meterse a las entrañas del imperio y arrancarle una estrella a la bandera de las barras y las estrellas, no cualquiera se atreve y lo hace. Porque eso era la Cuba del “demócrata” Fulgencio Batista, una isla que utilizaba la mafia norteamericana para hacer los negocios que en el continente, supuestamente, tenía prohibidos: los juegos de azar en los casinos, la prostitución de alto nivel, el consumo de las drogas más populares —incluido el alcohol— entre políticos, ricos y mafiosos que muchas veces eran los mismos. Bueno, hasta se atrevieron a instalar una base militar —en Guantánamo—, que persiste y es una de las vergüenzas de la civilización humana, donde se práctica la detención ilegal por simple sospecha y la tortura. Allí sí ¿cuáles derechos humanos? Para recordar y haciendo uso de la infaltable Wikipedia: «De vuelta en el poder, Batista abolió la Constitución de 1940 y suspendió las libertades políticas, entre ellas el derecho de huelga. Se alió con los ricos terratenientes de la isla que poseían las más grandes plantaciones de caña de azúcar y presidió una economía estancada que amplió la brecha entre cubanos ricos y pobres. El gobierno cada vez más corrupto y represivo de Batista comenzó a enriquecerse de manera sistemática explotando los intereses comerciales de Cuba y realizando lucrativos negocios con la mafia estadounidense, que controlaba los negocios de drogas, prostitución y juego de La Habana. En un intento por sofocar el creciente descontento de su pueblo, que se manifestó en numerosas ocasiones a través de huelgas y disturbios de estudiantes, Batista estrechó la censura sobre los medios de comunicación y recrudeció la represión de los comunistas a través de violencia indiscriminada, torturas y ejecuciones que costaron la vida a unas 20.000 personas. Durante la década de 1950, el régimen de Batista recibió soporte financiero, logístico y militar de Estados Unidos.» También se nos olvida que, producto de la represión y de las miserables condiciones de vida de los trabajadores azucareros, los movimientos de corte comunista y socialista databan de décadas antes del regreso de Fidel Castro y sus revolucionarios, Batista fue el encargado, como jefe del ejército, de reprimir esos movimientos obreros entre 1934 y 1940, pero de eso nadie quiere acordarse. Una revolución armada, del tipo en que un puñado de ilusos se propone hacerle frente a una maquinaria militar que los rebasa con mucho y además apoyada por una potencia de la época, para triunfar tiene que mimetizarse en una amplia base social, que harta de los abusos de los poquitos contra los muchos, permita y potencie las acciones para socavar una “legalidad” insoportable. Nada más democrático que un movimiento de este tipo, por encima incluso de nuestros procesos electorales, siempre comprados, amañados y traicionados por castas políticas que se eternizan más que los llamados “dictadores”. Cambian de puesto, pero siguen siendo los mismos intereses, la misma corrupción, la impunidad rampante y el saqueo sin medida ni límite legal alguno. Los “barbudos cubanos”, a pesar del bloqueo económico y de todo tipo impuesto por la potencia del norte, despertaron la esperanza y la imaginación de buena parte de nuestro continente, de los jóvenes de esos tiempos, que no podíamos esconder el asombro de que hubiera quienes, desde su vulnerabilidad, pusieran a patinar al gigante de los pies de barro. Pero la muerte nos iguala a todos, la de Fidel Castro, a los 90 años, sirve para tomar posición, como punto de referencia para lo que fue y pudo ser —para bien o para mal— el mundo unipolar que muchos quieren sin detenerse en las consecuencias. De lo dicho y publicado me quedo con lo escrito por John Carlin “El dictador y los pigmeos” para los diarios Reforma y El País: «Cuba era su propiedad, pero ¡qué propiedad! ¡Y cómo la transformó! Antes de que Castro tomara el poder en enero de 1959 Cuba era de poco interés para gente de fuera a no ser que fuesen importadores de tabaco o de azúcar, mafiosos estadounidenses huyendo de la ley o turistas estadounidenses con impulsos libertinos buscando escapar del puritanismo de su país. Después de su triunfo, Castro exportó la revolución armada a media América Latina, inspiró a la izquierda en todos los países donde no gobernaba el comunismo, envió un enorme ejército a luchar en África y, con la ayuda de sus amigos soviéticos, acercó al mundo entero como nunca a la posibilidad del aniquilamiento nuclear. Todo lo cual me parecía difícil de creer estando en Cuba, viendo los pocos coches que transitaban por las maltrechas calles, lo limitada que era la dieta de los cubanos, lo humildes que eran sus hogares. Pero también vi que a cambio de someterse a la voluntad de su Luis XIV tropical ("el Estado soy yo"), y a diferencia de lo que veía en todos los demás países latinoamericanos, nadie pasaba hambre; la salud era gratis y de alta calidad para todos; el sistema de educación era admirable. Recuerdo haber pasado toda una noche caminando por La Habana con media docena de profesores jóvenes. Intimidado por la amplitud de sus conocimientos, se me ocurrió cambiar el tema a la literatura inglesa, lo que había estudiado en la universidad, pero ahí también me tuve que rendir una vez que se pusieron a hablar de la poesía de Ezra Pound. […] Fue un personaje casi de ficción. Piense lo que uno piense de su ideología o de su sistema de gobierno, lo que nadie puede dudar es que fue un coloso en el escenario mundial, heroico en su narcisismo y en su hambre de poder, sin duda, pero también un líder luminoso, un hombre audaz, un genio de la persuasión política que supo en sus entrañas, como Napoleón o las grandes figuras de la mitología griega, que había nacido para la grandeza. […] ¿Un dictador? Sí. ¿Brutal? Sí. Pero también un líder con una visión generosa de lo que debería ser la humanidad, inspirada en lo mejor de aquella enseñanza cristiana a la que se refirió en aquel último texto que publicó. Ahí también citó con aprobación una frase de la Declaración Universal de Derechos Humanos: "Todos los hombres nacen libres e iguales en dignidad y derechos". Castro, en realidad, no tuvo igual, por más que predicara la igualdad. Para bien o, según el punto de vista, para mal, todos los líderes políticos de hoy, empezando por el futuro Presidente de EU, son unos pigmeos.»

NI AL CASO

Joaquín Córdova Rivas Esperaba alguna reacción, después de todo el tema educativo atrae los reflectores cada que el titular de la SEP Aurelio Nuño se presenta en alguna de las escuelas públicas de educación básica —a la media superior ni caso le hacen—, a echarse un rollo mareador frente a los niños que no tienen por qué servir de escenografía, sin ser los destinatarios de los mensajes políticos. Si acaso la prensa nacional y algunos analistas siguieron mencionando que los resultados de la prueba PLANEA 2016 —Plan Nacional para las Evaluación de los Aprendizajes—, son igual de malos que los del año pasado. Y no se le puede rascar más atrás porque se llamaba ENLACE y cambió su estructura para evitar las comparaciones, aunque el pretexto fue el de incorporar aspectos nuevos y necesarios acordes con la fallida reforma educativa. Pero en los estados, o al menos en nuestro Querétaro, tampoco hubo reacciones de la estructura educativa local —que está convertida en un cascarón vacío pero muy caro, porque las decisiones importantes se toman en la SEP federal—, y es que seguimos con la mala costumbre de borrar la historia cada sexenio, y como la prueba del 2015 cayó en el anterior y la del 2016 en el actual, pues tampoco se esfuerzan por hacer análisis alguno y comprobar si se puede aprender algo. En el laberinto burocrático donde muchos se meten, pero nadie tiene responsabilidades, el diseño de la prueba lo hace el INEE, la aplicación corresponde a la SEP, el procesamiento de datos regresa al INEE, la difusión la hace el INEE a través de la SEP, y así se la pasan de uno al otro. A final de cuentas nos previenen de 7 características de PLANEA que hay que tomar en cuenta al momento de consultar los datos, mencionaremos las cuatro primeras —aunque no establecen prioridad ni jerarquía—: «Es una prueba objetiva y estandarizada. Está alineada al Marco Curricular Común, en particular a los campos disciplinares asociados con las competencias de Lenguaje y Comunicación (Comprensión Lectora) y Matemáticas. Está conformada por 110 reactivos de opción múltiple, 50 que evalúan Lenguaje y Comunicación (Comprensión Lectora) y 60 de Matemáticas. Es una prueba criterial que NO está diseñada para derivar conclusiones al respecto del desempeño de las escuelas o los docentes.» Esta última es la que llama la atención, si no sirve para lo que debe de servir entonces ¿para qué hacerla? ¿qué país hace una evaluación censal de su sistema educativo que no sirve para concluir algo? Supongamos que sus resultados retroalimentan el quehacer cotidiano de docentes, directivos, escuelas, estudiantes y padres de familia, entonces estaría justificado el gasto y el esfuerzo, pero ni eso. La forma en que se procesan y presentan los datos no sirve de nada, además no se hace difusión de los mismos ni se motiva a que los escolapios que la hicieron vean sus resultados individuales. Para colmo, los resultados para educación básica solo están disponibles por escuela, por grupo o por alumno, no hay resultados por estado o nacional, el argumento puede ser la falla en la cobertura que fue de menos del 80 por ciento, si se dice que fue por la oposición de la CNTE es falso, Yucatán apenas reporta una cobertura del 7 por ciento, en otros apenas se evaluaron las escuelas de CONAFE o faltaron las privadas, en fin, la variedad de problemas no aclarados para su aplicación impiden las comparaciones, al menos esa sería la excusa. Para media superior tenemos que Querétaro alcanza porcentajes, en comprensión lectora — «La evaluación del área de Lenguaje y Comunicación (Comprensión Lectora) explora la capacidad del alumno para comprender, analizar, interpretar, reflexionar, evaluar y utilizar textos escritos, mediante la identificación de su estructura, sus funciones y sus elementos, con el fin de desarrollar una competencia comunicativa y construir nuevos conocimientos que le permitan intervenir activamente en la sociedad.»— en el 2015 y 2016, en ese orden, de 36.0 y 37.6 en el nivel I, Insuficiente, es decir, en el peor nivel de logro hubo un pequeño incremento; en el nivel II, apenas básico, tenemos 21.9 y 27.9 un incremento de 6 puntos; en los niveles de logro deseables, señalados como bueno y excelente, en el mismo orden temporal tenemos 26.9 y 23.3, un retroceso de 3.6, en el nivel de logro IV teníamos 15.3 y ahora es de 11.2, una diferencia en contra de 3.9. En resumen: nada qué festejar y sí mucho de qué preocuparse. Las citas son de: http://planea.sep.gob.mx/ms/ En matemáticas —«explora la capacidad para identificar, interpretar, aplicar, sintetizar y evaluar matemáticamente su entorno, haciendo uso de su creatividad y de un pensamiento lógico y crítico que le permita solucionar problemas cuantitativos, con diferentes herramientas matemáticas.»—, siguiendo el orden anterior, en el nivel de logro I conocido como Insuficiente tuvimos el año pasado un porcentaje de 43.6 y en este baja un poquito a 42.2; en el nivel II, apenas básico, tuvimos 34.4 y ahora exactamente el mismo 34.4; en el nivel III bueno en el 2015 era de 14.7 y ahora de 17.1 un incremento de 2.4; en el nivel IV excelente teníamos 7.3 y ahora es de 6.3 un decremento de 1 punto porcentual. Lo menos que se puede decir es que estamos estancados. Fuera de las cifras, alarma que nuestros estudiantes que egresan de los diferentes niveles educativos: primaria, secundaria y preparatoria, lo hacen sin lograr los niveles mínimos necesarios exigidos, en teoría, para hacerlo. Nuestros jóvenes —hijos, sobrinos, nietos— están saliendo del nivel medio superior sin comprender lo que leen y apenas manejando las operaciones aritméticas básicas, y eso con suerte. Por experiencia personal puedo afirmar que las nuevas generaciones de estudiantes se perciben con mayores carencias afectivas y académicas que las anteriores, a pesar de los cacareos de una reforma educativa que margina de su diseño e implementación a los mismos muchachos y a los docentes, protagonistas del evento educativo escolar. Pero las autoridades ni al caso, simplemente incrementan el trabajo administrativo de los profesores y directores creyendo que eso mejorará el aprendizaje, pero es el efecto contrario, cosa que tampoco entienden.

sábado, 19 de noviembre de 2016

LA MARCHA DE LOS INSENSATOS

Joaquín Córdova Rivas «Un fenómeno que puede notarse por toda la historia, en cualquier lugar o período, es el de unos gobiernos que siguen una política contraria a sus propios intereses. Al parecer, en cuestiones de gobierno la humanidad ha mostrado peor desempeño que casi en cualquiera otra actividad humana. En esta esfera, la sabiduría –que podríamos definir como el ejercicio del juicio actuando a base de experiencia, sentido común e información disponible–, ha resultado menos activa y más frustrada de lo que debiera ser. ¿Por qué quienes ocupan altos puestos actúan, tan a menudo, en contra de los dictados de la razón y del autointerés ilustrado? ¿Por qué tan a menudo parece no funcionar el proceso mental inteligente?» Barbara Tuchman, La marcha de la locura. FCE. ¿Quién lo dijera? Había que regresar a Tuchman para intentar salir de los lugares comunes, de los engañosos y pseudo tranquilizadores “aquí no pasa nada”, “todo tomará su nivel”, “los contrapesos de la democracia impedirán las locuras”, lo advierten conocedores como Jesús Silva Herzog Márquez: «La repetición actuará como sedante. Escucharemos la fórmula una y mil veces. "Presidente Trump". Lo que hoy se percibe vomitivo empezará a ser trivial. Dejará de cortarnos el aliento, dejará de indignarnos. El monstruo ha conseguido su victoria cuando deja de ser señalado como monstruo, cuando se le considera parte del paisaje. Se consuma la aberración: se trata al fascista como si fuera un político ordinario.» 14 de noviembre del 2016. http://www.reforma.com/blogs/silvaherzog/ Habría que ver si es solo un loco que se paseará en pantuflas por la Casa Blanca utilizando todo el poder concentrado en un sistema presidencial, o si representa algo más extendido, más colectivo. Barbara Tuchman habla de cuatro posibles explicaciones para un mal gobierno: «1) tiranía u opresión, de la cual la historia nos ofrece tantos ejemplos conocidos que no vale la pena citarlos; 2) ambición excesiva, como el intento de conquista de Sicilia por los atenienses en la Guerra del Peloponeso, el de conquista de Inglaterra por Felipe II, por medio de la Armada Invencible, el doble intento de dominio de Europa por Alemania, autodeclarada raza superior, el intento japonés de establecer un Imperio en Asia; 3) incompetencia o decadencia, como en el caso de finales del Imperio romano, de los últimos Romanov, y la última dinastía de China; y por último, 4) insensatez o perversidad.» Hasta ahora las opiniones sobre la victoria electoral de Donald Trump parecen inclinarse por la última, y se refuerza considerando las protestas, localizadas pero significativas, de grupos universitarios, de organizaciones dedicadas a la defensa de los derechos humanos, de los que no se resignan a regresar a épocas que se creían rebasadas de discriminación racial o de cualquier otro tipo, de aquellos que no recuerdan que su país es de migrantes y que eso explica su grandeza. Pero esa diversidad puede amalgamarse falsamente si se le inventa un enemigo común, sucedió con la Alemania nazi y los judíos, ahora ese enemigo común somos nosotros, los mexicanos. Pero la insensatez permanece cuando se sigue «una política contraria al propio interés de los electores o del Estado en cuestión. El propio interés es todo lo que conduce al bienestar o ventaja del cuerpo gobernado; la insensatez es una política que en estos términos resulta contraproducente.» «Para calificar como insensatez en este estudio, la política adoptada debe satisfacer tres normas: debe ser percibida como contraproducente en su propia época, y no sólo en retrospectiva. […] En segundo lugar, debió haber otro factible curso de acción. Para suprimir el problema de la personalidad, una tercera norma será que la política en cuestión debe ser la de un grupo, no la de un gobernante individual, y debe persistir más allá de cualquier vida política.» La primera norma parece estarse cumpliendo, las alarmas están encendidas dentro y fuera de su país, todavía no toma posesión del cargo y las reacciones no son buenas. La segunda también, los norteamericanos, con su peculiar democracia indirecta, pudieron haber votado diferente; los medios de comunicación y los múltiples analistas pudieron leer con más cuidado sus encuestas, advertir que se estaba despertando el monstruo de la intolerancia que no se había ido, simplemente estaba escondido debajo de la alfombra. La tercera es la que está en duda, aunque definitivamente Trump no llegó a donde está y estará, solo con su simpatía, su liderazgo, su honestidad y éxito —es ironía—. También falta saber si la incondicionalidad de su círculo cercano permanece, o si se dan cuenta e identifican la insensatez antes de que sea irreversible o produzca daños a muy largo plazo. Pero mientras eso pasa los retrocesos serán evidentes y quizás cueste décadas recuperarse, y eso en un mundo perversamente global no es nada bueno. Hay bases para el pesimismo, cuando los insensatos se empoderan y las instituciones les sirven como plataformas de lanzamiento, la ingenuidad, la indiferencia, la normalización son muy peligrosas. Los insensatos de aquí creen identificarse con los de allá, nuestro exsecretario de Hacienda no sabía que Trump ganaría, pero utilizó su influencia sobre alguien influenciable y apostó por el peor, no les importa joder a México si eso los hace quedar bien con quien les ayudará a hacerlo. El exceso de citas textuales se justifica, terminemos con Silva Herzog: «No hay política que no sea pedagogía. Un fascista no se limita a ocupar una oficina. Su visión del mundo se instala en lo más íntimo. Propagando odios y miedos, trastoca las cuerdas de la confianza y corrompe, hasta lo más profundo, la convivencia. No. Esto no debe ser normalizado.»

domingo, 6 de noviembre de 2016

LOS MONSTRUOS DEL MAL

LOS MONSTRUOS DEL MAL Joaquín Córdova Rivas “Qué seguro y cómodo, acogedor y amistoso parecería el mundo si los monstruos y solo los monstruos perpetraran actos monstruosos. Contra los monstruos estamos bastante bien protegidos, y podemos descansar seguros de que estamos protegidos contra los actos perversos que los monstruos son capaces de realizar y que amenazan con perpetrar. Tenemos psicólogos para vigilar a los psicópatas y sociópatas, tenemos sociólogos que nos indican dónde es más probable que se propaguen y congreguen, tenemos jueces para condenarlos al confinamiento y al aislamiento, y policía y psiquiatras para asegurarnos de que permanecen allí.” Zygmunt Bauman y Leonidas Donskis. Ceguera Moral. La pérdida de la sensibilidad en la modernidad líquida. Nuestra casta política está conformada por personas comunes y corrientes, en muchas ocasiones más corrientes que comunes. Por eso, creer que los casos de los exgobernadores sinvergüenzas exhibidos en los medios de comunicación son una excepción, es pasarse de inocentes. Tanto Javier Duarte como Guillermo Padrés, señalados como ejemplos de lo que no se debe permitir, son más bien ejemplos de lo que existe en muchos casos: Personas metidas a la política que en lugar de servir a los demás se sirven de los demás para enriquecerse descomunalmente. Quizás la impunidad y el poder casi absoluto los corrompieron más allá de lo aceptable por un sistema político fundado en la impunidad y el reparto de favores. Puede ser también que sean los chivos expiatorios que estaban más a la mano para fingir una voluntad inexistente de luchar contra la corrupción. Porque hasta tontos son ¿quién les va a creer que los miles de millones de pesos que no aparecen fueron solamente para comprar casas en Texas, ranchos en todos lados, yates o cualquier estupidez semejante? Las cantidades que se acusa fueron desviadas de los presupuestos públicos para comprar cuanta tontería se les ocurrió, rebasan con mucho, cualquier posibilidad de siquiera disfrutarlas. No, el silencio cómplice de familiares cercanos, prestanombres, colegas políticos, de instituciones supuestamente vigilantes como las secretarías de hacienda, de la función pública, las chorrocientas comisiones de contraloría o auditoría, los congresos estatales y hasta la presidencia de la república, todas conspiraron porque les convenía, porque alguna ganancia sacaban de las tropelías de esos y otros que ya pasaron o siguen en funciones. Es cierto lo que dicen Bauman y Donskis, hay una acentuada y casi suicida “ceguera moral”, podríamos decir que estamos normalizando lo que antes cabía en una categoría que conocíamos como “el mal”. ¿Cómo definen estos estudiosos esa “ceguera moral”? Sin retoques «es el comportamiento cruel, inhumano y despiadado o bien (como) una postura ecuánime indiferente adoptada y manifestada hacia las tribulaciones de otras personas». O como lo precisa otro autor: “El mal reside en la normalidad e incluso en la banalidad y trivialidad de la vida cotidiana de las personas corrientes más que en los casos anormales y patológicos”. Urteaga, Eguzki; (2015). Ceguera moral. La pérdida de sensibilidad en la modernidad líquida. Reflexión Política, Diciembre-Sin mes, 160-165. ¿Quién en realidad se escandaliza por casos como los anteriormente mencionados, qué tanto nos impulsará, como sociedad, a condenarlos y evitar que se sigan presentando? ¿Qué no es “normal” que nuestros políticos roben, mientan, maten o sean cómplices de grupos criminales? Bajemos al nivel de taquería. ¿Cuántos justificaron los golpes a una mujer que tenían acorralada varios machos? Que si “seguramente” estaba ebria, que “posiblemente” se les puso al tiro y por eso la golpearon. Que “a lo mejor” no quería pagar la cuenta. ¿Qué no había otra forma de resolver un problema, cualquiera que haya sido?, llamar a la policía parece buena opción, exhibirla en las redes sociales, ya que estamos perdiendo cualquier posibilidad de discreción, recurrir a sus acompañantes para pedir el pago, bueno, habría muchas otras opciones, pero ¿golpearla de forma tan cobarde y todavía justificarlo? Otro caso reciente, el “vengador” que después de un asalto a un transporte público mata a 4 rateros, ¿no tenía otra opción? Era el único con un arma de fuego real, pudo haberlos detenido con la ayuda de los otros pasajeros, entregarlo a las autoridades, grabar la entrega y darle seguimiento al caso para que no los liberaran hasta cumplir su condena, exhibirlos para incrementar las denuncias, pero ¿dispararles a sangre fría y todavía rematarlos con una bala en la cabeza? Regresando al inicio de este texto, Bauman y Donskis tienen la esperanza de que existe un entramado social e institucional para identificar y diferenciar a los monstruos de las personas normales, para protegernos contra ellos; pero en este país vivimos en el peor escenario posible porque ni siquiera eso tenemos, y entonces, a las personas normales que se convierten en delincuentes porque su entorno inmediato se los permite y exige, hay que sumar a los malos que nadie detecta y detiene. Como nota aparte, no hay que conflictuarse por lo que dicen las estadísticas respecto de la presunta popularidad de los candidatos presidenciales estadunidenses, que también tiene sus propios monstruos, en esa “democracia moderna”, como en cualquier otra, los que en realidad deciden son las grandes corporaciones y sus multimillonarios propietarios, y darán color hasta el día de la elección, mientras, solo observan cómo reacciona la economía a los diferentes escenarios posibles.

FORZADO CAMBIO GENERACIONAL

Joaquín Córdova Rivas Envejecer no es malo, siempre y cuando se haga con dignidad. Nuestras sociedades tecnológicamente avanzadas creen poder arreglarlo todo, su soberbia nos lleva a querer disfrazar el paso del tiempo, negarnos a notar las arrugas, los músculos flácidos, las canas o la calvicie, la pérdida de rapidez y el equilibrio, también la memoria pierde datos que creíamos imborrables y que repentinamente se esconden en el laberinto neuronal. Por eso nos aseguramos que las generaciones siguientes tengan acceso a los conocimientos alcanzados por las anteriores, que no se pierda ese legado de costumbres, tradiciones, de la ética que trasciende al paso del tiempo. Pero esa continuidad aparente parece romperse cuando las generaciones nuevas creen que saber lo más reciente es saberlo todo. Y entonces desprecian la experiencia, la consideran un fardo innecesario, creen que se pueden saltar la historia porque es algo que ya pasó. Por lo mismo son esclavos de un presente que no entienden y de un futuro que no existe, porque cuando llega deja de serlo. Quieren exprimir cada instante y por lo tanto se vale probarlo todo, no se dan cuenta que el apresurarse en vivir los vuelve viejos prematuros y amargados, aunque por fuera parezcan jóvenes. Tampoco se trata de exaltar la gerontocracia, pero, como curiosa paradoja, la excelencia en las artes y la ciencia llega a edades cada vez mayores, allí están los ganadores de los premios Nobel de cada año, muchos son septuagenarios, octogenarios y hasta nonagenarios; sean de Química, Física o Literatura. Hasta en las listas musicales de popularidad siguen apareciendo los longevos ruckeros de los Rolling Stones, los de Pink Floyd, los viejitos de Who y muchos otros más. Algunos de los estudiosos de las ciencias sociales, de los que hemos echado mano para explicar esta actualidad que se nos escapa, también tienen su cúmulo de años, por ejemplo Zygmunt Bauman tiene más de 90 años y sigue explicando esta líquida realidad. Pero lo anterior pudiera revelar que estamos en una sociedad de extremos, una generación “joven” que quiere comerse la vida sin saber masticarla, y una generación muy vieja que se da su tiempo para digerir todo lo vivido. En medio parece haber una generación de transición, con el ansia de vivir de una y la desesperación por acumular conocimiento de la otra, quizás sin lograr plenamente ninguna de las dos. Pero dejémonos de elucubraciones, nuestra casta política parece estar viviendo un cambio generacional poco terso, los políticos tradicionales están siendo bruscamente desplazados por los fuereños que no logran identificarse con los usos y costumbres locales, es más, las perciben como obstáculos para el precipitado relevo generacional que pretenden, porque saben que de eso depende su permanencia en el poder local. Lo que aparece como simples anécdotas puede estar encubriendo ese disparejo cambio. No parece casual que la pretendida aristocracia queretana haya abandonado los territorios que le daban identidad, sin darse cuenta perdieron cohesión cuando dejaron el centro histórico para irse a las colonias “modernas”, tampoco reaccionaron cuando sus indispensables aficiones taurinas se mudaron de una avejentada Plaza Santa María a otra sin prosapia ni la tradición que a esta le sobraba. Ahora, que vuelven a perder el poder, porque ya habían recibido una severa advertencia cuando los fuereños les arrebataron la gubernatura y la presidencia municipal de Querétaro, se muestran desconcertados porque sus “costumbres y tradiciones”, como las tempranas y cuantiosas jubilaciones, no fueron respetadas, e incluso estuvieron a punto de ser tratados como simples delincuentes. A la aristocracia queretana ya le queda grande el estado, sus relevos no aspiran a ser mejores, simplemente a desplazarlos con todas las canonjías que eso implica, lo peor es que a los juniors de las familias tradicionales no parece interesarles esa obsesión por unos antepasados venidos de una madre patria venida a menos, tampoco asistir a alguna de sus universidades teniendo más cerca a las anglosajonas de nuestros vecinos del norte, eso de peregrinar cada año o tantos meses a un pueblito español no es atractivo en un mundo donde el avance tecnológico está en otras latitudes. El traslado de los intereses de una generación con respecto a la otra se ve hasta en los suplementos de sociales de los grandes diarios. Los apellidos poco conocidos pero cada vez más poderosos desplazan a los que creíamos serían “los mismos de siempre”. Falta saber si ese cambio generacional tiene éxito, obvio decir que está topando con resistencias que, al sentir tocados sus intereses, puedan aglutinarlos y regresar por la venganza en los próximos procesos electorales, si es que eligen la vía institucional y más o menos pacífica. Como sea, al queretano común y corriente no tiene porqué interesarle esa disputa interna, sólo quiere respeto a los derechos humanos, paz y tranquilidad social, empleo seguro, salud y vida digna con todo lo que implica, y un estado de derecho que sea parejo y no esté tandeado a los mismos poquitos de siempre, aunque estén peleados.

sábado, 15 de octubre de 2016

RAZA CÓSMICA

Joaquín Córdova Rivas “A lo largo de los siglos, América Latina no sólo ha sufrido el despojo del oro y de la plata, del salitre y del caucho, del cobre y del petróleo: También ha sufrido la usurpación de la memoria” Eduardo Galeano. No fue un encuentro cordial entre dos desconocidos, es la brutal historia del colonizador europeo que pretende la desaparición física y cultural del que no es como él. Así comienza la historia de una colonización que necesita disfrazarse de “civilizatoria” para legitimar los abusos, la codicia sin límite, el desperdicio de inmensos recursos, el desprecio de saberes incomprendidos, el temor a los dioses íntimamente ligados a la naturaleza. Le llamamos el “día de la raza”, lo recordamos el 12 de octubre porque en esa fecha de 1492 Cristóbal Colón “descubrió América”. Pero la descubrió para los no americanos, porque aquí ya estaba poblada desde muchos siglos antes, ya había civilizaciones muy desarrolladas, con su propia visión de su relación con el universo y con la naturaleza más próxima. No era una región sin conflictos, grandes imperios indígenas luchaban por extenderse y otros por defenderse, en otros lugares se vivía en acordados equilibrios. No eran tierras vacías de seres humanos, eran ricas en conocimientos ancestrales, de esos que pasan la prueba de los siglos, que se muestran efectivos en la práctica, y que se transmiten por medio de mitos y leyendas llenos de símbolos que hay que saber interpretar. La diversidad cultural de este territorio asombra y atemoriza. No se elige el respeto y el intercambio de saberes diferentes, el recién llegado busca exterminar al nativo y para ello hay que matarlo o colonizarlo, hacer que piense como el europeo, que adopte por la fuerza a su dios, que desprecie su propio conocimiento, que demonice sus dioses, que se sienta inferior. Para colmo trae, ese conquistador, una serie de males desconocidos que le ayudan en su tarea, enfermedades infecciosas aquí desconocidas y para las cuales no hay defensas, la mortalidad de las pandemias es muchas veces mayor que en Europa; más que castigo divino de un dios vengador que se impone sobre los otros, parece la invasión de todos los demonios que se ceban ante una población que no tiene tiempo para reaccionar ante esas enfermedades desconocidas. Al mismo tiempo se dio otra forma de destrucción, el epistemicidio. “… se sabe que el machismo fue traído por los europeos al caribe, y también investigaciones recientes plantean que algunas comunidades nativas tenían consagrado en su cultura el divorcio por iniciativa de la mujer y no consentían que una persona tenía que estar amarrada a otra de por vida. Ellos tenían conciencia de la libertad y la democracia pero esta no dependía de esas estructuras occidentales fundadas en la monogamia, la familia y la propiedad. En esta transmisión cultural cumple un papel importante el mito y la leyenda, como formas de expresión y fuente de conocimiento de los pueblos latinoamericanos que no se pueden cercenar, porque gracias a estos medios se ha podido conservar parte de estas memorias, de la misma manera que lo han hecho con sus historias oficiales los vencedores. Los vencidos tienen sus historias, lo que les ha dado el valor, la fuerza y el coraje para no ser aniquilados y más bien los han perpetuado y esto no los ha dejado morir; sus metáforas, su folclor, sus cuentos, sus leyendas, su música, sus culturas, son metáforas colectivas. Es aquí donde tenemos el gran desafío de buscar las historias secretas de los invisibles, y sobre todo la de las mujeres (que han cumplido sólo un papel decorativo, salvo las compañeras abnegadas de los próceres: ¡detrás de todo gran hombre hay una mujer¡) la de las mujeres indígenas, la de las mujeres afrodescendientes, la de las mujeres campesinas, entre otras”. Eduardo Galeano. Curioso, como alternativa al actual caos provocado por el derrumbe de un sistema económico depredador, inequitativo e injusto, surge la propuesta de las “epistemologías del sur”. La recuperación de esos saberes que han logrado resistir a la destrucción primero, y al intento de volverlas invisibles después. Partiendo de tres premisas que son, según Boaventura de Souza Santos: “La comprensión del mundo es mucho más amplia que la comprensión occidental del mundo y por eso la transformación del mundo puede también ocurrir por vías, modos, métodos, impensables para Occidente […] Que la diversidad del mundo es infinita, Existen diferentes maneras de pensar, de sentir —de sentir pensando, de pensar sintiendo—, de actuar; diferentes relaciones entre seres humanos —diferentes formas de relación entre humanos y no humanos, con la naturaleza, o lo que llamamos naturaleza; diferentes concepciones del tiempo, diferentes formas de mirar el pasado, el presente y el futuro; diferentes formas de organizar la vida colectiva y la provisión de bienes, de recursos, desde un punto de vista económico. […] Que esta gran diversidad del mundo, que puede ser y debe ser activada, así como transformada teórica y prácticamente de muchas maneras plurales, no puede ser monopolizada por una teoría general. No existe una teoría general que pueda cubrir adecuadamente todas estas diversidades infinitas del mundo.” Epistemologías del Sur. Introducción. Ya no tiene sentido vituperar a Cristóbal Colón o a Hernán Cortés como símbolos de ese encontronazo, mejor centrarse en recuperar esos conocimientos que no han podido ser negados o destruidos, actualizarlos, utilizarlos para salir de las sucesivas crisis de un sistema social y económico que nos regresa a la verdadera barbarie y que sólo puede reciclarse para repetirse de forma más cruda e inhumana. Allí están las “epistemologías del sur”, el “Bien Vivir”, como propuestas vivas y listas para complementarse con otras que busquen fines semejantes: la vida que merece ser vivida, en equilibrio con el universo, con una diversidad aceptada y gestionada pacíficamente, en equidad de derechos y obligaciones, sin consumirnos inútilmente en alcanzar una felicidad basada en el consumismo absurdo y destructor.

sábado, 8 de octubre de 2016

ERAN SOLDADOS

ERAN SOLDADOS Joaquín Córdova Rivas Seguramente estaban cansados, mal dormidos, mal comidos, acalorados debajo del pesado uniforme y los chalecos antibalas. Apretados en 2 transportes a pesar de que eran —según las versiones periodísticas— 17, de los cuales 5 murieron en el ataque al que fueron sometidos, 10 más quedaron heridos, algunos de gravedad por lo que las cifras pueden cambiar. Al parecer llevaban varias horas de camino, custodiando una ambulancia con un dirigente del crimen organizado herido en un enfrentamiento previo. Eran soldados. Para bien o para mal, el ejército es el último dique armado —el otro, despreciado, es el arte y la cultura— que contiene, en algo, una guerra declarada sin tener la necesaria preparación y estrategia por parte de las instituciones supuestamente encargadas de la seguridad nacional. Una seguridad nacional que ya no custodia las fronteras precaviendo alguna invasión externa, sino que está volcada hacia dentro, en un escenario más parecido a una guerra civil que está desmembrando una geografía que había neutralizado y resuelto las fuerzas centrífugas de otras épocas. Pero no basta lamentarse, alguien cometió más de un error al no prever y calcular la reacción violenta y con mayor capacidad de fuego de los “enfermos, bestias y criminales”, como los llamó el secretario de defensa. No se mueven más de sesenta agresores en una veintena de camionetas sin que nadie se dé cuenta. No se venden armas de alto poder y lanzagranadas sin que nadie se entere. No se coordina un ataque de esta magnitud sin hacer uso de radiofrecuencias y aparatos de comunicación. Alguien no hizo su tarea y dejó a 17 soldados en una situación de vulnerabilidad inadmisible. En Sinaloa sobran tropas, transportes blindados, presencia de inteligencia civil y militar, policías federales, quizás hasta helicópteros artillados, pero no aparecieron cuando se necesitaban. Falta ver ahora la reacción de las fuerzas de seguridad, falta saber a quién culpan por las muertes y lesiones de militares que también son ciudadanos, que cumplen con lo que se les ordena, que tienen familias que dependen de ellos; hay que estar pendientes de que no ocurran otros incidentes similares o más graves, sería el colmo. Muertos y heridos que se acumulan a las cifras negras de víctimas en un país desgarrado por la violencia que se incrementa sin poder detenerla ni ocultarla. Nos ahogamos en corrupción e impunidad, en riquezas mal habidas, en descarados saqueos a los recursos públicos y privados. Caemos, dando tumbos, en un abismo que parece no tener fondo. Mientras, el que cobra como presidente se pasea en su avión de lujo, que no tiene ni Obama, corriendo detrás de este para pedirle disculpas por la tontería de servirle de tapete al impresentable Donald Trump, en plena campaña electoral de nuestro vecino del norte. En plena ruleta gringa jugamos a perder. Y nuestro apanicado gobernador del Banco de México declarando lo que todos sufrimos y puede empeorar, un modelo económico que depende en exceso de los caprichos del capital especulativo, de una deuda externa que crece minuto a minuto y que no se ve que se invierta en obra pública, y sí sospechamos que sea para engordar las cuentas bancarias en paraísos fiscales o en propiedades de todo tipo. Que no nos sorprenda que ciudadanos globales con un peso específico significativo, como el “ruckero” Roger Waters, opine y critique ácidamente a nuestra casta política y sea aclamado por cientos de miles en el Zócalo y el Foro Sol. Otros ciudadanos, menos conocidos pero igualmente importantes, toman las calles para protestar por feminicidios, por asesinatos absurdos porque la ganancia ni siquiera es cuantiosa, nos estamos matando por migajas. Ambiente propicio para que los sociópatas pierdan cualquier freno y hagan de las suyas, y entonces todos se revuelven y las mezclas resultan cada vez más bestiales. La violencia se trasmina, la incapacidad institucional y sus abusos los convertimos en problema personal, nos corroe el coraje y la impotencia, quizás como consecuencia crece la violencia intrafamiliar, el alcoholismo y otras adicciones, el embarazo adolescente, la obesidad por ansiedad, llegamos a los golpes por un lugar donde estacionar nuestro auto, peleamos los milímetros de las atestadas vialidades, a nuestros niños y jóvenes los abandona un sistema educativo ineficiente con profesores rebasados por las circunstancias, incrementa el vandalismo urbano. Y nosotros peleando por quitarle derechos a sectores de la población que no creen en los mismos dogmas, en lugar de convocar a la tolerancia, solidaridad y paz. Hasta provoca envidia que alguien tenga control sobre su muerte. Luis González de Alba optó por morir en una fecha que seguramente le era significativa, un 2 de octubre. Siempre crítico aunque fuera políticamente incorrecto, siempre curioso e inquisitivo, cuestionó a la biología, a la cultura oficial o no, a la izquierda o a lo que se hace llamar así. Quedan sus libros, sus artículos, su rebeldía, Hay que leerlo y cuestionarlo.

lunes, 3 de octubre de 2016

A LA VISTA DE TODOS

Joaquín Córdova Rivas La mejor manera de esconder algo es dejándolo a la vista. Por muy evidente que parezca lo anterior suele olvidarse, los ladrones experimentados buscan en los escondrijos, en los lugares donde creemos que es difícil encontrar lo que tenemos más apreciado, por su valor monetario o afectivo. Por inseguridad propia ocultamos lo que no queremos compartir, lo que guardamos para el disfrute exclusivo o para un apuro. También se esconde lo que no queremos que los otros sepan, que no se den cuenta del origen de las cosas que los agobian, el saber es poder dicen. Mucho se escribirá sobre lo visto y dicho en el primer debate presidencial en nuestro quisquilloso vecino del norte, yo me quedo en lo que descubrió, por estar a la vista de todos, la señora Clinton, cuando menciona que le quitaron a la iniciativa privada la concesión de las prisiones federales, la razón fue muy simple, a las empresas les interesa el negocio, y entre más presos existan los ingresos mejoran sustancialmente, por lo mismo no les interesa una visión preventiva, una que disminuya el comportamiento criminal, pero sí está en su radar el crear las condiciones para que se aplique un enfoque punitivo, que castigue con prisión hasta la más mínima infracción, es más, no interesa la culpabilidad real de los presuntos delincuentes, entre más se encierren mejor es la ganancia. Eso ocurre con cualquier negocio, por eso debe haber sectores reservados al ejercicio del poder público. Al sistema privado de salud no le interesa prevenir los padecimientos y enfermedades, entre más enfermos mejor para ellos. Al sistema privado de recolección y procesamiento de basura no le interesa que se produzcan menos deshechos, tampoco que la ciudad esté limpia, entre más basura generemos, entre más sucias nuestras calles y colonias mejor es el negocio. La inexistencia fáctica de un transporte público manejado con ese interés, provoca lo que señalaremos a continuación, pero un transporte privado, concesionado, vive del caos vial, de su ineficacia, de sus abusos. Curioso, su éxito no depende de hacer las cosas bien, sino de hacerlas mal. Pero dejémonos de elucubraciones, todos sabemos que la calidad de vida de una ciudad moderna depende de su movilidad, no tiene caso concentrar una gran cantidad de población, de comercios, de escuelas, de industrias, de centros recreativos si no se puede mover de un lugar a otro con facilidad, en un tiempo razonable, sin riesgos innecesarios o con la incertidumbre en la hora de llegada. De pocos años para acá, la calidad de vida, la movilidad, la tranquilidad urbana de la ciudad de Querétaro se ha deteriorado de manera evidente y significativa. Sabemos a que hora salimos de nuestra vivienda, pero no tenemos seguridad alguna de la hora de llegada a nuestro trabajo, a la escuela, al consultorio médico, al cine o a cualquier otro lugar. Todas las horas diurnas son horas pico, no hay gran diferencia los fines de semana. No suele haber manifestaciones o toma de vialidades para protestar por algo, son escasas, no forma parte, todavía, de nuestra cultura. Si existe algún atorón vial ajeno a la falta de infraestructura, a las eternas reparaciones carentes de estudios de ingeniería vial, a la ausencia de agentes públicos que pongan orden en el caos vehicular —sin darnos cuenta los agentes de tránsito son una especie queretana más que se extinguió hace tiempo, aunque siguen existiendo en los presupuestos oficiales y como coartada para que algunos funcionarios que hacen nada sigan cobrando—, es por motivos disque deportivos —la maratonitis— o religiosos. Se me olvidaba, también puede ser que algún presidente municipal decida cerrar la avenida principal de su rancho, perdón, de su cabecera municipal, para la boda de alguno de sus vástagos. Pero a la vista de todos han crecido otros negocios, los mismos transportistas han creado empresas para recoger, en lugares fijos y siguiendo rutas determinadas, a trabajadores de maquiladoras que requieren para contar con el siguiente turno a tiempo. Quizás, pensando mal, algunas de esas compañías de transporte de personal sean outsourcing ligadas a las mismas maquiladoras, para evadir impuestos, para bajarle ceros a las utilidades a repartir entre los trabajadores, para no gastar en incentivos a la puntualidad. Un negocio más que se genera haciendo las cosas mal, porque no tendrían razón de ser si el transporte público normal funcionara como se supone que debe hacerlo. Nuestra ciudad de Querétaro no es víctima de la migración interna, existen otras ciudades a las que llegan más personas de otros lugares y no padecen lo que nosotros. También descubrimos que esa migración no es solo de allá para acá, también es de aquí para allá y que la diferencia es mínima, insuficiente para soportar el caos creciente y la pérdida en la calidad de vida, porque el tiempo malgastado en nuestras colapsadas calles y avenidas no se recupera nunca y con nada. Más bien somos víctimas de un modo rapaz de hacer negocios, donde nuestros representantes populares, del nivel que se quiera, son meros comparsas de esos que incrementan sus fortunas haciendo que las cosas funcionen mal para después vendernos falsas soluciones. No se trata de promover las condiciones necesarias para vivir bien o cada vez mejor, se trata de administrar el caos provocado para sacar tajada, para hincharse las bolsas creando necesidades que no existirían si se hicieran las cosas preservando los intereses de los más, aunque no sea negocio para los menos. Es la fase más depredadora de este sistema económico: si algo funciona bien hay que descomponerlo para hacer negocio.

DOBLE NACIONALIDAD

Joaquín Córdova Rivas Sabemos que tenemos caducidad, la razón nos dice que vamos a perecer individualmente y como especie, que el planeta, como lo dejemos de devastado y maltratado, nos trascenderá; pero la esperanza por lograr la permanencia, en un delicado equilibrio con el resto de las especies y el universo conocido, nos lleva a imaginar utopías. Queremos seguir creyendo que es posible vivir plenamente siendo cada día mejores seres humanos. Esta utopía, que creemos realizable aunque suene a paradoja, tiene lugar y fecha de nacimiento, fue en el convento portugués de Arrábida el 6 de noviembre de 1994, también tiene nombre: Carta de la Transdisciplinariedad, no tiene padre ni madre porque igual que muchas familias no es tradicional ni “natural”, sí tiene muchos adoptantes, los iniciales y los que se van sumando de manera consciente, gozosa y solidaria. Para los fines de este texto no la reproduciremos completa, además se puede consultar en múltiples fuentes, aquí está una: http://www.filosofia.org/cod/c1994tra.htm De sus 15 artículos nos centraremos en el siguiente: “Artículo 8. La dignidad del ser humano es también de orden cósmico y planetario. La operación del ser humano sobre la Tierra es una de las etapas de la historia del universo. El reconocimiento de la Tierra como patria es uno de los imperativos de la transdisciplinariedad. Todo ser humano tiene derecho a una nacionalidad, pero, a título de habitante de la Tierra, él es al mismo tiempo un ser transnacional. El reconocimiento por el derecho internacional de la doble pertenencia –a una nación y a la Tierra– constituye uno de los objetivos de la investigación transdisciplinaria.” El drama creciente de los exiliados políticos, de los migrantes por motivos económicos —trabajo y salario dignos—, por hambre, por los múltiples conflictos bélicos, por la inseguridad cotidiana, por huir de la violencia —familiar, por los fundamentalismos religiosos, por la discriminación racial o de género—, por tener acceso a una educación emancipadora, no colonializada; o simplemente por buscar un mejor nivel y calidad de vida para los últimos años de la vida, es cada vez mayor y pone en entredicho los múltiples discursos con las escasas realidades. El embate de la ultraderecha contra los anhelos democráticos, contra los derechos humanos ganados a lo largo de las últimas décadas, no es menor. El discurso maniqueo, incongruente, ignorante, poco humano de quien mejor representa ese polo político, el señor Donald Trump, gana adeptos entre quienes ¿piensan?, que los recursos materiales y humanos del planeta deben quedar resguardados y disfrutados por ellos y nadie más. El conocimiento, el crecimiento económico responsable y equitativo, la diversidad, la tolerancia, la solidaridad y quienes pensamos diferente les estorbamos. Consiguieron su falso enemigo común: los otros. Vamos a un caso cercano, más digno que el vergonzante jugado por el que cobra como presidente de este atribulado país: “La campaña de odio promovida por el candidato estadounidense Donald Trump pone no sólo en riesgo el futuro y la vida de millones de mexicanos que habitan en los Estados Unidos de América, y cuyo único crimen fue huir de la miseria y la falta de oportunidades en busca de una vida segura y digna, sino también el futuro de una relación respetuosa entre nuestros países”. “(…) San Miguel de Allende ha sido, es y seguirá siendo una tierra abierta al mundo, que recibe con el abrazo sincero a millones de personas independientemente de su origen, credo, raza, ideología, orientación y lengua. San Miguel es una tierra orgullosa de su diversidad, pluralidad e inclusión. San Miguel es una muestra de que el respeto al derecho ajeno puede ser una realidad”. Este gesto, simbólico y significativo, aunque ese municipio no tenga manera de evitar que dicho personaje se presente en esas tierras cuando se le antoje, sucedió el 16 de septiembre pasado, “durante la Sesión Número XXVIII Ordinaria, celebrada en el Salón de Cabildos del Palacio Municipal se presentó y aprobó la iniciativa […] de declarar al candidato por la presidencia estadounidense, Donald John Trump como una persona non grata ni bienvenida en el territorio sanmiguelense.” https://www.sanmigueldeallende.gob.mx/?p=2465 Me dicen que, en la capital de ese municipio, que apenas rebasa los 140 mil habitantes, viven 18 mil 400 norteamericanos, al menos 4 mil canadienses y una cantidad similar provenientes de otros países. Me dicen que, a diferencia de los mexicanos, esos norteamericanos, mayoritariamente jubilados, tienen la cultura de la donación, que no se guardan el dinero para ellos solos, sino que participan en fundaciones, promueven bibliotecas y museos, dedican algo de sus ingresos a promover actividades culturales y educativas. Me dicen que, a pesar de venir del país que se presenta como adalid del libre comercio y del libre tránsito financiero, no se les permite sacar el dinero de sus jubilaciones y que tienen que hacer algunas maromas bancarias para hacerlo llegar a su actual lugar de residencia, huyendo de los climas extremosos y del estrés citadino de sus lugares de origen. Me dicen que, en caso de ganar el señor Trump las elecciones de nuestro vecino del norte, el desarrollo de lugares como San Miguel de Allende sería severamente afectado, porque endurecería las condiciones para que esos extranjeros jubilados pudieran seguir viviendo, donando e invirtiendo. Curioso que al llegar la etapa final de su vida, algunos descubran que valores tan antiguos como la hospitalidad, la convivencia, el intercambio cultural son deseables y disfrutables. Que nos vuelven más humanos y nos otorgan esa doble nacionalidad, al planeta y al terruño que nos vio nacer.

HACEN FALTA HOMBRES BUENOS

Joaquín Córdova Rivas Los derechos son de todos o no son de nadie. Como pocas veces en la historia de esta sufrida humanidad se han logrado reconocer derechos que antes no se tenían, lo que demuestra que las luchas sociales no han sido en vano. Pero siempre hay algunos que se creen superiores y con prerrogativas que los demás no deben tener, los privilegiados sienten que lo son cuando el resto queda marginado. ¿Cómo argumentar con quien renuncia a los argumentos? ¿Cómo razonar con quien renuncia a la razón? Entre más falsa es una verdad más inamovible se vuelve, porque depende de la fe ciega, de la abdicación del propio criterio, de la derrota de cualquier tipo de duda. Y si algo nos vuelve humanos es dudar. Hombres Buenos es una novela de Arturo Pérez Reverte, aunque esté plagada de datos históricos es un intento de acercarse para reflexionar, es la recreación de la aventura por conseguir los 28 volúmenes de una obra prohibida por la iglesia católica, aunque en el acta correspondiente se haya tenido que escribir: «Reunido en su sede de la Casa del Tesoro y obtenidos los necesarios permisos del Rey Nuestro Señor y de la Autoridad Eclesiástica, el Pleno de la Real Academia Española aprueba por mayoría designar entre los señores académicos a dos hombres buenos que, provistos de los correspondientes viáticos para transporte y subsistencia, viajen a París para adquirir la obra completa conocida como Enciclopédie, ou dictionnarie raisonné des sciences, des arts et des métiers, y la traigan a la Academia para que, en su biblioteca, quede en disposición de libre consulta y lectura para los miembros de número de esta institución.» En el relato queda claro que invocar el permiso de la “autoridad eclesiástica” es, en este caso, un forzado formulismo; en realidad fue de las pocas ocasiones en que el rey Carlos III pudo imponer su autoridad civil frente a otro poder, religioso, celoso de conservar sus cuantiosos privilegios. El silencio no es una opción, el creer que solo la comunidad LGBTI debe defender la vigencia del artículo cuarto de nuestra Constitución es una falsa salida. Los derechos adquieren plena vigencia cuando abarcan hasta a las minorías, y todos, sin excepción, formamos parte de alguna. «El desafío al Estado laico se agudiza. El alto clero sustenta que el matrimonio entre personas del mismo sexo contraviene al dogma. Las iglesias tienen derecho a definir sus propias verdades pero no a auspiciar de manera pública y sistemática prejuicios discriminatorios. Es del dominio público que la jerarquía eclesiástica católica ha promovido el rechazo social de los derechos humanos de la población LGBTI. Incitar a la discriminación no es ejercer el derecho de expresión ni el de libertad religiosa. En tiempos que ya parecían superados el alto clero repudió el ordenamiento constitucional mexicano. Las constituciones de 1857 y de 1917 fueron declaradas nulas por el papado. Ahora la jerarquía eclesiástica auspicia el desconocimiento de los derechos que la Constitución otorga en materia de libertad sexual y de no discriminación.» Diego Valadés, Estado Laico en peligro. Reforma 13 de septiembre del 2016. Según la polémica va decantándose, queda claro que la indiferencia no puede ser la respuesta al intento de una parte de la sociedad por negarle derechos a otra. Estamos viendo un debate envenenado, en lugar de convocar a la solidaridad para defender todos los derechos de todos, algunos quieren ejercer derechos negándoselos a los demás. Incluso Carlos Loret de Mola pone sobre la mesa el papel de la supuesta objetividad y equilibrio del periodismo en el tratamiento de este tema, en su columna de El Universal del 13 de septiembre del 2016 titulada “Lo que perturbó mi fin de semana”, con la llamada: “El que se está dando ahora no es un debate como cualquier otro. Estamos frente a la propuesta de retirar derechos a un sector específico de la población”, acierta, al igual que muchos otros, en que se trata de negar derechos que ya están reconocidos en la Constitución, que ya fueron revisados por la Suprema Corte de Justicia y que estamos, en realidad, frente a un intento embozado e hipócrita de políticos y empresarios, junto con los infaltables dirigentes religiosos, de impedir el avance en la garantía y disfrute de derechos humanos. Celebramos un proceso histórico independentista sin traer a la memoria la coyuntura que lo hizo posible. España estaba invadida por las tropas francesas de Napoleón III, su flota, otrora dominante en buena parte del mundo, señaladamente la actual América Latina, exceptuando Brasil y algunas islas, estaba destruida y el flujo de cuantiosos recursos provenientes de sus colonias estaba bloqueado. Aun así, el pueblo español insistía en resistir y seguir legislando, las llamadas Cortes de Cádiz avanzaban en la posibilidad de separar al Estado de la Iglesia, quitarle parte de sus innumerables privilegios, eso no convenía a la jerarquía eclesial colonial, acostumbrada a los abusos cotidianos sobre una población y territorios sometidos a una explotación brutal. Como sea, la resistencia ante movimientos emancipadores que se desarrollaron en el subcontinente de 1810 en adelante, no contó con la participación de una jerarquía que esperaba continuar ejerciendo un poder que presumían celestial, pero que en la realidad era inmisericordemente terrenal. «Las ideas y las prácticas diversas anteceden a las leyes que las reconocen. La diversificación social y moral se va internalizando paulatinamente en las conciencias de la ciudadanía. La diversidad que desata fobias en sectores que anhelan la uniformidad valorativa difícilmente puede ser desarraigada, a menos que se recurra a la violencia y la persecución sistemáticas. Incluso así, las conductas fieramente perseguidas permanecen y se reproducen, como ha quedado demostrado en regímenes totalitarios o controladores de las conductas públicas y privadas de sus ciudadanos. Para ser acompañados en su operación de apedreamiento simbólico, la élite clerical católica, y temporales compañeros de ruta, construyen cuidadosamente una imagen monstruosa de sus enemigos. Los presentan como depredadores de familias unidas y felices, causantes de la debacle moral y ruina del país. Así acallan su conciencia, que ha permanecido muda ante los abusos continuos consumados en terrenos de la institución eclesiástica que pretende ser juez de todos y juzgada por nadie.» La piedra y la mano. Carlos Martínez García. La Jornada 14 de septiembre del 2016. En fin, hacen falta “hombres buenos” para encarrilar la discusión, no podemos quedarnos callados frente a quienes enarbolan la intolerancia para retroceder en derechos humanos que no son concesiones graciosas de unos cuantos “poderosos piadosos”, sino verdaderas conquistas sociales que han costado vidas y atrocidades cotidianas. Es por todos, hasta por los que insisten en negar a los demás.

LO HEMOS PERDIDO

Joaquín Córdova Rivas Detrás de cada decisión suponemos que hay información que la sustente, que le dé sentido, que suponga alguna ventaja hacer algo o dejar de hacerlo, pero cuando los dislates se suceden uno tras otro se vale dudar. De tiempo atrás se han externado preocupaciones por la salud física o mental de los más variopintos gobernantes. Por mencionar algunos de los recientes, allí están las reuniones deliberativas con los órganos encargados de la seguridad nacional de nuestro vecino del norte en las que Ronald Reagan —su entonces Presidente—, se quedaba dormido. La cara de pasmo —por decirlo decentemente—, de George Bush Jr., durante el ataque a las torres gemelas del World Trade Center. La evidente indecisión y pésimo manejo de la crisis producto del terremoto de 1985 de Miguel De la Madrid. Los crímenes de figuras políticas importantes durante el salinato combinado con el exacerbado egocentrismo del titular del ejecutivo de esa época. Ni para qué detenerse en la presunta dipsomanía de otro o en la necesidad de píldoras de la felicidad de su antecesor. De lo que no cabe duda es que la concentración de poder puede enfermar o volver loco casi a cualquiera. Bueno, a algunos se les aparece su mentor en forma de pajarito y hasta platican con él. La falta de una lógica política que parezca darle algo de coherencia a las decisiones importantes del poder ejecutivo federal actual, que se la pasa rebotando de un error al siguiente sin atinar en casi nada, ha hecho que se revivan las sospechas respecto de la forma en que se procesa la información que llega al primer círculo presidencial; porque en un país presidencialista, si se equivoca el preciso, los demás lo siguen en sus errores, los refuerzan y hasta los presentan como grandes avances, como iniciativas audaces, como el accionar necesario de un estadista incomprendido pero que será salvado por la historia. O en el colmo de la perversidad parece que no dudan en empinarlo para jugar al futurismo personal, sin importarles llevarse al país entre sus mugrosas pezuñas. La percepción de que algo grave pasa no es nueva, en algo atinó el diario inglés The Economist cuando subtitula una de sus columnas más influyentes, refiriéndose al presidente mexicano «A president who doesn’t get that he doesn’t get it», traducido como “El presidente que no entiende que él no entiende”, aunque en el cuerpo de la nota se refiere también al conjunto de sus más cercanos colaboradores, cercados por la corrupción y los conflictos de interés. http://www.economist.com/news/americas/21640397-president-who-doesnt-get-he-doesnt-get-it-mexican-morass De forma coincidente y desde los extremos ideológicos, primero, Carlos Marín, director de Milenio diario, se pone excepcionalmente crítico con la figura presidencial en una entrevista que ya se volvió viral; segundo, dos de los colaboradores de la revista Proceso, Ernesto Villanueva y Jenaro Villamil —el 5 y 6 de septiembre de este año—, expresan sus dudas e hipótesis sobre la influencia que pudiera tener un proceso de enfermedad en las decisiones presidenciales. De las pocas opiniones que parecen encontrar alguna lógica —torcida y truculenta, porque estarían apostando al peor escenario en las elecciones presidenciales norteamericanas—, en la bochornosa invitación a Donald Trump y su trato como jefe de Estado, es la de Jorge Alcocer el 6 de septiembre en el diario Reforma. Parece un llamado temporal a la cordura, pero la renuncia del todopoderoso secretario de hacienda, el señor Videgaray, pudiera marcar un giro significativo en la percepción peñanietista, a menos que sea un episodio más de esa realidad paralela que sólo ellos entienden. Peor si resulta que se practica el deporte favorito de un priísmo acrítico y vergonzosamente incondicional a su jefe máximo y el exsecretario “cae para arriba”. Sin necesidad de llegar a tanto, sí existe la percepción de que se toman decisiones cruciales sin apego a una realidad que muchos padecemos y que nuestra clase política no quiere ver, o que quizás “no entienden que no entienden”. A fines del siglo pasado, en plena aventura espacial, la agencia norteamericana encargada de los viajes espaciales, de poner en órbita a los satélites de comunicaciones, de llegar a la luna, popularizó una frase cuando alguno de sus artilugios fallaba y se perdía, incontrolado, en las inmensidades del universo: lo hemos perdido. Así parece estar nuestro presidente, desconectado de la realidad, fuera de órbita, sin comunicación con tierra.

NIÑOS SECUESTRADOS

Joaquín Córdova Rivas Se roban la paz y la tranquilidad, se roban la posibilidad de transitar sin caos y estrés por nuestras ciudades y carreteras, se roban los presupuestos públicos para atender las necesidades más elementales —educación, salud, recreación, jubilación, trabajo, vivienda, alimentación y ambiente saludables—, se roban el trabajo material e intelectual de quien sea, se roban nuestra vida y nuestro futuro. Podríamos hacer, además, un listado extenso de los muertos y desaparecidos de este sexenio y de los anteriores, pero ahora no se trata de eso. Sí tiene que ver con el secuestro discursivo de nuestros niños y jóvenes, utilizados como pretexto para atentar contra derechos elementales de otros sectores de la población. Ojalá que la preocupación fuera real, que guiara las acciones de los poderes del Estado para asegurar una educación como la que establece el artículo tercero constitucional, en lo fundamental: «I. Garantizada por el artículo 24 la libertad de creencias, dicha educación será laica y, por tanto, se mantendrá por completo ajena a cualquier doctrina religiosa; II. El criterio que orientará a esa educación se basará en los resultados del progreso científico, luchará contra la ignorancia y sus efectos, las servidumbres, los fanatismos y los prejuicios.» Hasta le podemos agregar el “párrafo adicionado” el 26 de febrero del 2013: «El Estado garantizará la calidad en la educación obligatoria de manera que los materiales y métodos educativos, la organización escolar, la infraestructura educativa y la idoneidad de los docentes y los directivos garanticen el máximo logro de aprendizaje de los educandos.» Sin embargo, nuestras autoridades educativas han abusado del “derecho de los niños a una educación de calidad” para oponerlo a los derechos laborales de los profesores de la educación pública, y digo que han abusado porque el mismo artículo dice que: «Todo individuo tiene derecho a recibir educación. El Estado –Federación, Estados, Distrito Federal y Municipios–, impartirá educación preescolar, primaria, secundaria y media superior. La educación preescolar, primaria y secundaria conforman la educación básica; ésta y la media superior serán obligatorias.» Se habla de todo individuo, no solo de los infantes. Se trata de instalar en la percepción pública, y han tenido éxito en ello, la falsa conclusión de que quien esté contra su reforma educativa está en contra de los niños mexicanos. Han utilizado las emociones en contra de los argumentos, en lugar de hacerlos caminar parejos. Y como las autoridades se han presentado como adalides en la protección de los derechos de los infantes —recordarles sus hipocresías en el trato a las víctimas de la guardería ABC, el trato preferencial e impunidad a ministros religiosos pederastas, las pésimas condiciones de infraestructura en las comunidades más pobres que provocan muertes infantiles, para ellos no cuenta—, cualquier profesor que las cuestione es sospechoso de “infanticidio educativo”. ¿De qué otra forma pueden, colectivamente, los profesores defender sus derechos laborales si no es deteniendo sus actividades y haciendo notar su ausencia? ¿A poco vamos a caer en el engaño de que los indignados padres de familia “recuperen” una escuela y la hagan funcionar sin profesores? Tomarán la puerta de entrada, pero el proceso educativo requiere de un adulto que domine los saberes y la forma de que los otros construyan los propios, como dice la moda pedagógica. La escuela no es el edificio, es la constante interacción entre docentes y estudiantes, que propicie el aprendizaje de ambos en un ambiente de respeto mutuo e influyendo en un contexto mucho más amplio que el escolar. La verdadera intención ha quedado al descubierto: «La evaluación, se ha argumentado con razón, es un medio, no un fin; el modelo educativo (si es que lo que se presentó como tal lo fuera) ocupa el sitio de un fin, de un objetivo: la prefiguración de un proyecto. Usar a mansalva un martillo, adorarlo y aclamarlo como “el” logro fundamental durante varios años para construir quién sabe qué, y luego detener los carros para enunciar y poner a consulta lo que se quiere construir, muestra que nunca la evaluación fue concebida como el corazón de un proceso educativo de cambio, sino como instrumento de reacomodo político y corazón del mecanismo de control del magisterio, vía la amenaza, bajo el supuesto de que el miedo a perder el trabajo produciría, por pura añadidura, harta calidad.» Manuel Gil Antón en http://www.educacionfutura.org/reforma-cardiaca/ Aquí sí citamos las fuentes y las marcamos cuando son de otro autor, no como otros. Por lo pronto, la evaluación docente queda como una caricatura al convertirse en “voluntaria”, esa alternativa no aparece en la reglamentación a menos que alguien quisiera adelantar ese proceso, no retardarlo a voluntad. Nuestros niños y jóvenes han sido discursivamente secuestrados por el rollo oficial, solo las autoridades conocen y protegen sus derechos, ya tenemos un nuevo santo, Santo Nuño de la SEP y su corte celestial de subsecretarios, mientras, que los docentes ardan en los infiernos de la evaluación y amenaza laboral sin fin, y sin incentivos porque no hay recursos o se inventan excusas para no darlos.

domingo, 28 de agosto de 2016

LA EXPOSICIÓN DE LA VERGÜENZA

La punzante Carmen Aristegui entrevista al Juez Roberto F. Caldas, presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos el pasado 22 de agosto, la pregunta es obligada pero pocos la hacen ¿con qué mecanismos cuenta dicha Corte para hacer respetar sus resoluciones en los países que están, como México, adheridos a ella? El Juez llega a la última instancia cuando hay gobiernos que no respetan su legalidad interna ni la internacional, la llamada “exposición de la vergüenza”. Eso significa que el quedar señalado, después de un largo proceso de investigación, como repetido infractor de los Derechos Humanos ante los 26 países firmantes, que abarcan más de 560 millones de pobladores, y el resto del mundo, obliga a los gobiernos renuentes a recibir y acatar esas resoluciones, aunque no quieran. Pero ¿qué se hace con gobernantes que no tienen ni vergüenza? En nuestro sistema educativo conviven —es un decir—, todas las virtudes y defectos de una sociedad como la nuestra, desde el respeto y consideración por la potencialidad de nuestros niños y jóvenes, hasta la simulación y el chambismo. Por eso, una verdadera reforma educativa debe ofrecer a los docentes, entre otras cosas, un “piso parejo” para demostrar sus capacidades y entrega, independientemente de otras formas de méritos que, con el paso del tiempo, se han ido pervirtiendo hasta extremos increíbles. Por “no meterse en problemas” nuestras instituciones educativas han aceptado acreditaciones académicas falsas o de instituciones patito que se dedican al negocio de cobrar por grados que se cursan en el papel, algo así como “pague ahora y aprenda si le da la gana”, el affaire Peña Nieto y su tesis es una muestra. Los mismos sindicatos se prestan al juego defendiendo agremiados que no soportan la más mínima investigación de sus antecedentes laborales y académicos; por otro lado, existen docentes altamente capacitados que aprendieron a aprender por su cuenta y riesgo, y que requieren de una instancia propia del contexto en que desarrollan su labor, que reconozca esos saberes e idoneidad. La Ley General del Servicio Profesional Docente, con su propia forma de evaluar, parece una oportunidad ideal para lograr tal propósito. Que su juzgue a los profesores por su desempeño actual, por sus conocimientos reales y puestos en práctica, por sus competencias pues, no por méritos cuestionables, poco adecuados o insuficientes para hacer que sus estudiantes se apasionen por aprender y lo logren. La política debiera ser el arte de hacer posible lo deseable, pero nuestros gobernantes convierten lo deseable en imposible. La mencionada Ley del Servicio Profesional Docente parece tener objetivos claros que se van opacando según avanza su articulado, por ejemplo: «Artículo 4. XXXII. Servicio Profesional Docente o Servicio: Al conjunto de actividades y mecanismos para el Ingreso, la Promoción, el Reconocimiento y la Permanencia en el servicio público educativo y el impulso a la formación continua, con la finalidad de garantizar la idoneidad de los conocimientos y capacidades del Personal Docente y del Personal con Funciones de Dirección y de Supervisión en la Educación Básica y Media Superior que imparta el Estado y sus Organismos Descentralizados.» Suena bien, pero las cosas se embrollan y comienzan los candados que permiten que dichas funciones queden como simples promesas o casi vacías de contenido: «Artículo 13. VIII. Desarrollar un programa de estímulos e Incentivos que favorezca el desempeño eficiente del servicio educativo y contribuya al reconocimiento escolar y social de la dignidad magisterial. Artículo 14. V. Establecer niveles de competencia para cada una de las categorías que definen la labor de quienes realizan las funciones de docencia, dirección y supervisión, a efecto de que dicho personal, las escuelas, las zonas escolares y, en general, los distintos responsables de la educación en el sistema educativo cuenten con referentes para la mejora continua y el logro de los perfiles, parámetros e indicadores idóneos.» Muy bonito, pero en la redacción se abre la puerta, al establecer “perfiles, parámetros e indicadores”, a que el chambismo o la falsa meritocracia se cuelen y se apropien, otra vez, de todo el andamiaje de promoción, incentivos y reconocimientos, al “piso parejo” le aparecen los baches que lo pueden volver intransitable o desalentador. Hay que advertir que buena parte de la crisis educativa tiene que ver con la poca o nula preparación pedagógica de licenciados, maestros y doctores que pueden dominar su materia, pero resultan incapaces de mediar entre un programa de estudios y el aprendizaje real de los niños y jóvenes. Peor todavía, hay que esperar hasta casi la mitad del articulado para caer en el franco desánimo porque dice: «Artículo 39. […] El acceso al primer nivel del programa y el avance de niveles estarán sujetos a la disponibilidad presupuestal.» Y ya sabemos que en este país la educación es prioridad en los discursos, pero no en el presupuesto, de hecho, cuando hay que “ajustar”, lo primero que se les ocurre es desaparecer el financiamiento que ya estaba autorizado, bueno, el último “recorte” fue de 6 mil 500 milloncitos, más los que se quiten para lo que resta del año y el que entra. Eso significa que docentes evaluados que logren una destacada o excelente calificación, no podrán entrar a los programas de promoción o de incentivos porque no hay dinero, con promesas incumplidas no se estimula a nadie, más bien se provoca un efecto contrario. En la misma Constitución debería establecerse la obligación del Estado para que se destine el presupuesto suficiente para que nuestro sistema educativo pueda “atraer y retener a los mejores docentes”, como dice la propuesta de Modelo Educativo 2016, porque ahorita se están fugando. Cualquier país con buenos resultados educativos sabe que tener buenos maestros —bien capacitados, los mejores en su profesión y con vocación, bien pagados para atraer y quedarse con los mejores—, es indispensable para eso que llaman “calidad”. No se puede presumir que la educación es una prioridad y derecho supremo de los niños, cuando en lo real se desprecia al magisterio, se le mal trata, se le insulta y señala como irresponsable y convenenciero, menos recortando los recursos para premiar a los que se lo merecen y, en última instancia, serán los encargados de transformar mucho de lo malo que padecemos.

domingo, 14 de agosto de 2016

LOS INVISIBLES Y LOS VENCEDORES

Respeto a los atletas mexicanos que se esforzaron por dar las marcas para asistir a las olimpiadas, porque además tuvieron que sortear las corruptelas, ineficiencias y chicanadas de los dirigentes deportivos. Somos un país que devora comida chatarra, que produce obesidad infantil y enfermedades crónico degenerativas, a nuestra clase política no le interesa el deporte, la salud, la educación o la desigualdad social, sólo sus negocios, su vida bonita, su vacía felicidad. No, los atletas no tienen la culpa. A otra cosa. Los vencidos no quieren revancha, los vencidos no quieren guerra, los vencidos ya no son invisibles, sí son la alternativa viable a un sistema de despojo sistemático, que concentra la riqueza natural, económica y cultural en unas cuantas personas a costa de la destrucción del planeta y lo poco que nos queda de humanidad. El filósofo mexicano Enrique Dussel, en su análisis de las ideas europeas que nos llegaron con la colonialización, que pretendió destruir o volver invisibles a las culturas indígenas lo pone así: «La modernidad está llegando a su límite de destrucción de la vida en la tierra y generando una desigualdad gigantesca. Eso es eurocentrismo porque creen que han construido una gran civilización. En parte sí, pero fue algo que empezó en China y en el mundo árabe, como lo evidencian las matemáticas y los vestigios de revolución industrial en China mucho antes que en Inglaterra. Además, los europeos dependen de Asia y no lo reconocen. Por supuesto en Asia también hay otras formas que están aniquilando el mundo, como el estalinismo chino que ha superado en producción a los Estados Unidos causando igual o más daños ecológicos con su modelo de producción.» http://www.elespectador.com/noticias/actualidad/filosofia-europea-no-universal-articulo-552386 Los vencidos tienen otra forma de ver el mundo, de relacionarse con él, de pensarse como parte de algo mucho más grande que hay que cuidar porque así nos cuidamos todos: «Las epistemologías del sur son un proyecto para valorar y validar los conocimientos nacidos de la lucha de grupos sociales que han sufrido sistemáticamente las injusticias, las discriminaciones, las exclusiones del capitalismo, el colonialismo y el patriarcado. Normalmente, nuestros conocimientos, los valorados, por ejemplo, por las universidades, son los de los vencedores. Nuestra historia, la que se cuenta en las escuelas, es la contada por los vencedores. Los vencidos nunca contaron la historia. Las epistemologías del sur pretenden demostrar que la comprensión del mundo es mucho más amplia que la occidental y que el pensamiento occidental produjo una línea abismal que dividió las sociedades entre metropolitanas, las visibles, y las coloniales, las que no cuentan, las invisibles. Esto llevó a que se produjera todo un vastísimo campo de ausencias.» http://ctxt.es/es/20160323/Politica/4947/Boaventura-de-Sousa-Santos-entrevista-Europa-fronteras-derechos-humanos-colonialismo.htm Pero esas ausencias se convierten en presencias cuando los modelos actuales se derrumban y dejan al descubierto lo que querían esconder. La ONU declara que, en este mes de agosto, el día 9, sea el día internacional de los Pueblos Indígenas, durante el mismo, en una declaración conjunta de 4 relatores especiales, hace una recomendación que deberíamos considerar para nuestra reforma educativa; ya no se trata de “integrar” a los pueblos indígenas a nuestra forma colonizada de educar, sino de que: «los Estados y los pueblos indígenas deben trabajar juntos para satisfacer el derecho de esos pueblos a establecer y controlar sus sistemas e instituciones educativas.» http://www.un.org/spanish/News/story.asp?NewsID=35581#.V6pbs5grK1s La vieja Europa no consumó, pero sí consumió, los pretendidos derechos universales del hombre. Esa Revolución Francesa que se dio como producto del rompimiento de formas de pensamiento dogmáticas para instalar un cientificismo que sirvió en su momento y hasta varios siglos después, llegó a su límite y no creció para ofrecer otra alternativa. Incluso sus avances presentados como un ejemplo de lo que debería ser a escala planetaria, dependían de subordinar a los no europeos: «Se basa en una idea muy vieja de Europa, debido a toda su tradición colonial, la del nosotros y ellos. Los ellos no tienen los mismos derechos. Durante muchos siglos Europa logró mejorar la vida de sus obreros y de sus mujeres, pero ¿con qué? Con todas las rentas que venían de las colonias, del saqueo de los recursos naturales. Al inicio del siglo XIX en Europa emergía un derecho laboral que protegía a los trabajadores. En ese mismo momento, en el otro lado de la línea, en las colonias, era derecho penal, trabajo forzado. Esta dualidad es tan abismal que la gente no la ve, parece que nuestros derechos humanos son universales, pero están en vigor sólo acá. Del otro lado de la línea, no.» Boaventura De Sousa Santos. Las desigualdades ya llegaron al límite, sus efectos descarnados muestran que nuestro consumismo depredador no tiene futuro y nosotros tampoco si lo seguimos ciegamente, a pesar de lo que digan y hagan esos poquitos que insisten en quedarse con todo y a pesar de todos. Por eso las comunidades y pueblos indígenas se están coordinando para presentar propuestas colectivas, una de ellas es la del Buen Vivir, una muestra de ello es lo declarado por el representante de la Organización Hñahñu para pueblos indígenas del Valle del Mezquital Cesar Cruz Benítez, quienes a pesar de estar rodeados de plantas industriales siguen defendiendo sus tierras y lugares sagrados y que se puede consultar en http://www.eluniversal.com.mx/articulo/estados/2016/08/9/hnahnu-otomies-se-resisten-la-modernidad#.V6nHkXRR3eM.facebook Mientras, en Querétaro, tuvo lugar la Conferencia "El Buen Vivir. La Cosmovisión de los Pueblos Originarios frente a la barbarie capitalista, impartida por Jorge Mansilla Torres (ex embajador de Bolivia en México) el jueves 11 de agosto en el auditorio de la Biblioteca Central de la Universidad Autónoma de Querétaro. Los vencidos ofreciendo su sabiduría ancestral a los vencedores. Esperando que haya tiempo para corregir el rumbo.

domingo, 24 de julio de 2016

MODELOS APRENDIDOS

Se sienten diferentes, habitantes de un universo aparte por privilegios adquiridos generacionalmente, por nacer en una familia o grupo político específico, por perseverar en sus relaciones sociales con los poquitos que les garantizan alguna ganancia. Las leyes no se hacen para ellos, el manejo indiscriminado de los presupuestos públicos y privados se da por descontado, no hay conflicto absoluto. Para ellos son los helicópteros, los autos más caros, los yates y playas privadas, las escoltas armadas que los protegen de ellos mismos; también deben ser suyas las mujeres más hermosas según el canon de moda, ya sea por simple interés y conveniencia, o a la fuerza si es necesario; no hay contradicción, es el ejercicio de un privilegio “natural”. Han tenido y siguen teniendo tanto poder que diseñan las leyes a su conveniencia, por eso lo que hacen es “legal” aunque no sea ético, ni moral, ni justo. En los raros casos en que la indignación social los alcanza, primero se indignan, luego demandan alegando daños a una buena reputación de la que carecen, después es más que suficiente pedir perdón, aunque no haya ánimo alguno de rectificar, ni mortificación por haber causado daño, es más, ni siquiera se admite; así no hay nada que reparar ni de qué arrepentirse. Si alguien cuestiona su forma de vida y señala los costos sociales que implica, basta rediseñar la forma de medir la pobreza, o hacer obras faraónicas para encubrir otros “gastos”, o nunca darlas por terminadas para seguir sacando dinero, como nuestras parchadas y malhechas autopistas. Mientras, festejemos el sistema nacional anticorrupción, que, si acaso, se aplicará a algún pez chico que se salga de la red para distraer del abuso de los escualos más grandes; a menos que los órganos ciudadanos de vigilancia sean eso, que tengan la fuerza necesaria para hacer respetar y cumplir las leyes y reglamentos. Que no se nombren “ciudadanos” que se ganan la designación cantándole las mañanitas al presidente en un evento oficial de protección a las víctimas de delitos, no, que sean verdaderos espacios cuya mera existencia prevenga prácticas corruptas, que acote significativamente la impunidad. Se intentó y el fracaso ha sido muy costoso, nuestro modelo de pensamiento positivista, presuntamente objetivo por científico, se impuso en nuestras escuelas y las convirtió en espacios donde los sentimientos y emociones son vistos como estorbos. Nuestros planteles escolares siguen el modelo penitenciario, pretendiendo quedar aislados de una realidad emotiva que nos define como humanos. No importa cómo te sientas, ni si tienes problemas familiares, económicos, fisiológicos o mentales; todo eso debe quedarse fuera, aquí solo cuenta tu rendimiento, la entrega en tiempo, forma y capricho de tareas absurdas con el propósito de doblegar la voluntad infantil o juvenil, o responder exámenes memorísticos mal hechos y peor calificados. Prohibido mostrar tristeza, enojo, desesperación, desánimo, alegría “desbordada”, rebeldía, afecto o cualquier cosa que no sea “racional”. Tampoco es relevante si te aburres, si estás desmotivado, si te sientes solo e incomprendido, igual tienes que rendir como si fueras una máquina que no se descompone. Según lo que se sabe: «El nuevo modelo curricular de la SEP define un perfil de egreso para los estudiantes de educación básica, que incluye desde preescolar a secundaria, con tres grandes componentes curriculares: Aprendizajes Claves, Desarrollo personal y social; y Autonomía Curricular. Los aprendizajes claves, señala el documento, atienden especialmente, aunque no exclusivamente, al crecimiento de la dimensión cognitiva del estudiante. En este componente curricular de observancia nacional, expresa, se definen tres campos formativos: Lenguaje y comunicación, Pensamiento matemático, y Exploración y comprensión del mundo material. En el componente curricular Desarrollo Personal y Social, que también es de observancia nacional, se podría organizar en tres áreas: Desarrollo artístico y creatividad; Desarrollo corporal y salud; y Desarrollo emocional.» Sonia del Valle. Reforma 20 de julio del 2016. Pero una cosa son los planes y otra su aplicación, si el sistema educativo no actúa como un conjunto armónico de elementos que se complementan entre sí, esos tres componentes curriculares no se tocarán entre sí, corriendo el riesgo de que, otra vez, el cognitivo le gane espacio e importancia a los otros dos. Una de las hipótesis más aceptadas actualmente es que no hay aprendizaje desligado de las emociones, que esa inteligencia emocional no es algo de lo que se pueda prescindir a riesgo de formar niños y jóvenes incompletos: tan es así, que por no considerarlas tenemos cifras muy altas de reprobación y abandono escolar, además de la deshumanización que padecemos cotidianamente y que se refleja en suicidios, violencia intrafamiliar y en el noviazgo, acoso escolar, intolerancia piadosa y demás engendros sociales por el estilo.

sábado, 9 de julio de 2016

ABUSIVOS Y DESCONTROLADOS

Los deslindes, los malos entendidos y las burlas públicas no pueden ser simples problemas de traducción o de desconocimiento de contextos culturales diferentes. Mientras el secretario de gobernación amenazaba a los profesores y pobladores que bloquean carreteras, en un intento más de hacerse oír ante un gobierno sordo y autoritario, y una sociedad grotescamente manipulada por los medios de comunicación de los grandes grupos empresariales, al que trabaja como presidente de este país le iba como en feria en Canadá, con sus supuestos homólogos de Estados Unidos y el país anfitrión. Los videos que circulan por las redes sociales dan cuenta de una percepción que se ajusta a una ceñida interpretación de señales que nuestra clase política sigue sin entender. Es cierto que el sistema económico actual requiere de corrupción y cierto grado de violencia para imponerse y mantenerse, pero el requisito principal es que “reparta” los “beneficios” entre los poquitos ganones de siempre. Pero nuestros políticos insisten en quedarse con todo, en no tener llenadera alguna, ya resultan más un estorbo que un conveniente, aunque estúpido, aliado. Se los dijeron primero, y públicamente, a través de una secretaria de estado que ahora es candidata demócrata a la presidencia, después más claro en una intervención, también pública, ante universitarios de élite de la propuesta, y ahora ratificada, embajadora estadunidense en nuestro país, que les repitió la dosis en la presentación de sus cartas credenciales y, después, en la participación en una marcha celebrando la diversidad sexual. Nuestros gobernantes abusan tanto de la corrupción, de la inseguridad y de la violencia, que están provocando reacciones encontradas cada vez más fuertes, poniendo en riesgo este neoliberalismo que necesita un ligero barniz de legitimidad. Mientras, los informes de organizaciones internacionales dan cuenta del grave estado de los derechos humanos en este país, casi no hay semana en que alguno termine su investigación y nos exhiba como un país de mentiras, porque hasta fabricamos culpables al contentillo de cualquiera, para esconder el fracaso intencional en la guerra contra la delincuencia organizada. Pero quizás las cifras ya no nos digan nada, estamos tan insensibles y “normalizamos” tanto la violencia que corremos el riesgo de tolerarla y creer que es inevitable. Va un caso de los 100 que documentó detalladamente Amnistía Internacional para su informe titulado: Sobrevivir a la Muerte, Tortura de Mujeres por Policías y Fuerzas Armadas en México AMR 41/4237/2016 «Mónica, entonces de 26 años, viajaba en automóvil con su esposo y su hermano el 12 de febrero de 2013 cuando les dio el alto la Policía Municipal de Torreón, en el estado de Coahuila. Mónica relató a Amnistía Internacional los sucesos que siguieron. Los agentes no mostraron orden de aprehensión alguna, pero se los llevaron a los tres a un galpón detrás de las oficinas de la Dirección de Seguridad Pública de Torreón. Mónica al principio se quedó fuera, en una camioneta policial. Un oficial llegó y, cuando vio a Mónica allí, se puso furioso con la agente que la había llevado, y le dijo: “¡Eres una pendeja! ¿Por qué la tienes detenida ahí?”. Unos minutos después regresó y metió a Mónica en el galpón, amenazándola con cortarla en pedacitos. Según el relato de Mónica, al entrar en el galpón el oficial le dijo, “bienvenida a la fiesta”, y ella vio a su hermano y su esposo sentados, desnudos y ensangrentados. Los policías agarraron a Mónica y empezaron a simular que la ahogaban sumergiéndole repetidamente la cabeza en una cubeta. Luego la asfixiaron con bolsas de plástico, la golpearon en las nalgas con un tablón de madera y la arrastraron por el suelo agarrándola del pelo. Durante todo ese tiempo, no dejaron de hacerle preguntas que Mónica no podía contestar. Mónica vio cómo golpeaban a su esposo con látigos con espuelas de metal y cómo le desprendían la piel de la pierna con un cuchillo. Los policías municipales aplicaron descargas eléctricas a Mónica en los genitales y las piernas. A continuación, un representante de la Secretaría de Seguridad Pública de Torreón la agarró y empezó a besarla bruscamente y a morderla en la cara y el cuello, y luego la violó delante de su esposo y su hermano. Después, seis policías la violaron uno detrás de otro, y a continuación se masturbaron en su cara y la obligaron a practicarles sexo oral y tragarse el esperma. Durante esa brutal violación, unos miembros uniformados del ejército estuvieron allí mirando. Luego la policía llevó a los tres detenidos a las oficinas de la PGR en Torreón. En el camino, el esposo de Mónica murió en sus brazos, a consecuencia de la tortura. Tras permanecer más de 12 horas bajo custodia policial, a Mónica la llevaron en avión a las oficinas de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO) en la Ciudad de México, donde la obligaron a firmar una “confesión” en la que decía que formaba parte del cártel de droga de los Zeta. Luego se desmayó, y la llevaron a toda prisa al hospital. En agosto de 2014, expertos forenses de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) confirmaron que Mónica había sido violada y que su esposo había sido ejecutado arbitrariamente a consecuencia de su tortura. En abril de 2016, la CNDH emitió una recomendación en la que pedía una investigación criminal sobre el caso. Mónica está en prisión en espera del resultado de su juicio por cargos de participación en delincuencia organizada. Dos de sus cuatro hijos, de corta edad, están al cuidado de un albergue, ya que su familia no puede asumir el costo de su manutención.» Cualquiera, literalmente, puede ser detenido, torturado y obligado a “confesar” cualquier cosa que a nuestros cuerpos “de seguridad” les dé la gana. Somos rehenes en un país donde sólo tenemos el derecho de sufrir abusos en silencio, apenas algunos de miles de casos salen a la luz y provocan alguna respuesta, como el de la valiente señora que denuncia el robo y la violación en un autobús de la línea de transporte más lujosa y en la autopista más transitada del país, pero primero tuvo que “compartirlo” en las redes sociales para que los medios masivos hicieran algo de eco porque era imposible seguir ocultando lo que siempre desdeñan. Después la respuesta ridícula pero apantallante, la movilización, tardía, insuficiente, de 300 policías para “vigilar” 100 kilómetros de carretera, como si las “fuerzas del orden” no fueran parte del problema, sin dejar de reconocer que entre sus integrantes hay quienes quieren hacer la diferencia, pero el mismo sistema los ahoga y sobrepasa. No es solo Oaxaca, no es solo la CNTE, no son solo los familiares de los desaparecidos, no es solo Ayotzinapa o Tlatlaya o Nochixtlán o San Fernando o la guardería ABC, no son solo las mujeres torturadas o violadas o asesinadas, no son solo los inocentes a quienes les fabrican delitos, también son las mentiras y los abusos cotidianos. Somos casi todos.