martes, 5 de diciembre de 2023

 


LOS FUSIBLES

Joaquín Córdova Rivas

Quien sabe qué tenga en la cabeza, pero no hay ánimo de corregir, de hacer cambios radicales en una manera desastrosa de gobernar.

Las pocas pistas disponibles es que siente que ya terminó de pagar facturas electorales. A los grupos constructores que financiaron su campaña les ha asignado obras y obras sin otro criterio que el gasto millonario e inútil, no hay ganas de innovar en la red carretera o vial urbana, no hay transporte público concesionado eficiente (obvio, para que sea negocio un servicio público concesionado a la iniciativa privada debe ser ineficiente, insuficiente y malo) ni alternativo, del tamaño que exige una metrópoli empantanada en el crecimiento desmedido y desordenado: ni un tren ligero, ni un asomo de línea de transporte eléctrico subterráneo, de superficie o sobre la misma; o aprovechar la difícil geografía para un cablebús; o los pocos lugares más o menos planos para reforzar la red de ciclopistas urbanas (no turisteras, de esas que no llegan a ningún lado) que pasen por escuelas, mercados, centros de trabajo; se trata de gastar y embolsarse lo que se pueda y hasta más.

Cree que en dos años ya pagó la factura política con ese grupo de ultraderecha que le prestó su base ideológica hueca y algunos de sus cartuchos quemados, ya se quiere deshacer de ellos y ellas, mandarlos el exilio senatorial o, en el mejor de los casos, usarlos como fusibles para enjaretarles las corrupciones y desfiguros propios, por eso y sin dejar lugar a dudas, los exhibe públicamente renunciando a botines políticos próximos y anclándolos a los que ahora tienen para culparlos de lo que se pueda.

Cada vez es más claro que se responde al interés personal, primero; y después al del cártel inmobiliario prianista queretano, ese al que no le importa el colapso vial mientras sigan vendiendo casas mal hechas pero muy caras, o autorizándose fraccionamientos populares con viviendas minúsculas en zonas donde ya escasea el agua potable, la energía eléctrica, sin importar si se saturan las vialidades ya caducas o los sistemas de alcantarillado, el chiste es hacer negocio mientras se pueda. Y ahora hasta quieren privatizar el agua y la energía eléctrica, bueno, ya comenzaron, aunque los resultados han sido malos, pero eso solo los hará persistir, total las consecuencias inmediatas no las pagan, todavía, ellos.

Y allí está el proyecto cancelado del tren rápido de pasajeros por la descarada corrupción que se alcanzó a descubrir, porque hubo otras corrupciones que no se han ventilado, como la compra abusiva de terrenos y la autorización correspondiente para construir fraccionamientos, hoteles y edificios de departamentos de muchos pisos, centros comerciales, en lo que sería la terminal ferroviaria de pasajeros. Pero lo tienen todo preparado, sin importar que la infraestructura citadina no está preparada para soportar sus sinvergüenzadas (el incremento del tráfico, no hay vialidades suficientes ni infraestructura hidráulica para darles agua o drenaje, a menos que hagan lo de siempre, quitársela a quien ya la tiene para acaparar lo poco que haya).

La desgracia ciudadana es que al sexenio local le quedan más de tres años, por eso la insistencia de convocar a la consulta de revocación de mandato en un intento de frenar esos intereses sectarios, corruptos, que crecen provocando desigualdades, que despojan de territorios, recursos naturales; que depredan el ambiente y se apropian de lo que debería ser propiedad social para privatizarlo todo sin importar las consecuencias.

Hay que tener memoria y que las consecuencias las paguen los que provocan los problemas, tantas horas perdidas en el tráfico, tantos accidentes, tanto desgaste por llegadas tarde al trabajo, a la escuela, a las consultas y urgencias médicas. Tanto maltrato y ninguneo. Tanta imposición hasta para pagar placas vehiculares que se despintan (todas, aunque a diferente ritmo). Y todo para privilegiar a los mismos de siempre, porque a las comunidades y poblados de donde se trae el agua o por donde pasan los acueductos no les toca nada, si acaso son “beneficiados” por escasas obras públicas a costos injustificados, o apenas servir para la foto que justifica programas que existen en la realidad solo ese día y en la eternidad de la prensa comprada (o vendida, como quieran llamarle). Exagero, sí les toca algo, la represión policiaca si protestan, si expresan sus demandas; se les vuelve invisibles o se les sataniza, como si evidenciar lo que muchos saben y padecen fuera peor que los pecados de estos gobernantes corruptos e ineficientes.

Ismael Serrano - Fábula De Los Conejos (Vídeo Oficial)

domingo, 18 de abril de 2021

ESTÚPIDA OBEDIENCIA

 


ESTÚPIDA OBEDIENCIA

Joaquín Córdova Rivas

 

La pandemia ha dejado salir lo mejor y lo peor de lo que somos. Los medios de comunicación masiva se han dado vuelo mostrando lo que, a su pobre juicio, dictado más por la búsqueda de audiencia que por lo ejemplificante del caso, creen que es lo que debiera ser públicamente imitado o condenado.

 

Y vuelven viral la excepción y no la regla, los cantantes de ópera en los balcones de alguna ciudad italiana como si todo el país estuviera cantando, o las multitudes chinas o japonesas que están casi condenados a usar el cubrebocas para no respirar tanta porquería que flota en el ambiente de sus contaminadas urbes, como si fuera muestra de la disciplina que hay que imitar para sacarle la vuelta al coronavirus. O los elogios a la aplastante e invasiva cyber vigilancia que en esos y otros países lleva a saber dónde y en qué momento está cada ciudadano.

 

Pero lo peor es esa aparente conformidad para seguir reglamentos, medidas aparentemente legales, ocurrencias de gobernantes ignorantes, pero con muchas ganas de hacerse notar y obedecer. Y allí está el problema: nos acostumbramos a obedecer sin cuestionar, anulando el sentido común, lo aprendido en milenios de historia, lo que nos ha dejado la academia y la experiencia ancestral, para seguir instrucciones aplicadas por aparatos “de seguridad” que no tienen absolutamente nada que ver con el control, contención o solución de un problema global como muchos de los que padecemos.

 

Y hacemos caso y hasta justificamos los “filtros sanitarios” en las carreteras, que violan flagrantemente la libertad de tránsito, sin ninguna manera de demostrar su efectividad más que contando el número de vehículos revisados, o los que se impidieron seguir en su viaje, como si eso limitara los contagios. Llegamos a la tontera de dejar pasar a quienes muestran un código de reservación de un hotel o restaurante, como si los contagios tuvieran relación directa con la capacidad económica de los viajantes. Aquí valdría la pena recordar el repudio que provocara esa propuesta hecha por el infumable gobernador de Guanajuato y el presidente municipal de su capital que se lamentaba del turismo que “no gasta” y solo abarrota las calles y las ensucia, en su pobre visión del “turismo” que ellos mismos promueven. Pues bien, ese repudio pronto se olvidó y ahora se justifica para impedir el libre tránsito por carreteras estatales o federales basados en una campaña de miedo que paraliza las neuronas ciudadanas.

 

¿Cómo se mide la capacidad de afluencia a una playa, a un bosque, a una plaza pública, a un centro comercial? A capricho, no hay de otra. ¿A poco aplican un “coeficiente” para dividir el número de metros cuadrados entre el volumen medio que ocupa un mexicano obeso, típico producto de la mala alimentación impuesta por la industria de la chatarra ultraprocesada? ¿O consideran la marea y la fase lunar en el caso de las playas? ¿Miden también el espacio que ocupa la mercancía en un supermercado, tienda de conveniencia o changarro cualquiera? Claro que no, mandan a alguien que “a ojo de buen cubero” dicta el número de clientes permitidos en cualquier espacio que se le ponga enfrente, con la sabiduría que le da una credencial plastificada, quizás un chaleco mugroso por exceso de uso y falta de lavado y la presencia de algún policía malencarado y harto de seguirle la corriente a esos dictadorcitos que refuerzan la discrecionalidad y abuso de sus meros jefes. Esos que admiran en secreto, porque en público es políticamente incorrecto, a los Franco, Pinochet, Videla, Plutarco Elías Calles o cualquiera que se les parezca sin importar tiempo, lugar o daño histórico.

 

No se les olvida, es que ignoran que cualquier actividad humana implica la presencia social de otros semejantes, hasta el consumo tiene que ver con rituales de comunicación, de vanidad, de comparación, de opinión. De tristeza y estupidez ver librerías vacías que impiden la entrada de dos personas que, con sus propios gustos, expectativas y carteras, que practican el arte de buscar y dejarse conquistar por autores, temas o libros que les llamen la atención, con la absurda regla de no dejar entrar más que una persona por grupo o familia; y en lugar de orientar sobre su materia se contratan “vigilantes” destinados a impedir la compra, la recomendación, el compartir expectativas. Las librerías y espacios culturales convertidos en una ampliación de la absurda lógica reglamentaria que anula el criterio propio, que convierte a empleados en responsables privados del seguimiento ciego de medidas que no sirven para nada ante una pandemia que han logrado que provoque más terror que ganas de indagar, investigar, cuestionar y superar de manera sana y socialmente responsable.

 

Esos grandes espacios comerciales, a veces al aire libre, que se han convertido en lugares de segregación en donde, con un aparato de sonido permanentemente conectado, repiten incansablemente las absurdas “disposiciones oficiales”, ante los oídos torturados de guardianes y público en general, como si la simple repetición incitara a la estúpida obediencia dictada por legisladores y reglamentadores que parece que nunca pasaron por el bachillerato o alguna universidad que los educara sobre lo elemental de los virus y lo complejo de la genética humana. Pero que quieren justificar su ignorancia y falta de empatía con sus representados o gobernados imponiendo reglas sin sentido y que solo provocan lo contrario de lo que dicen evitar.

 

Ya se está volviendo costumbre observar solitarios automovilistas con las ventanas cerradas y el cubrebocas puesto, o ciclistas y corredores al aire libre con el mismo trapo colgado de las orejas, que se ha convertido en un fetiche más, en algo que por el simple gesto de llevarlo —aunque sea mal puesto, esté sucio o muy usado— impide el contagio de algo que puede ser mortal pero que sigue sin comprenderse. Y nuestros gobernantes abonan esa ignorancia para sembrar miedo, para justificar arbitrariedades, medidas que atentan contra los más elementales derechos humanos.

 

Hay que cuestionar, informarse de fuentes confiables, recordar lo que aprendimos en la escuela, consultar a nuestros viejos, hacer uso de la memoria ancestral, inconformarnos ante el abuso, la mala información y la estupidez.

miércoles, 24 de marzo de 2021

 


DESENCUENTROS

Joaquín Córdova Rivas

 

Alguna vez escuché de uno de mis maestros, de esos que conoce uno fuera de las aulas, de esos que tienen amplia experiencia y reflexionan sobre ella, una frase que bien viene a cuento en este advenimiento de supuestas y reales corrientes feministas y el discurso de las nuevas masculinidades: “a los mitos hay que dejarlos en paz”.

 

El contexto era radicalmente diferente, pero entiendo que hay ciertas características de personajes que finalmente pasan a la historia por su oportuno y temerario desempeño, que hacen prescindibles otras que ahora serían social y políticamente incorrectas.

 

Entre la indiscreción, la impertinencia y el sacrilegio podría pasar el revisionismo de heroínas y héroes si solo nos fijáramos en su desempeño amoroso, en su franca transgresión a la moral imperante de entonces y ahora. ¿Qué sería de la historia oficial de doña Josefa Ortíz si solo nos detenemos en sus afanes amorosos? ¿Se le consideraría protofeminista? En el caso de los masculinos, como el cura Hidalgo que mostraba poco respeto por la virtud de la castidad ¿Se le calificaría de acosador sexual, nos quedaríamos en eso?

 

Si hay algún personaje actual que resulta mediáticamente poco presentable es Félix Salgado Macedonio, según los estándares de belleza o guapura queda en el mismo nivel que el 90 y algo por ciento de mexicanos, vamos, si nos comparamos con el modelo de los personajes cinematográficos que vemos diario en las series de paga estamos feos, además su comportamiento público no siempre es ejemplar, su lenguaje tampoco es adecuado para las buenas maneras. Parece que sí hay diferencia si el cortejo o el acoso viene de alguien guapo o famosillo: Roemer, calcetín con rombos ataca de nuevo | SinEmbargo MX

 

Recuerdo algo que en su momento me impactó, era 1983 si la memoria no traiciona, y al interior del Partido Mexicano de los Trabajadores se procesaba una denuncia contra uno de sus fundadores más respetados, dirigente sindical y ferrocarrilero de décadas de lucha, encarcelado en Lecumberri por 12 años, asesor de la que es ahora la cooperativa de refrescos Pascual, secretario general de ese PMT que se jugaría su registro condicionado en 1985, el histórico Demetrio Vallejo. La denuncia, sustentada por dos compañeras integrantes del CEN era por acoso sexual. Y es que el “chaparrito de oro”, como se le llamaba (Demetrio Vallejo, el indoblegable (lasillarota.com) tenía fama de coqueto.

 

Dicen los que saben, que el protagonista de la novela de Elena Poniatowska “El tren pasa primero” Trinidad Pineda, está basado en el rebelde y congruente líder sindical ferrocarrilero.

 

La sinopsis dice: ««Tuve hambre y frío, sentí que ningún fuego, ningún abrazo me calentarían, pero sé que si un solo hombre lucha y no se deja morir, la vida vale la pena.» Este era un hombre que nació en un pueblo del sur de México. Nunca hubiera salido de él, pero un día el tren pasó frente a sus ojos y en el ruido de esa máquina escuchó el relato de su vida; supo el porqué de la indomable ansia de saber que lo empujaba siempre más allá de sus límites. Y en efecto, a Trinidad Pineda Chiñas, el personaje central de esta novela, el tren lo llevó a todo: a lugares que nunca imaginó, a incontables saberes, oficios, personas, posibilidades, y sobre todo al instante en que habló a sus compañeros ferrocarrileros con tal ardor y convicción que los convirtió en vanguardia de la lucha de los trabajadores. Y pusieron de cabeza al país y al régimen. El tren es la vida. Pero si ser ferrocarrilero es asunto de hombres, ninguno de ellos es nada sin las mujeres. Madres, esposas, maestras, amantes, rieleras, transitan por estas páginas con poderosa presencia, con la fuerza inabarcable que late dentro de cada una. Son lo que los hombres no alcanzan a ser, o ni siquiera imaginan.» El Tren Pasa Primero de Poniatowska, Elena 978-84-204-6983-6 (todostuslibros.com)

 

El asunto terminó con la expulsión de Demetrio Vallejo del PMT, aunque la historia oficial dice que él renunció por desacuerdos en el manejo de la huelga y fundación de la cooperativa de refrescos Pascual que él impulsó, de todas formas, fue diputado federal por el Partido Mexicano Socialista en 1985, año en que murió.

 

Soy de la generación que vio crecer al movimiento feminista en este país, cuando lograron conquistar muchos derechos que ahora dan por sentados, como si siempre los hubieran tenido, pero necesito que alguien me explique ¿qué sería de la historia y de sus personajes si se juzgaran desde las redes sociales o desde ese feminismo —de los muchos que hay— que desconoce la historia y persigue más ser “trending topic” que los cambios a profundidad, a largo plazo, cambiando cotidianidades y fundando instituciones que promuevan y hagan realidad nuevas formas de convivencia?

viernes, 19 de febrero de 2021

 


HOMBRES Y MUJERES GRISES

Joaquín Córdova Rivas

 

Sin brillo, sin destello alguno, interpretando leyes que ni conocen, a conveniencia o por seguir la línea que les llega “de arriba”, porque no hay intento de paridad que los iguale. Son grises en una sociedad diversa y multicolor, quizás porque saben que no se representan ni a ellos mismos, para colmo, algunos quieren seguir en la misma grisura, en el mismo cargo, haciendo sin hacer, desatinando sin querer atinar. Quieren que se les reelija para seguir con lo mismo.

 

El 17 de febrero pasado se realizó la reunión de la pomposamente llamada Comisión de Gobierno, Administración Pública y Asuntos Electorales de la LIX Legislatura, es la encargada, por lo que se puede ver, de alinear el trabajo de las otras comisiones para que los asuntos corran por el carril marcado desde el poder que sí puede.

 

Es más, está todo tan predeterminado que difícilmente se apartan un renglón del guión establecido y leído, a trompicones, sin emoción ni énfasis alguno, por sus exiguos integrantes. No hay debate, no hay ideas ni argumentación posible. Es el apego absurdo a lo que alguien ya escribió desde el aburrimiento, sin creatividad, sin ritmo, sin trama, todo subordinado a un desenlace anticlimático, como esas telenovelas de 600 capítulos que desde el promo se sabe en qué van a terminar.

 

Es la comisión que emitió una serie de cambios legislativos que fueron juzgados de inconstitucionales por la justicia federal, es la que se mete en los asuntos que le competen a las otras y que quieren sacar en un mal llamado fast track sin importar vulnerar preceptos que tendrán que ser revertidos, otra vez, por los tribunales federales, embrollando innecesariamente lo que les estorba; por ejemplo, la progresividad de los derechos laborales; tienen una irracional aversión a que los trabajadores tengan derechos que les garanticen condiciones de vida dignos, no fallan en proponer y aprobar lo que se les ocurre para revertir lo ya ganado; tampoco disimulan en querer aplicar, retroactivamente, preceptos ya superados en cualquier democracia que se respete.

 

Es la que, sin ser la competente, puesto que para eso existe la del trabajo y previsión social, dictamina sobre las jubilaciones de las exmagistradas que se ampararon contra el tope impuesto de 42 mil pesos mensuales, otra vez sin debate, sin argumentos, sin rectificaciones, sin crítica.

 

El pleno del congreso, de mayoría conservadora, tampoco duda en aprobar iniciativas y dictámenes que van en contra de sus representados quienes incluso tienen que recurrir al amparo federal para defenderse de sus supuestos representantes. En un intento de réplica, mal articulado, pero con algunos datos, el presidente de otra comisión, la del Trabajo y Previsión Social, que desaparecería si el pleno aprueba el dictamen de la de Gobernación, mencionó que se habían recibido 531 amparos de trabajadores porque lo aprobado por esta legislatura violentaba sus derechos. Cualquier “legislador” que recibiera tal avalancha de amparos en contra de su trabajo estaría muriéndose de vergüenza y remendando lo mal hecho, pero esta “mayoría” prefiere seguir las órdenes, hasta la ignominia, del ejecutivo o de su partido.

 

La sesión tenía asuntos que suscitaban interés, el principal porque impacta en la vida de miles de familias, las de los trabajadores al servicio de los tres poderes del estado, que se presentó sin el tiempo suficiente para ser conocida previamente y discutida por los trabajadores, los cambios a la ley respectiva que regula sus derechos y su relación con ese patrón que a la vez es autoridad.

 

Entre las “novedades” del dictamen, que ya podría estar votado a la publicación de este texto, porque las prisas son las prisas, está el incrementar la edad de jubilación de 28 a 30 años, la desaparición de las prejubilaciones o prepensiones, que es el periodo que sucede entre que el trabajador, ya con derecho a cualquiera de estos, solicita se dé trámite a su jubilación o pensión y la aprobación del pleno legislativo por ser trabajadores al servicio del estado.

 

Sin el proceso de revisión del trámite respectivo, de la publicación del dictamen para que cualquiera lo conozca y pueda manifestar alguna inconformidad —por ejemplo, que alguien con influencias se haga pasar por trabajador sin haberlo sido o sin cumplir con los requisitos legales—, ahora todo quedara a discrecionalidad de la oficialía mayor o equivalente de cada dependencia, siendo conocido que algunas de ellas no se apegan a lo legalmente establecido —por ello la gran cantidad de amparos— como COBAQ, CEA, el mismo poder legislativo y los municipios según lo mencionó, sin que lo refutaran, el diputado Néstor Gabriel Domínguez Luna.

 

Imaginen a un trabajador de base, de esos que tienen muchos años llegando a tiempo a su trabajo, cumpliendo con lo que le toca y hasta más, que no está sindicalizado o que sus líderes no lo asesoran por estar “vendidos” con el patrón, que no tiene acceso o los recursos para pagar un abogado que le elabore un amparo que lo proteja de alguna arbitrariedad cometida por la oficialía mayor de su dependencia al momento de determinar su antigüedad, o su percepción como pensionado por vejez o jubilado, que queda indefenso ante un poder para el que trabajó pero que no lo respeta.

 

En fin, en estas estamos, me quedó pendiente darle término a nuestro retrato estadístico del censo del año pasado, no se me olvida.

lunes, 8 de febrero de 2021

SE RECIBE CASCAJO


 SE RECIBE CASCAJO

Joaquín Córdova Rivas

 

Lo que para unos ya es simple desperdicio, para otros tiene múltiple utilidad, lo mismo sirve para allanar lo disparejo y dar una falsa percepción de solidez, que para rellenar oquedades o darle algo de firmeza a lo que de por sí es resbaladizo y traicionero.

 

El cascajo político sirve para lo mismo y daría igual que las oficinas de algunos partidos políticos clavaran su letrerito en su puerta principal.

 

No se trata de despreciar a ciertas figuras de la farándula y del deporte que hicieron lo que podían y disfrutan de cierta fama en lo que parece que sabían hacer y que ahora deciden jugar su resto en los escenarios de la picaresca política. Por lo menos aportan algo: su fama pública y el prestigio que puedan tener, otros ni eso. A fin de cuentas, todavía no hay licenciaturas en candidaturas instantáneas, ni maestrías en regidurías negociadas, mucho menos doctorados en diputaciones plurinominales por influencia. En política todos partimos de cero, a menos que alguien tenga un “padrino” que desde las sombras mueva los hilos, cual eficaz titiritero, o se sea parte de la dinastía de los dueños del circo.

 

En las candidaturas locales el cascajo estará representado por aquellos personajes que se cansaron de ser incidentales o secundarios y que quieren ser protagonistas. Aunque a diferencia de estos últimos, saben que el cacicazgo que ejercen todavía en algunos grupos o comunidades está seriamente socavado por una posmodernidad que nunca han entendido, por un proceso de industrialización que los hace ver como obsoletos y prescindibles, por un neoliberalismo que no diferencia entre el pastoreo de base y el corporativismo ideológico —colonialización intelectual dirían los estudiosos— de la tecnología de la comunicación y sus omnipresentes redes sociales.

 

El problema es que se difumina el perfil ideológico que supuestamente es la base de una democracia sustentada en partidos políticos, donde estos, representan formas diferentes de ver y de presentar soluciones a los problemas sociales de toda índole.

 

Cuando tres partidos aparecen “fundidos” en las boletas electorales —presentando el mismo candidato— y uno supuestamente representa las demandas sociales de la mayoría, el otro los intereses perfectamente caracterizados de la derecha política y económica, y el tercero las propuestas históricas y de nueva generación de la izquierda, la existencia de los tres no se justifica. Para acabarla de refundir, los acuerdos cupulares ni siquiera posibilitan la alternancia puesto que apuestan a la continuidad, partiendo de que quien está en el poder tiene mano en la candidatura —común— respectiva. La reelección perpetua y casi sin cambiar de nombres ni de patrocinadores. Lo conducente entonces es pensar que la amalgama de los hipotéticos desiguales la da la pura conveniencia y las ganas de seguir lucrando con el presupuesto público.

 

Y entonces aparecen los partidos que reciben el cascajo político de los tres ya mencionados. El problema es que esos “sobrantes” han formado parte de la estructura antidemocrática y cupular que ahora no los benefició pero que antes les permitió crecer hasta que se volvieron un estorbo. Obvio, vienen con las mismas mañas.

 

Lo que sigue es un guión ya escrito. Los suspirantes se presentarán ante su nuevo partido portando sus mejores galas: yo tengo estructura para controlar el voto de tantas comunidades; yo puedo aportar ciertas cantidades de dinero para comprar votos; yo soy reconocido —aunque sea por sinvergüenza— en todo el territorio; yo represento a las históricas familias caciquiles del municipio y puedo influir en las preferencias electorales…

 

Pero, así como traicionan a sus partidos de origen, son traicioneros con quien ingenuamente les ofrece su registro para seguir con su modus vivendi. No será la primera vez que negocien, en lo oscurito



, una regiduría o una diputación a cambio de prometer un voto diferenciado a la gubernatura. Es decir, llegarán con el candidato que ellos creen ganará para decirle que “su gente” votará por ellos para la planilla municipal, pero que pueden ofrecer que esos votos cambiarán de color en la elección de la gubernatura o de las diputaciones federales, total, lo que está en juego no es la lucha contra la desigualdad social o la corrupción y la impunidad, ni el desarrollo equitativo del municipio, ni la salud, educación o posibilidad de trabajo para sus representados, ni la reducción de la pobreza o la inseguridad, la prioridad es su puesto durante los próximos tres o seis años o hasta donde su incapacidad los deje llegar.

 

Veremos que hacer lo mismo produce el mismo resultado. Si MORENA está esperanzado, como partido político, en crecer electoralmente a nivel local, haciendo esas alianzas con el cascajo de los demás, se encontrará una candidata a la gubernatura con una votación desinflada en comparación con la de algunos municipios. Ni cómo ganar. En lo federal, la izquierda —con los grupos ecologistas, feministas, los que están en pro de un estado de bienestar; contra la pobreza, la corrupción y la impunidad; los defensores de la diversidad social, política y de género; en favor de la educación pública, la salud y demás— tendrá que refugiarse en esas candidaturas e influir en las propuestas, intentar marcar una diferencia frente al acartonamiento de las candidaturas locales, mostrar que el cascajo se queda abajo y no sirve para construir los pisos superiores.