viernes, 10 de junio de 2016

MENSAJE ENVIADO

El mensaje fue entregado, aunque el alfabeto de nuestra temerosa y modosa democracia es muy limitado, más parece el último aliento de un enfermo terminal que el poderoso grito de una sociedad asqueada con su clase política. Campañas políticas que mostraron la vaciedad de ideas de nuestros partidos, el lodazal que saben en que se revuelcan y que insisten en salpicar a todos. El cinismo en su máxima expresión hasta llegar a los llamados a la unidad y concordia desde un templete hecho con los restos de los numerosos muertos, en las fortunas mal habidas, en los enriquecimientos inmerecidos y fraudulentos, en la estupidez y la falta de humanidad. Con todos esas limitaciones y el coraje acumulado el mensaje fue que estamos hartos. No ganó nadie, perdieron todos, aunque ese rollo de la alternancia sin alternativas tuvo que usarse como mensajero. Que no se engañen los que se dicen vencedores, no hubo un voto a favor del mejor, porque no lo hay; sí hubo un voto de castigo contra el que estaba, para que se le quite, para que no se crea seguro, por pura venganza. Las crónicas internas al círculo presidencial —léase a Carlos Loret de Mola en el Universal—, dan cuenta de la fallida placidez con que se esperaban los triunfos, siguieron sin entender que no entienden, allí estaban los cercanos excepto los principales operadores que despachaban desde sus búnkers: el secretario de gobernación y el presidente nacional tricolor. Muestra también la falsa resignación, el cambio de discurso de aburrido a anodino, nada de cambio de rumbo, nada de asumir la derrota, mejor repartirla a los perdedores propios y ajenos. No se vale el borrón y cuenta nueva. No es sólo lo que se roban, sino las consecuencias cotidianas de sus hechos, de sus omisiones. No podemos apostar por el olvido, por el “ya nos desquitamos en esta, allí que quede”. Son décadas de abuso, de pisotear la dignidad de cualquiera que se les atraviese, unas perlas de su falta de humanidad tomadas de una sola organización que da cuenta de ellas, Amnistía Internacional, pero puede ser de cualquiera: «Después de casi 10 años de que Jacinta Francisco Marcial fuera condenada injustamente en prisión por un delito que no cometió, el Tercer Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Primer Circuito confirmó que la Procuraduría General de la República (PGR) debe reparar el daño. Cabe recordar que Jacinta Francisco permaneció más de tres años privada ilegalmente de su libertad, de agosto de 2006 a septiembre de 2009, acusada por el presunto secuestro de seis miembros de la Agencia Federal de Investigación (AFI), quienes realizaban un operativo para decomisar mercancía en el tianguis de Amealco, Querétaro. La indígena fue liberada tras la decisión de la PGR de no presentar conclusiones acusatorias en su contra, sin embargo, ésta misma instancia se negó a reconocer su inocencia.» Otra que debe despertar nuestra indignación, si es que la tenemos dormida: «La decisión de un juez en el norte de México de absolver a Yecenia Armenta Graciano, madre de dos hijos, y ponerla en libertad el día de hoy, pone fin a cuatro largos años de injustica, dijo Amnistía Internacional. Yecenia Armenta Graciano fue detenida arbitrariamente por la Policía Ministerial de Sinaloa el 10 de Julio de 2012 y fue golpeada, casi asfixiada y violada durante 15 horas de tortura hasta que fue forzada a “confesar” su participación en el asesinato de su esposo. “La increíble crueldad de la tortura que sufrió Yecenia es parte de las actividades diarias de las policías mexicanas, quienes rutinariamente presentan evidencias ilegales en investigaciones penales en todo el país. Su puesta en libertad el día de hoy da una luz de esperanza a aquellas personas encarceladas injustamente en México," dijo Erika Guevara Rosas, Directora para las Américas de Amnistía Internacional. Quienes torturaron a Yecenia provienen de la misma institución que presentó la acusación en su contra. A pesar de la contundente evidencia provista por expertos nacionales e internacionales que prueba la tortura que sufrió Yecenia y de una recomendación de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, la Procuraduría General de Justicia del Estado de Sinaloa insistió en acusar a Yecenia de un delito grave.» Tanto rollo gastado en fastidiar por la contaminación y la falta de agua, mientras: «El defensor de los bosques y preso de conciencia, Ildefonso Zamora, cumplió seis meses encarcelado injustamente. Está acusado de haber cometido un robo, el cargo carece de fundamento y parece ser de motivación política, como represalia por su activismo pacífico contra la tala ilegal de árboles en el Gran Bosque de Agua, el cual abastece de tres cuartas partes a la Ciudad de México. El 20 de noviembre de 2015 Ildefonso Zamora fue detenido por policías ministeriales del Estado de México, en un acto que para las organizaciones de derechos humanos y de medio ambiente representó la materialización de las represalias de los grupos de taladores que en 2007 asesinaron a su hijo mayor, Aldo Zamora. Es urgente que las autoridades redirijan sus esfuerzos a encontrar a los responsables de los ataques y de la persecución política desatada contra él y su familia.» Nos distraen fabricando culpables, llenando las cárceles de ciudadanos inocentes disfrazándolos de criminales, cualquiera puede ser una víctima más. ¿Ahora qué van a hacer? ¿Regresar la Casa Blanca? ¿La de Malinalco? ¿Devolver todo lo que se robaron? ¿Castigar a los verdaderos delincuentes? ¿Dejar de fomentar al crimen organizado y la inseguridad para imponer sus reformas? ¿Qué tan bien entendieron el mensaje?