sábado, 9 de enero de 2016

SABER VIVIR BIEN

«Vivir Bien, es la vida en plenitud. Saber vivir en armonía y equilibrio; en armonía con los ciclos de la Madre Tierra, del cosmos, de la vida y de la historia, y en equilibrio con toda forma de existencia.» Cosmovisión Aymara. Es mas una tradición que un gesto útil. Hacer un recuento del año que pasó apenas sirve para darse cuenta que nos hemos convertido en meros repetidores de lo que dicen los medios de comunicación, esas “ventanas” al mundo que restringen lo que vemos en lugar de ampliar nuestra visión. Constatar la desvergüenza y la desmesura de una clase política, empresarial y religiosa que no entiende que no entiende (así, repetido), es frustrante si nos quedamos allí. No tiene caso repasar la memoria sin intentar una interpretación que le dé algún sentido. Al menos algo hemos podido constatar, la anhelada felicidad no está en el consumismo que nos vende el modelo neoliberal. Tener muchas cosas, que generalmente ni necesitamos, y pagarlas con una vida miserable durante meses o años disque sin intereses no es gratificante, ya lo decía el psicoanalista Erich Fromm y muchos antes que él, no es lo mismo tener que ser. Otra cosa nos está quedando clara, al ritmo que estamos destruyendo los recursos de este planeta, a la especie humana no le queda mucho tiempo de sobrevivencia; con el problema de que ese decaimiento no será pacífico, ni disfrutable, ni siquiera mínimamente digno. En ese contexto que parece apocalíptico, pero que no remite a fuerzas externas o diabólicas para acabar con lo que llamamos humanidad, sino a la inconsciencia e indiferencia de una especie que puede destruirse por su propia ambición, comienza a adquirir pertinencia una propuesta que aparece en diferentes culturas a lo largo de la historia. Sin ser una revisión exhaustiva y agradeciendo a Miguel Valencia, que forma parte de la organización comunitaria Decrecimiento-Descrecimiento México, encontramos «Una vieja tradición filosófica preconiza alguna forma de autolimitación de necesidades para encontrar la felicidad. De acuerdo con Epicuro “el hombre que no está contento con poco no está contento con nada”. Según Hans Jonas, la búsqueda infinita termina en el “fracaso infinito”. Lucrecio dice “Si tu deseas siempre lo que no tienes, desprecias lo que tienes, entonces tu vida fluye sin plenitud y sin encanto; y de repente la muerte se te presenta antes de que tú puedas sentirte listo para partir, contento y saciado”. La versión americana de la simplicidad voluntaria encuentra una parte importante de su inspiración en la filosofía de Henry David Thoreau; su libro Walden o la Vida en Los Bosques es un clásico entre los ecologistas de ese país; nos dice que traemos atados a nuestro cinturón los objetos que nos pertenecen. La tradición europea puede reivindicarse de Tolstoi, de Gandhi y de sus discípulos, como Lanza del Vasto, fundador de las comunidades del Arca.» No son teorías viejas, ni irrealizables en el contexto actual, siguiendo a Valencia «Médico, escritor, editor y político, Serge Mongeau, es el más destacado defensor de la vida simple de Canadá y desde luego, un pilar del movimiento degrowth o descrecimiento de ese país […] En 1985 lanza el término simplicidad voluntaria que significaría modificar nuestro modo de vida por otro menos estresante. En Estados Unidos y Canadá existe desde hace algunos años un movimiento para reducir el consumo o downshifting. Se trata de trabajar, de producir, de gastar y de consumir menos como reacción al ultra consumismo-productivismo que nos imponen las empresas, los gobiernos y una gran parte de las escuelas y universidades. Latouche advierte que esta palabra se utiliza por primera vez en 1986 en un artículo publicado en el Arkansas Democratic Gazette sobre la experiencia de un hombre que decidió reducir a la mitad su tiempo de trabajo al renunciar a una posición importante en una empresa. Advierte que al menos la cuarta parte de los australianos entre los 35 y 39 años lo hacen, el 2 % de los estadunidenses hacia 1995 y estima que al menos hay 12 millones de personas “descrecentistas” en Europa.» Esta propuesta, que adquiere un segundo aire en pleno siglo XXI aunque con sus limitantes del típico pensamiento occidentalizado, puede complementarse con otra llamada “Vivir Bien”, cuyos principios fueron presentados en Querétaro en el Simposio Transdisciplinar convocado por el Colegio de Bachilleres para celebrar su XXX aniversario en el 2014. Desgraciadamente, no existe la documentación que recopile lo allí expuesto, las notas de prensa apenas repiten alguna frase común del gobernador en turno y nada más. Pero hay múltiples fuentes, una de ellas es el libro de Fernando Huanacuni Mamani Buen Vivir/Vivir Bien que se puede consultar en https://www.reflectiongroup.org/stuff/vivir-bien, pero dejemos sembrada la duda « El ser humano hoy tiene que detenerse y ver hacia atrás y también hacia el horizonte, y preguntarse acerca de cómo se siente, como está. Seguramente sentirá que hay soledad y desarmonía a su alrededor. Hay un gran vacío dentro y fuera de cada uno, y es evidente que se han desintegrado muchos aspectos de la vida: individuales, familiares y sociales. Es una desintegración colectiva que ha anulado la sensibilidad y el respeto por todo lo que nos rodea, resultando en una civilización muy infeliz y extraordinariamente violenta, que se ha convertido en una amenaza para sí misma y para todas las formas de vida.» Es una cosmovisión mucho más completa que la del decrecimiento, además ya existía en nuestros pueblos indígenas originarios, esos que la conquista intentó destruir o, hacer invisibles, pero que están resurgiendo con diversas luchas y organizaciones. Y aunque cada principio habría que explicarlo, he aquí una de las propuestas «Los Trece Principios para Vivir Bien – Suma Qamaña. El pueblo aymara ha guardado los siguientes principios para vivir bien o vivir en plenitud: 1 Suma Manq’ aña: Saber comer. 2 Suma Umaña: Saber beber. 3 Suma Thokoña: Saber danzar. 4 Suma Ikiña: Saber dormir. 5 Suma Irnakaña: Saber trabajar. 6 Suma Lupiña: Saber meditar. 7 Suma Amuyaña: Saber pensar. 8 Suma Munaña Munayasiña: Saber amar y ser amado. 9 Suma Ist’ aña: Saber escuchar. 10 Suma Aruskipaña: Saber hablar. 11 Suma Samkasiña: Saber soñar. 12 Suma Sarnaqaña: Saber caminar. 13 Suma Churaña, suma Katukaña: Saber dar y saber recibir.» Ojalá los rescatemos, podamos practicarlos y vivir bien. A todos nos conviene.