viernes, 29 de abril de 2016

HACIENDO HISTORIA

Lo estamos viendo y sintiendo, algo está por suceder, pero, como en toda coyuntura, no sabemos con certeza hasta dónde será el aterrizaje. A las presiones internas y externas se siguen sumando acontecimientos que pueden servir como resortes para dar un salto, pero si el impulso es chiquito nos hundiremos en el abismo, si es suficiente podremos caer en la otra orilla. Parece que ya hay muchos coincidiendo, como escribe Sergio Aguayo en el Reforma este 27 de abril: “El México del 2016 cumple los requisitos tras las grandes transformaciones: un régimen debilitado, nuevos actores y un ambiente internacional favorable al cambio”. Que el peñanietismo está en plena decadencia lo muestran sus pésimos niveles de aceptación entre la población en general como también en los líderes de opinión. Los reformadores neoliberales no le perdonan que el grupo compacto presidencial —algunos políticos, algunos empresarios, algunos dirigentes religiosos, algunos militares—, se esté quedando con los beneficios de los cambios impuestos, esos que han maltratado a la población por la vía de la pérdida de derechos laborales muy importantes, y el desmantelamiento de las instituciones públicas que servían de colchón a la debacle social —educación, salud, fondos de retiro, energéticos y demás—. Los antineoliberales, los partidarios de un desarrollo equitativo, justo, igualitario, siguen cuestionando los efectos perversos de ese empeño antes llamado tecnocrático. El frente externo está dinamitado, a las advertencias que señalamos aquí en semanas anteriores se suman los cuestionamientos ya francos de la casi candidata demócrata a la casa blanca —la de allá—, de la OCDE dirigida por el experto en provocar crisis económicas Jaime Serra Puche —recordar en error de diciembre de 1994 es necesario aunque parezca masoquismo—, el rechazo a la labor del GIEI y su informe sobre la perversidad oficial para ocultar datos que lleven al esclarecimiento del caso Ayotzinapa, las presiones y denuncias con datos concretos de Amnistía Internacional, Human Rights International, Green Peace y los que se sigan acumulando. Ya ni mencionar al descarado posible candidato presidencial republicano Donald Trump, cuya principal característica es decir en voz alta lo que las cúpulas políticas de su país piensan sobre nuestro país y su gobierno. En lo interno hay noticias. Las marchas contra la violencia feminicida, simultáneas, mostrando capacidad de indignación, de organización, de movilización. El hartazgo reflejado en las más de 600 mil firmas exigiendo una legislación anticorrupción con seguimiento estricto a las denuncias, con sanciones, golpeando el corazón de la impunidad —atorado en el Senado como era de esperarse, incrementando la crispación social—. Los bloqueos y sus repercusiones recordando los 9 meses de la vergüenza de Iguala-Ayotzinapa, las filtraciones de videos demostrando la sistemática tortura para fabricar culpables, las forzadas disculpas públicas de mandos policiacos y castrenses, las recomendaciones cada vez más precisas de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, las movilizaciones que no terminan contra la reforma educativa; la búsqueda tenaz de los familiares de desaparecidos, secuestrados, quizás ejecutados; la heroica insistencia de Andrea Noel, Daphne Fernández, la huida cobarde de los porkys de la costa de oro; el abierto balconeo de las fortunas de candidatos, de sus paraísos fiscales, de sus grupos amafiados; la expropiación, así sea temporal, de avenidas para celebrar una boda; el bloqueo de un carril de la lateral de Bernardo Quintana con guaruresca camioneta negro mate con torretas encendidas para que los patrones puedan asistir a un antro. Todo eso se fija en la inmediatez de los involuntarios testigos y puede que trascienda a las redes sociales, pero permanece en eso que la estupidez insiste en calificar de “mal humor social”, sin querer entender que siguen sin entender. Para bien o para mal, porque el progreso no es una vía de un solo sentido, estamos haciendo historia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario