domingo, 14 de febrero de 2016

YO NO FUI

Parece un síndrome donde todos los síntomas están alineaditos, se vive en un estado de perpetua gracia e irresponsabilidad porque se aparenta no tener control sobre ninguna circunstancia. Somos simples víctimas de la perversidad ajena, injustamente maltratados, eternamente incomprendidos. Ese es el estado de ánimo que quieren difundir por todos los medios y a cualquier precio, nuestra clase política se cree buena por naturaleza, tanto que pierde de vista sus perversiones, las vuelve invisibles convirtiéndolas en legales, se cree merecedora de las corrupciones y evade sus consecuencias. No soporta la existencia de una ciudadanía harta, incrédula y cada vez más crítica. Comencemos por lo urgente, por lo que duele en últimas fechas, por lo que no se puede dejar pasar y se resume en una “nota a los medios” de la organización Amnistía Internacional: «El descubrimiento del cadáver de una periodista mexicana especializada en la información de crímenes, que había sido secuestrada el lunes, es un trágico recordatorio de la angustiosa realidad a la que se enfrentan miles de periodistas de todo México, uno de los países más peligrosos del mundo para los profesionales de los medios de comunicación. El cuerpo sin vida de Anabel Flores Salazar, de 32 años, fue hallado en el estado de Puebla, a pocos kilómetros del lugar donde fue secuestrada por hombres armados el lunes. Anabel trabajaba para un periódico local en el violento estado de Veracruz, uno de los estados más peligrosos para los periodistas en México. Al menos 16 profesionales de los medios de comunicación han sido víctimas de homicidio allí desde 2010. “Sin perder ni un segundo, las autoridades mexicanas deben iniciar una investigación exhaustiva sobre este brutal asesinato. El mensaje debe ser muy claro: quienes están dispuestos a no detenerse ante nada para silenciar a los periodistas tendrán que pagar por sus crímenes”, ha manifestado Erika Guevara-Rosas, directora del Programa para América de Amnistía Internacional. “Además, México debe brindar la protección fundamental que necesitan los periodistas y otros profesionales de los medios de comunicación que trabajan en condiciones increíblemente peligrosas, especialmente aquellos que informan sobre crímenes. El dejar sin protección a quienes trabajan para exponer la sombría realidad de los abusos que se cometen en México equivale a tratar de barrer esos abusos debajo de la alfombra.” Según Reporteros sin Fronteras, 89 periodistas han sido víctimas de homicidio y 17 han desaparecido en México desde el año 2000.» http://amnistia.org.mx/nuevo/2016/02/10/mexico-el-brutal-asesinato-de-una-periodista-especializada-en-crimenes-deja-patente-la-necesidad-de-
proteccion/ Ese diálogo pagado, que se quiere hacer pasar por ficticio, entre dos estrellas de Televisa no se queda en ellos mismos, revela el grado de impudicia de los privilegiados por una brutal devaluación que no se debe llamar así —es un simple “ajuste” ante un entorno económico adverso—, nadie, de los poderosos que lo manejan todo, que se apropian hasta de nuestro futuro que quieren más miserable, es culpable de la debacle en los precios internacionales del petróleo ni de que paguemos las gasolinas más caras del mundo; tampoco de los miles de despedidos en todo el país, menos de las cifras maquilladas de una inflación que se esconde en las escandalosas ganancias de unas cuantas empresas —nada más 650 millones de dólares costó el nuevo edificio de BBVA BANCOMER, el más alto de la ciudad de México con 264 metros de altura, 50 pisos, 43 elevadores, pero ese derroche no es nada ante los 28 mil 612 millones de pesos de utilidad nada más el año pasado, y nada más en este país—, mientras nuestro peso ya sobrepasó 11 veces sus máximos históricos en lo poquito que va del año, se anuncia que una de la empresas de Carlos Slim: América Móvil, tuvo una utilidad neta, en el cuarto trimestre del 2015 de 15 mil 663 millones de pesos con todo y las “pérdidas cambiarias”, con unos ingresos totales, en el mismo periodo, de 230 mil 577 millones de pesos. Y así por el estilo están las grandes empresas beneficiarias de una relación vergonzante con nuestros gobiernos. Nadie tiene la culpa de la compra de un avión presidencial que envidiaría cualquier mandatario del planeta, porque se pactó el sexenio pasado; nadie es responsable de que no se resuelvan los miles de casos de desaparecidos, secuestrados, asesinados, extorsionados y demás víctimas de la corrupción y de una delincuencia organizada desde los círculos del poder; nadie pierde el sueño por los cientos de miles de desempleados, por los millones de pobres más los que se acumulen en la semana; tampoco hay quien se acredite o se sienta mal por los miles de adolescentes que son abandonados diariamente por un sistema educativo anquilosado pero que sirve de trampolín para pretensiones presidenciales. Todo lo malo que pasa en el país, en los estados, en cada municipio, goza de una orfandad inexplicable, pero que tiene beneficiarios directos porque además son unos cínicos. Moreira puede gritar que se atenta contra su honorabilidad porque, en el mercado político, eso también se compra. La casa blanca, la de Malinalco, los miles de tratos preferenciales como pago a favores a cuenta del presupuesto público, los fraudes, la compra a los cuates de empresas en quiebra a precios increíblemente inflados, las adquisiciones de medicinas o de cualquier tipo de equipamiento a sobreprecios y a empresas inexistentes; el quito a tus cuates para poner a los míos, aunque no sepan hacer nada, todas son prácticas bendecidas y ampliamente aceptadas en los círculos de las páginas de sociales. No somos un país, somos el botín soñado y vuelto realidad de un pequeño grupo de sinvergüenzas.

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