sábado, 27 de febrero de 2016

UMBERTO ECO

“Los periódicos han perdido muchísimas funciones. Por la mañana lo hojeo rápidamente porque las noticias principales ya me las ha contado la televisión, pero continúa siendo importante por los editoriales, por los análisis, y es fundamental no leer uno, sino al menos dos cada día. Se debería enseñar a leer periódicos a la gente, dos o tres, para ver la diferencia entre las opiniones, no para conocer las noticias, eso ya nos lo dice la tele”. Umberto Eco. Se fue el jerarca católico y el país sigue dando tumbos. No hubo milagro, nuestros políticos siguen sin entender que no entienden. El que trabaja como presidente acaba de inventar una manera novedosa de medir el supuesto crecimiento, suma los porcentajes anuales en lugar de dividirlos para sacar el promedio. Ya le respondieron en las redes sociales, si suma de la Independencia o la Revolución para acá, hasta los chinos acaban temblando de envidia y preocupación. Él y su gabinete son unos cínicos. Entre las pocas supuestas ventajas del neoliberalismo, está la posible y temporal disminución de precios al consumidor en algunas mercancías, por ejemplo, los energéticos, bueno, pues ni eso funciona aquí. Con todo y que se adelanta el permiso para importar gasolinas más baratas a las manejadas por PEMEX y su red de ordeñadores y distribuidores, el señor de Malinalco, Videgaray, ya mandó a sus mensajeros para advertir que el precio de las gasolinas seguirá siendo el mismo. Mientras, el otro adelantado suspirante, que cobra en la SEP, sigue queriendo apantallar anunciando programas que ya existían, o siendo tan ambiguo que en los que presenta como novedosos se asegura tener el escape declarativo para no cumplirlos, haciendo como que los cumple. Su reforma educativa sigue siendo un galimatías administrativo, sin avance alguno en lo académico, provocando además altísimos niveles de reprobación y abandono escolar. Aquí, ya lo veíamos venir, la reversa también es un cambio. Y sin distinción de colores y partidos. Habiendo necesidades más urgentes para resolver, se pintan los puentes ajenos, se utiliza el helicóptero en tonterías, se paraliza el gobierno para darle diferentes salidas a la corrupción, se propone un teleférico para después maquillar la pobreza y las azoteas de las precarias viviendas, o disfrazar los innumerables baches de la capital marquesina. Una clase política queretana completamente rebasada que disfraza su incompetencia con ocurrencias. Así se ven. Se mueren los indispensables, los que marcan una época por su sabiduría, nobleza y ética a toda prueba. Inmersos siempre en la polémica por decir lo que piensan, por hacer lo que dicen. Tocó el turno a dos personajes entrañables, uno, de la antigua Europa, el otro, de nuestra sufrida y esperanzadora América Latina. Como dijera el gratamente recordado Eduardo Galeano, los sinvergüenzas parece que viven para siempre, porque no tienen esa cosa llamada conciencia. Regresemos al filósofo, semiólogo y profesor italiano con la cita inicial de este texto, responsable de que nos podamos sumergir placenteramente en las inmensidades del conocimiento humano a través de sus novelas, allí está “El nombre de la rosa”, ambientada en una antigua abadía donde existe una de las más nutridas bibliotecas de la cristiandad y que requiere de la ayuda de la lógica detectivesca —en un guiño cómplice a los personajes de Sherlock Holmes y su catalítico Dr. Watson—, para intentar deshacerse del fanatismo religioso y su irremediable tufo al demoniaco azufre. ¿Qué tal la historia de las distintas formas del conocimiento expuestas en “El Péndulo de Foucault”? O los artículos periodísticos recopilados en “A paso de cangrejo”, siempre tratando temas actuales, sacando a la luz lo que de fondo se esconde en las puras apariencias. “Baudolino” y el choque de las grandes corrientes culturales del oriente y occidente. O la más cercana “Número Cero” y las fortalezas y trampas del periodismo actual. Con estos textos y más, nuestra generación aprendió que el lenguaje es mucho más que un sistema de signos y sonidos, que también hay que aprender a descifrar y utilizar todo lo simbólico que tenemos y construimos. Aprendimos también que: “La cultura no está en crisis, es una crisis continua. La crisis es condición necesaria para su desarrollo”. Dijimos que eran dos, el segundo fue el jesuita y nicaragüense Fernando Cardenal, íntimamente ligado a la teología de la liberación, que tanto castigó la burocracia vaticana comenzando con Juan Pablo II. Este sacerdote católico se encargó de poner en práctica la exitosa Campaña Nacional de Alfabetización después de la caída del régimen de Anastasio Somoza, quien estaba, obviamente, soportado por el gobierno de nuestro vecino del norte, frecuente promotor de dictadores y asesinos alineados a sus intereses políticos y comerciales. "Estaría cayendo en un grave pecado si abandonara mi sacerdocio para los más pobres y mi trabajo por la Revolución Popular Sandinista. Dios me ha dado el deseo de no abandonar mi trabajo. No puedo concebir un Dios que me pida renunciar a mi compromiso con el pueblo”. Aunque se sufriera un lamentable retroceso, en sus inicios la revolución sandinista dio esperanza y realidad a esa sufrida región centroamericana. Fernando Cardenal y su hermano Ernesto, el poeta, son muestra fiel de ello. Se acaba el espacio, seguimos acumulando problemas sin solucionar ninguno, ahora hay que sumar los ceses de maestros que se negaron, argumentando lo que jurídicamente estaba a su alcance, a presentarse a una evaluación tramposa y a la pérdida de sus derechos laborales. Para este lunes está anunciada la publicación de dicho proceso, del que dependerá el futuro de un sistema educativo que apenas sirve como trampolín político de unos pocos a cuenta de todos los demás, incluyendo nuestros niños y jóvenes. Ya ni hablar de los feminicidios, las desapariciones, de los centros de readaptación social, de los Moreira, los Duarte y todos los demás. Allí está el informe de Amnistía Internacional para exhibirnos, unos por corruptos, los otros por dejados. http://amnistia.org.mx/nuevo/wp-content/uploads/2016/02/air201516.pdf