viernes, 2 de diciembre de 2016

NUESTROS DEMOCRÁTICOS PIGMEOS

Joaquín Córdova Rivas Meterse a las entrañas del imperio y arrancarle una estrella a la bandera de las barras y las estrellas, no cualquiera se atreve y lo hace. Porque eso era la Cuba del “demócrata” Fulgencio Batista, una isla que utilizaba la mafia norteamericana para hacer los negocios que en el continente, supuestamente, tenía prohibidos: los juegos de azar en los casinos, la prostitución de alto nivel, el consumo de las drogas más populares —incluido el alcohol— entre políticos, ricos y mafiosos que muchas veces eran los mismos. Bueno, hasta se atrevieron a instalar una base militar —en Guantánamo—, que persiste y es una de las vergüenzas de la civilización humana, donde se práctica la detención ilegal por simple sospecha y la tortura. Allí sí ¿cuáles derechos humanos? Para recordar y haciendo uso de la infaltable Wikipedia: «De vuelta en el poder, Batista abolió la Constitución de 1940 y suspendió las libertades políticas, entre ellas el derecho de huelga. Se alió con los ricos terratenientes de la isla que poseían las más grandes plantaciones de caña de azúcar y presidió una economía estancada que amplió la brecha entre cubanos ricos y pobres. El gobierno cada vez más corrupto y represivo de Batista comenzó a enriquecerse de manera sistemática explotando los intereses comerciales de Cuba y realizando lucrativos negocios con la mafia estadounidense, que controlaba los negocios de drogas, prostitución y juego de La Habana. En un intento por sofocar el creciente descontento de su pueblo, que se manifestó en numerosas ocasiones a través de huelgas y disturbios de estudiantes, Batista estrechó la censura sobre los medios de comunicación y recrudeció la represión de los comunistas a través de violencia indiscriminada, torturas y ejecuciones que costaron la vida a unas 20.000 personas. Durante la década de 1950, el régimen de Batista recibió soporte financiero, logístico y militar de Estados Unidos.» También se nos olvida que, producto de la represión y de las miserables condiciones de vida de los trabajadores azucareros, los movimientos de corte comunista y socialista databan de décadas antes del regreso de Fidel Castro y sus revolucionarios, Batista fue el encargado, como jefe del ejército, de reprimir esos movimientos obreros entre 1934 y 1940, pero de eso nadie quiere acordarse. Una revolución armada, del tipo en que un puñado de ilusos se propone hacerle frente a una maquinaria militar que los rebasa con mucho y además apoyada por una potencia de la época, para triunfar tiene que mimetizarse en una amplia base social, que harta de los abusos de los poquitos contra los muchos, permita y potencie las acciones para socavar una “legalidad” insoportable. Nada más democrático que un movimiento de este tipo, por encima incluso de nuestros procesos electorales, siempre comprados, amañados y traicionados por castas políticas que se eternizan más que los llamados “dictadores”. Cambian de puesto, pero siguen siendo los mismos intereses, la misma corrupción, la impunidad rampante y el saqueo sin medida ni límite legal alguno. Los “barbudos cubanos”, a pesar del bloqueo económico y de todo tipo impuesto por la potencia del norte, despertaron la esperanza y la imaginación de buena parte de nuestro continente, de los jóvenes de esos tiempos, que no podíamos esconder el asombro de que hubiera quienes, desde su vulnerabilidad, pusieran a patinar al gigante de los pies de barro. Pero la muerte nos iguala a todos, la de Fidel Castro, a los 90 años, sirve para tomar posición, como punto de referencia para lo que fue y pudo ser —para bien o para mal— el mundo unipolar que muchos quieren sin detenerse en las consecuencias. De lo dicho y publicado me quedo con lo escrito por John Carlin “El dictador y los pigmeos” para los diarios Reforma y El País: «Cuba era su propiedad, pero ¡qué propiedad! ¡Y cómo la transformó! Antes de que Castro tomara el poder en enero de 1959 Cuba era de poco interés para gente de fuera a no ser que fuesen importadores de tabaco o de azúcar, mafiosos estadounidenses huyendo de la ley o turistas estadounidenses con impulsos libertinos buscando escapar del puritanismo de su país. Después de su triunfo, Castro exportó la revolución armada a media América Latina, inspiró a la izquierda en todos los países donde no gobernaba el comunismo, envió un enorme ejército a luchar en África y, con la ayuda de sus amigos soviéticos, acercó al mundo entero como nunca a la posibilidad del aniquilamiento nuclear. Todo lo cual me parecía difícil de creer estando en Cuba, viendo los pocos coches que transitaban por las maltrechas calles, lo limitada que era la dieta de los cubanos, lo humildes que eran sus hogares. Pero también vi que a cambio de someterse a la voluntad de su Luis XIV tropical ("el Estado soy yo"), y a diferencia de lo que veía en todos los demás países latinoamericanos, nadie pasaba hambre; la salud era gratis y de alta calidad para todos; el sistema de educación era admirable. Recuerdo haber pasado toda una noche caminando por La Habana con media docena de profesores jóvenes. Intimidado por la amplitud de sus conocimientos, se me ocurrió cambiar el tema a la literatura inglesa, lo que había estudiado en la universidad, pero ahí también me tuve que rendir una vez que se pusieron a hablar de la poesía de Ezra Pound. […] Fue un personaje casi de ficción. Piense lo que uno piense de su ideología o de su sistema de gobierno, lo que nadie puede dudar es que fue un coloso en el escenario mundial, heroico en su narcisismo y en su hambre de poder, sin duda, pero también un líder luminoso, un hombre audaz, un genio de la persuasión política que supo en sus entrañas, como Napoleón o las grandes figuras de la mitología griega, que había nacido para la grandeza. […] ¿Un dictador? Sí. ¿Brutal? Sí. Pero también un líder con una visión generosa de lo que debería ser la humanidad, inspirada en lo mejor de aquella enseñanza cristiana a la que se refirió en aquel último texto que publicó. Ahí también citó con aprobación una frase de la Declaración Universal de Derechos Humanos: "Todos los hombres nacen libres e iguales en dignidad y derechos". Castro, en realidad, no tuvo igual, por más que predicara la igualdad. Para bien o, según el punto de vista, para mal, todos los líderes políticos de hoy, empezando por el futuro Presidente de EU, son unos pigmeos.»

NI AL CASO

Joaquín Córdova Rivas Esperaba alguna reacción, después de todo el tema educativo atrae los reflectores cada que el titular de la SEP Aurelio Nuño se presenta en alguna de las escuelas públicas de educación básica —a la media superior ni caso le hacen—, a echarse un rollo mareador frente a los niños que no tienen por qué servir de escenografía, sin ser los destinatarios de los mensajes políticos. Si acaso la prensa nacional y algunos analistas siguieron mencionando que los resultados de la prueba PLANEA 2016 —Plan Nacional para las Evaluación de los Aprendizajes—, son igual de malos que los del año pasado. Y no se le puede rascar más atrás porque se llamaba ENLACE y cambió su estructura para evitar las comparaciones, aunque el pretexto fue el de incorporar aspectos nuevos y necesarios acordes con la fallida reforma educativa. Pero en los estados, o al menos en nuestro Querétaro, tampoco hubo reacciones de la estructura educativa local —que está convertida en un cascarón vacío pero muy caro, porque las decisiones importantes se toman en la SEP federal—, y es que seguimos con la mala costumbre de borrar la historia cada sexenio, y como la prueba del 2015 cayó en el anterior y la del 2016 en el actual, pues tampoco se esfuerzan por hacer análisis alguno y comprobar si se puede aprender algo. En el laberinto burocrático donde muchos se meten, pero nadie tiene responsabilidades, el diseño de la prueba lo hace el INEE, la aplicación corresponde a la SEP, el procesamiento de datos regresa al INEE, la difusión la hace el INEE a través de la SEP, y así se la pasan de uno al otro. A final de cuentas nos previenen de 7 características de PLANEA que hay que tomar en cuenta al momento de consultar los datos, mencionaremos las cuatro primeras —aunque no establecen prioridad ni jerarquía—: «Es una prueba objetiva y estandarizada. Está alineada al Marco Curricular Común, en particular a los campos disciplinares asociados con las competencias de Lenguaje y Comunicación (Comprensión Lectora) y Matemáticas. Está conformada por 110 reactivos de opción múltiple, 50 que evalúan Lenguaje y Comunicación (Comprensión Lectora) y 60 de Matemáticas. Es una prueba criterial que NO está diseñada para derivar conclusiones al respecto del desempeño de las escuelas o los docentes.» Esta última es la que llama la atención, si no sirve para lo que debe de servir entonces ¿para qué hacerla? ¿qué país hace una evaluación censal de su sistema educativo que no sirve para concluir algo? Supongamos que sus resultados retroalimentan el quehacer cotidiano de docentes, directivos, escuelas, estudiantes y padres de familia, entonces estaría justificado el gasto y el esfuerzo, pero ni eso. La forma en que se procesan y presentan los datos no sirve de nada, además no se hace difusión de los mismos ni se motiva a que los escolapios que la hicieron vean sus resultados individuales. Para colmo, los resultados para educación básica solo están disponibles por escuela, por grupo o por alumno, no hay resultados por estado o nacional, el argumento puede ser la falla en la cobertura que fue de menos del 80 por ciento, si se dice que fue por la oposición de la CNTE es falso, Yucatán apenas reporta una cobertura del 7 por ciento, en otros apenas se evaluaron las escuelas de CONAFE o faltaron las privadas, en fin, la variedad de problemas no aclarados para su aplicación impiden las comparaciones, al menos esa sería la excusa. Para media superior tenemos que Querétaro alcanza porcentajes, en comprensión lectora — «La evaluación del área de Lenguaje y Comunicación (Comprensión Lectora) explora la capacidad del alumno para comprender, analizar, interpretar, reflexionar, evaluar y utilizar textos escritos, mediante la identificación de su estructura, sus funciones y sus elementos, con el fin de desarrollar una competencia comunicativa y construir nuevos conocimientos que le permitan intervenir activamente en la sociedad.»— en el 2015 y 2016, en ese orden, de 36.0 y 37.6 en el nivel I, Insuficiente, es decir, en el peor nivel de logro hubo un pequeño incremento; en el nivel II, apenas básico, tenemos 21.9 y 27.9 un incremento de 6 puntos; en los niveles de logro deseables, señalados como bueno y excelente, en el mismo orden temporal tenemos 26.9 y 23.3, un retroceso de 3.6, en el nivel de logro IV teníamos 15.3 y ahora es de 11.2, una diferencia en contra de 3.9. En resumen: nada qué festejar y sí mucho de qué preocuparse. Las citas son de: http://planea.sep.gob.mx/ms/ En matemáticas —«explora la capacidad para identificar, interpretar, aplicar, sintetizar y evaluar matemáticamente su entorno, haciendo uso de su creatividad y de un pensamiento lógico y crítico que le permita solucionar problemas cuantitativos, con diferentes herramientas matemáticas.»—, siguiendo el orden anterior, en el nivel de logro I conocido como Insuficiente tuvimos el año pasado un porcentaje de 43.6 y en este baja un poquito a 42.2; en el nivel II, apenas básico, tuvimos 34.4 y ahora exactamente el mismo 34.4; en el nivel III bueno en el 2015 era de 14.7 y ahora de 17.1 un incremento de 2.4; en el nivel IV excelente teníamos 7.3 y ahora es de 6.3 un decremento de 1 punto porcentual. Lo menos que se puede decir es que estamos estancados. Fuera de las cifras, alarma que nuestros estudiantes que egresan de los diferentes niveles educativos: primaria, secundaria y preparatoria, lo hacen sin lograr los niveles mínimos necesarios exigidos, en teoría, para hacerlo. Nuestros jóvenes —hijos, sobrinos, nietos— están saliendo del nivel medio superior sin comprender lo que leen y apenas manejando las operaciones aritméticas básicas, y eso con suerte. Por experiencia personal puedo afirmar que las nuevas generaciones de estudiantes se perciben con mayores carencias afectivas y académicas que las anteriores, a pesar de los cacareos de una reforma educativa que margina de su diseño e implementación a los mismos muchachos y a los docentes, protagonistas del evento educativo escolar. Pero las autoridades ni al caso, simplemente incrementan el trabajo administrativo de los profesores y directores creyendo que eso mejorará el aprendizaje, pero es el efecto contrario, cosa que tampoco entienden.